"Dime, ¿a qué viniste a Kioto?"
*Wooosh*
*Rumble*
*¡Crack!*
¡La energía espiritual del Onmyouji estaba comprimiendo todo dentro de la pagoda!
El piso de madera se estaba resquebrajando, los muebles se hicieron añicos por completo y los escombros comenzaron a girar alrededor de Yuuma, como si quisieran atraparlo.
Era como si la gravedad hubiera aumentado varias veces, pero no hacia abajo, sino que era una fuerza compresora que estaba atrayendo todo hacia un punto en el espacio.
Un punto justo en donde estaba el cuerpo de Yuuma
Cualquier humano se habría aplastado por completo como si se puré se tratara.
Pero Yuuma, quien estaba en medio de todo el fenómeno, seguía sentado como si nada hubiera pasado.
En silencio, nuestro protagonista miraba detenidamente al sacerdote frente suyo.
'Vaya, esto si que es una buena habilidad eh… si lo hiciera en serio me habría dado muchos problemas' – murmuró para sus adentros.
Cunado Abe no Seimei liberó su energía espiritual, Yuuma estuvo reacio a entablar una pelea. No es que le tuviera miedo, es que en verdad quería descansar un rato.
A pesar de haber subido de nivel y recuperar todas sus estadísticas a sus valores óptimos, Yuuma estaba mentalmente fatigado como para enfrentarse en un tercer combate.
No obstante, si tenía que hacerlo lo haría, pues nunca rehuiría ante cualquier adversario o enemigo que lo amenazara.
Fue en ese momento que, antes de liberar su poder para contraatacar, se dio cuenta que el "ataque" del sacerdote no era en si un verdadero ataque.
Es más, si bien era una técnica muy novedosa, la fuerza con la que se estaba ejecutando era algo irrisorio apara alguien en el nivel actual de Yuuma.
De las estadísticas mostradas por el sistema, Abe no Seimei tenía un MP de 3000 y un HP de 2900, así como una potencia de fuerza 200 veces comparada a la de un humano promedio.
Eso estaba muy por encima de su actual nivel.
Por lo que, en teoría, si quisiera atacarlo, no lo atacaría usando una potencia de energía espiritual que, a lo mucho, podría ser veinte veces la fuerza de un humano promedio.
No era que el sacerdote se estuviera confiando ni que fuera un espíritu arrogante, pues no tenía cara de estúpido. Sino que, muy posiblemente esté haciendo esto para probarlo.
Al menos eso creía Yuuma, pues si en verdad utilizara esta habilidad de compresión espacial con todas sus fuerzas, bueno, en verdad la pasaría fatal.
Por ello el muchacho solo alzó una pequeña barrera a su alrededor, evitando que los escombros se le pegaran al cuerpo, dejando que la pequeña fuerza gravitacional tratara inútilmente de comprimirlo.
"No pensé que famoso Abe no Seimei recibiría así a los visitantes a su templo, parece que los años te hicieron un viejo cascarrabias"
Yuuma sonrió y se puso lentamente de pie, sacudiendo parte de su destrozada ropa.
"No busco problemas contigo viejo sacerdote, solo tengo que saldar algunas cuentas con un pervertido y enano Dios sintoísta que le gusta raptar a adolescentes, ¿Por casualidad lo conoces?"
El sacerdote miraba detenidamente a nuestro protagonista, evaluando sus movimientos, sus palabras y su expresión corporal, analizando cuidadosamente su forma de comportarse detenidamente.
*Wooosh*
Luego de un momento, la presión que se generaba desapareció por completo, haciendo que todos los objetos comprimidos cayeran sobre el resquebrajado piso.
"Hooo… parece que eres más inteligente de lo que pareces eh, sabes analizar bien la situación y no reaccionas estúpidamente ante cualquier provocación"
El sacerdote sonrió. Luego, con un movimiento de su mano, una tenue energía cubrió toda la pagoda y, como si fuera magia, las cosas destruidas volvieron a ser restauradas.
"Buen truco" – Yuuma murmuró.
"Vamos, caminemos un rato" – el sacerdote no dijo nada más, se dio media vuelta y salió del lugar.
Yuuma alzó una ceja al comprobar que su suposiciones eran correctas, el sacerdote lo estaba probando.
Pero, ¿Por qué?
No lo sabía, pero no tenía prisa por saberlo, al menos no en estos momentos.
