webnovel

Cap 5 Confesión

La mansión se volvió silenciosa cuando la oscuridad devoró los cielos. El frío que Delilah experimentó en sus delgados brazos fue la única razón por la que decidió apagar las luces de la cocina y dirigirse hacia su habitación. 

Caminó hacia la salida y apenas había tocado el pequeño interruptor, la voz clara e inesperada de Caín la hizo considerar como mala idea el haber creado toda esa oscuridad. 

—Es bastante tarde, no sabía que eras tan diligente. 

El hijo del conde entró a la cocina como si no hubiese notado que las luces habían sido apagadas. 

—¿Siempre duermes tan tarde? 

—Hay una lista de cosas que debo revisar, pronto habrá una gran celebración. 

La débil luz de la luna que entraba por las enormes ventanas hizo fácil distinguir la figura de Caín recargándose sobre la mesa, en un intento por encontrar una posición más cómoda, 

El tema de la fiesta de la marquesa no era algo tan especial como para sentarse a hablar sobre ello, además, recordando la tarde de ese ajetreado día, Delilah no pudo evitar pensar que estaba siendo retenida a propósito. 

—Entonces... ¿has conseguido rechazar a la chica? 

Quiso incomodarlo para apresurar cualquiera que fuera su intención iniciando esa conversación, y a él solo le tomó un par de segundos reaccionar, abandonando su apenas conseguida postura para acercarse a ella. 

—Eilith es una chica que tiene claro lo que quiere y no parece tener alguna intención secreta. 

Aún si Delilah consideró que su respuesta fue bastante buena, no pudo entender porque estaba hablando mientras reducía tanto el espacio entre los dos. 

—Entonces está bien para ti. 

En su intento fallido por apartarse, Caín la sostuvo del brazo para impedir que se moviera. 

—No soy tan fuerte como para controlar el dolor y el odio, por eso es que me he mantenido lejos de las mujeres que buscan algo serio de mí. Tal vez es verdad que estoy un poco trastornado. 

Algo extraño debió haber sucedido en la cabeza de ese hombre porque sus palabras no tuvieron sentido para Delilah. Repentinamente al mirar sus ojos, parecía como si su luz se hubiera opacado. 

—Las mentiras de las personas duelen mucho más de lo que podrías imaginarte. 

Inevitablemente, Caín se vio forzado a recordar algo que estuvo tratando de enterrar en algún lugar de su inconsciente 

—Sabes Delilah, siempre me pregunté si el comportamiento de Layla fue completamente mi culpa. 

—¿Layla? 

Delilah dudó en si debía dejarlo continuar o detenerlo, su expresión era inusual, algo en él estaba cambiando y la fuerza con que inicialmente sostuvo su brazo aumentó. 

Lo que se quedó en el pasado de Caín era algo que podría sucederle a cualquiera, pero las heridas aún quemaban como el día en el que fueron hechas. El ciclo de odio era interminable en su corazón y seguía deseando olvidarlo con todas sus fuerzas, odiaba el miedo que lo destruía cuando recordaba esa pesadilla. 

—Incluso ahora intento creer que puedo ser feliz por ella, forzándome a ser comprensivo, pero soy un hipócrita, al final lo que en verdad deseo es su miseria. Nada puede borrar esa noche en que experimenté el verdadero infierno. 

Su confesión fue vana y poco clara, Delilah no podía saber si aquellos seguían siendo sus sentimientos, o simplemente eran parte de un recuerdo lamentable. No existían palabras que pudieran liberar a alguien esclavizado por un dolor tan profundo. 

Caín levantó su mano derecha para tocar sus cabellos, sus dedos temblaron por un instante, seguramente sus recuerdos seguían torturándolo y fue difícil no sentir pena por él. Respondió a su voz con una extraña pregunta y afortunadamente tuvo el poder de hacerlo volver a sus sentidos. 

—¿Puedo tocarte también? 

Al hijo del conde le costó respirar con normalidad, su rostro se llenó de sorpresa avergonzado de no comprender. 

—¿Por qué querrías tocarme? 

—Creo que al menos debería abrazarte aún si eso no sirve para calmar tu sufrimiento. 

La posibilidad de ser abrazado por esa chica estaba fuera de su razonamiento y no quiso aprovecharse mucho más de la situación. Las mejillas de Delilah se sonrojaron por el silencio, pero las palabras vergonzosas ya habían sido dichas. 

—Es tarde, me voy. Buenas noches. 

Cuando Caín se despidió de esa manera, los latidos del joven corazón femenino estaban fuera de control. Podría fácilmente eludir la realidad entera, pero tendría que haberse vuelto loca si es que en verdad pensó que debería abrazarlo. Con la cara caliente y las mejillas sonrojadas se sintió traicionada por su mismo cuerpo. 

♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠ 

ตอนถัดไป