La marquesa finalmente había hecho su presentación en el gran salón con un discurso corto en el que agradecía a sus honorables invitados por asistir a su fiesta. La celebración fue discreta, pretendía ser tan solo un medio de entretenimiento para los pocos nobles vasallos que aún mantenían al marquesado.
Los aplausos resonaban cuando tomaba un poco de aire para seguir hablando, pero Delilah no era capaz de escucharlos mientras recorría el inmenso territorio que conformaba la mansión.
Hasta ahora era consciente de que contaba con más de 100 habitaciones, además de los sitios como la sala, la biblioteca, la cocina, la sala de estudios y los baños. Conocerla había tomado ya un par de horas, pero Andrea no se vio interesado en dirigirse al gran salón como si la fiesta no tuviera ninguna importancia para él. Solo dejó de prestar atención a los alrededores cuando una de las damas de la cocina dio la vuelta a las paredes que conectaban las escaleras con el pasillo en que ellos dos avanzaban.
La dama no se atrevió a acercarse mientras llevaba en sus manos un sobre negro que, a simple vista, no fue importante para Delilah. La joven no podía permitirse dar un paso más al frente mientras Andrea Bathory acompañara a la señorita, deseaba poder entregar el sobre que mostraba orgullosamente el sello noble del barón Aatraea y retirarse sin levantar la cabeza.
Delilah se había olvidado de su familia adoptiva, apenas era consciente de que la fiesta podría haberlos atraído, como si fueran una maldición de la que no se podía librar tan solo por olvidar que existía. Sus días de ahora eran tranquilos, estaba demasiado cómoda como para extrañar la casa de los Astraea.
Caminó hacia la dama con poco interés tomando el sobre, agradeciéndole con una voz amable y concediendo al mismo tiempo el permiso que deseaba para retirarse.
Una vez esa joven se perdió en las sombras de los pasillos, Delilah dudó por un segundo sobre despegar el papel del sobre, podría ser un asunto urgente si se le entregaba en medio de una fiesta, pero nada podría ser más importante que atender a un Bathory.
Inmediatamente Andrea le hizo saber que podía confrontar la situación, en realidad, la razón de que él asistiera a esa fiesta obedecía exclusivamente a la llegada de ese sobre. La chica que usualmente era tranquila ante cuestiones desafortunadas no esperaba que una simple carta escrita por el orgulloso y altanero puño de la baronesa cortaría sus pensamientos por la mitad.
Dentro del gran salón la marquesa se aproximó al lugar donde el conde Salieri había desarrollado una amena charla con la nieta del duque Billeter, el ambiente era agradable a pesar de los rumores sobre que el Conde y Caín tenían una pésima relación. Si bien, el hermano menor de Caín fue nombrado hijo heredero, el conde mantenía una remarcada cercanía con su hijo mayor y tal cual había profetizado Raguel en el pasado; el hecho de que su hijo desheredado fuera el acompañante de una figura tan importante como la de Eilith, mejoró en gran medida su trato hacia él.
La marquesa fue bastante discreta al pedir el consentimiento para llevarse a su hijo, desde luego, la petición fue aceptada y Caín se disculpó para poderse reunir con los otros candidatos caminando hacia uno de los balcones del segundo nivel.
Delilah por su parte, tardó un rato en cambiar su postura, un mensaje tan corto debería leerse en segundos, pero a ella, le estaba tomando mucho más. Deliberadamente soltó un breve suspiro y entonces, selló el sobre de vuelta con el deseo de deshacerse de él. Había cosas que esa chica anticipó y tal vez fue por eso que su rostro no lucía en lo más mínimamente sorprendido.
En ese mismo momento los 5 candidatos escuchaban de la voz de la marquesa pelirroja un anuncio inesperado. Los asuntos individuales de cada elegido no se relacionaban o afectaban a los demás, pero el caso de ilegitimar a alguno de los hijos de los nobles era en verdad lamentable. Una gran fiesta siempre era un lugar interesante, un escenario perfecto para crear posibilidades. Tan solo un ingenuo creería que tales reuniones solo eran pretextos para divertirse.
—Los barones de Astraea han borrado el nombre de Delilah de su registro familiar.
Raguel apenas había ofrecido a Lucrecia un asiento cuando el silencio conquistó la atmosfera.
Los barones nunca tuvieron el interés de disculparse por no asistir a la celebración como lo hicieron los Vizcondes Reines, ni siquiera enviaron regalos o escusas absurdas. Ilegitimar a Delilah significaba que no existía nadie en esa casa con la que tuvieran relación y, por lo tanto, no había ofensa en rechazar la invitación que les fue enviada.
—Para ser una noble de la casa del barón tiene una personalidad escandalosa y desvergonzada.
Andrea conocía el contenido del sobre, aunque la chica no hubiera dicho una sola palabra, la única que no sabía nada era ella misma. Los sobres negros eran usados para un solo propósito. Andrea no lo adivino.
—No soy una hija ilegítima como todos dicen, yo fui recogida por los barones. La baronesa no se equivoca al deshacerse de mí, realmente soy inútil para ella.
—¿Cómo podría ser inútil alguien a quien la casa Bathory favorece?
Un débil brillo de desconcierto resplandeció en los ojos oscuros de Delilah. Andrea no pretendió confundirla hasta ese punto, pero tampoco estaba hablando por mera imprudencia. Si bien ella no estaba tratando de ser modesta, esa era una realidad creada para ofender a la marquesa.
—La baronesa le está diciendo a Lathasha públicamente que se equivocó al escogerte, cómo si la marquesa pelirroja no tuviera racionalidad en sus actos.
Extender la posibilidad de obtener un título noble a una plebeya era lo más absurdo de escuchar. Si esa chica tenía algún valor usando el gran apellido del barón, ahora no era nadie, una sorpresa perfecta para quién despreció a los hijos bastardos de la baronesa. Delilah no tenía ninguna formación, ni influencia, debería solo ser regresada al lugar que pertenecía. Si la burocracia intervenía no debería permanecer en la mansión, ella lo entendió con fácilmente como el futuro que por el cual caminaría.
—No fuiste elegida por la marquesa, tu fuiste elegida por la casa Bathory.
Andrea no permitiría que ella pensara demasiado por culpa de los actos problemáticos de la baronesa, sin embargo, sus palabras resultaron demasiado confusas para alguien que ya estaba bastante impresionada.
Era verdad que desde un inicio las cosas estaban funcionando según los deseos de personas como ellos, quienes tenían un poder inimaginable. Aunque el encuentro con Andrea durante la fiesta de Neil resultó una agradable coincidencia, el de ahora estaba predeterminado a suceder en ese día. No sería nada inteligente intentar oponerse o siquiera intentar encontrar una explicación clara.
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