La paciencia es una virtud, y Yuuma ciertamente sabía cuándo hacer o decir las cosas. Podía sacar algunas ganancias de este encuentro.
Sin esperar respuesta, el sacerdote salió de la pagoda caminando relajadamente.
"¿Sabes algo a cerca de ese Dios sintoísta al que quieres enfrentar?" – el sacerdote preguntó cuando Yuuma lo alcanzó.
"Se que es un pervertido y enano Dios sintoísta que le gusta raptar a adolescentes" – Yuuma respondió graciosamente –"Bueno, solo se eso"
"¿Nada más?" – Una gota imaginaria de sudor recorrió la frente del sacerdote – "¿Por qué quieres enfrentarlo entonces?"
"Bueno, te podría decir que lo hago por la justicia y toda esa basura, pero la verdad es más siempre. Le hice una promesa a una niñita, así que no puedo retractarme"
El sacerdote se giró y miró detenidamente al muchacho.
¿Acaso estaba demente o era otro idiota que quería probar suerte?
En todo el milenio que llevaba en este mundo, muchos hombres y mujeres expertos en espiritismo que, ebrios de poder, intentaron infructuosamente enfrentarse al Dios costra el cual Yuuma quería pelear.
Incluso en el pasado él mismo pensó que podría hacerle frente y derrotarlo.
'Suena como lo que diría un idiota… pero este tipo no parece ser un idiota'
"Ah, pues, déjame decirte algo sobre este Dios al que piensas enfrentar" – el sacerdote sacudió la cabeza.
Se detuvo frente al santuario principal, alzó una mano y unas luces comenzaron a aglomerarse, formando un pequeño sistema solar.
"En la antigua astronomía, la cual estaba fuertemente influenciada por el Taoísmo, se creía que los planetas tenían cada uno un reflejo, el cual se encontraba en el mundo paralelo al nuestro. Esos reflejos aparecían en el mundo de los espíritus y permanecían ahí"
De repente, el planeta más grande de todo el sistema solar aumentó de tamaño, ocupando toda la mano del sacerdote. En su sombra, cientos de ojos comenzaron a formarse, dando una figura horrible.
"Sin embargo, el reflejo de Júpiter adquirió conciencia y cruzó hacia nuestro mundo hace más de cuatro mil años, asentándose en el continente, en china específicamente. Desde entonces fue apodado como el planeta del infierno"
El planeta Júpiter en la mano del sacerdote comenzó a oscurecerse. Pronto, una especie de miasma negro comenzó a filtrase, y como si fuera brea se deslizaba lentamente.
"Los espiritistas Taoístas chinos del pasado lucharon contra él, pero fue en vano, pues su poder creció y creció hasta adquirir el nivel de una divinidad. Los antiguos Onmyouji de china creían que ese Dios es la personificación suprema de la malignidad del mundo, el encarnación estelar más temida"
Las imágenes que se formaban en la mano del sacerdote comenzaron a mostrar escenas horribles, de muerte y destrucción.
"Como el planeta Júpiter es la estrella que representa a los gobernantes en la tierra en las culturas antiguas, ese Dios adquirió el sobrenombre de Dios estrella… Taisai Seikun"
El viento nocturno se agitó con la mención de ese nombre, dándole un tono dramático al ambiente.
"Taisai Seikun… Dios Estrella… en verdad ese nombre es muy arrogante, al menos para alguien que ni siquiera ha salido de este planeta" – Yuuma murmuró.
"Puede que lo veas de esa manera, pero en esta parte del mundo, la fuerza de ese ser respalda la arrogancia detrás de su nombre" – el sacerdote respondió.
"Bueno, ni tu ni él conocen el verdadero poder del lo que significa 'Dios Estrella' y los seres que llevan ese título… creo que ese enano pervertido se mearía en los pantalones si lo supiera"
Yuuma sonrió para sus adentros mientras que en su mente se arremolinaban recuerdos de su ser principal, memorias sobre un universo en donde seres capaces de borrar sistemas solares enteros pululaban por doquier.
'¿Este planeta?¿Verdadero significado de ser un Dios Estrella?'
El sacerdote giró la cabeza y miró detenidamente al muchacho. Cualquier otro espiritista consideraría que este sujeto es un chiflado charlatán que solo habla tonterías.
No obstante, el sacerdote estaba seguro que este tipo no era un chiflado charlatán. Quiso preguntar que significaban esas palabras, pero se contuvo.
No quería ir más allá del tema que quería hablar ahora mismo.
"Lo que menos importa es su nombre, sino mas bien el poder y las habilidades que ese Dios tiene a su disposición. Me dijiste que vas a enfrentarlo, pero no conocías ni siquiera su nombre. Incluso yo, que tengo tantos años planeando enfrentarlo, tengo un 100% de probabilidad de perder"
El sacerdote miró hacia el cielo y se mantuvo en silencio.
"Sin embargo, el caso puede que sea diferente contigo. Aunque eres joven, tienes una gran cantidad de poder capaz de rivalizar con seres tan fuertes como Shuten Douji, por eso creo que podrás lograrlo. Dime, ¿Cuál es tu plan de acción? Déjame ayudarte a ganar"
Yuuma, quien estaba escuchando atentamente lo que el sacerdote decía, sonrió para sus adentros al escuchar las últimas palabras.
'Jajaja, ahhh… tenías que malograr mi opinión de ti… bueno, veamos como reaccionas a partir de ahora' – Yuuma murmuró graciosamente para sus adentros.
"Puede que parezca tonto de mi parte enfrentar a alguien sin siquiera conocer sus debilidades, pero tengo la confianza de poder obtener la victoria"
El sacerdote puso una mirada complicada ante esta respuesta.
Durante su vida, muchos seres poderosos cayeron ante sus enemigos debido a la gran arrogancia. Muchas de las jóvenes promesas del espiritismo y chamanismo tuvieron finales horribles debido a la soberbia que los corroía.
'Cielos…aunque es fuerte, este humano parecía ser lo mismo que el resto' – Abe no Seimei suspiró con decepción ante este hecho.
Pensó que por fin encontró a alguien para que terminara el trabajo que nunca pudo completar en el pasado. Pensaba en utilizar a este poderosos humano en sus planes para poder derrotar de una vez por todas a ese maldito Dios Taoísta.
Incluso pensó en darle parte de su arsenal espiritual para que tuviera mas opción de lucha y le plantara una buena batalla al Dios Estrella.
Pero, para su pesar, parece que la juventud y el poder habían embriagado la mente del muchacho, haciéndolo alguien imprudente.
"Je, esa expresión en tu rostro y tu inusual silencio me dice que no está muy contento con lo que te acabo de decir" – Yuuma murmuró relajadamente, caminó hasta las gradas de la pagoda principal y se sentó descuidadamente – "Seguro piensas que soy un engreído y confiado ¿verdad?"
"¿Acaso lees la mente?" – el sacerdote respondió graciosamente.
"Ja, ya quisiera, así podría saber que es lo que en verdad quieren las mujeres" – Yuuma rió – "No, no hace falta leer tu mente para saber que es lo que piensas, pues yo también pensaría lo mismo si alguien como yo me dice esa palabras demasiado arrogantes"
Una gota de sudor recorrió la frente del sacerdote al escuchar que, en vez de pensar en otras posibilidades, el muchacho utilizaría la habilidad para leer mentes en cosas mundanas.
'En verdad, un mocoso arrogante e infantil… ah diablos, morirá en el primer encuentro contra Taisai Seikun… al menos su fuerza bruta servirá para subyugar al Dios mientras preparo un plan para matarlo'
"Bueno, entonces no puedes culparme por pensar así" – el sacerdote sonrió irónicamente.
"No te culpo, es lo normal. No obstante, eso pasa por que no sabes mucho sobre el mundo en el que estás, a pesar de tener mas de un milenio de existencia. En el basto universo, la tierra no es más que una mota de polvo estelar"
Abe no Seimei arrugó el entrecejo al escuchar estas palabras.
Era la segunda vez que el humano pronunciaba algo que tenía un significado obvio, pero que sería demasiado fantástico para ser verdad.
Se contuvo de preguntar hace rato sobre lo que en verdad quería decir esas palabras, pero ahora su atención había sido captada.
¿Acaso la confianza de este humano provenía de algo más allá de este planeta?
"Si te dijera que yo no soy de este mundo, ¿Me creerías?"
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NA: Tranquilos, Yuuma no será como esos protagonistas idiotas que revelan su identidad de manera descuidada, esto es solo parte de su plan ( ͠❛ ͜ʖ ͡❛)