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—¿Quién era él?
Karl lo encontró ridículo —¿No eres solo el perro del Señor King?
Ye Xie entrecerró los ojos y lo miró.
De repente bajó la cabeza y se rió —Yo soy King.
Al oír esto, los ojos de Karl se abrieron de par en par incrédulos —¡No, esto no puede ser! Tú...
Aunque ya no quería creerlo, cuando Karl lo pensó seriamente, de repente se dio cuenta de que esa era la respuesta, ¡la única respuesta!
Le gustaba Daisy, y al King también le gustaba Daisy, por eso trataba bien a la familia real.
Después de que Ye Xie presenció su actitud hacia Daisy, la actitud de King hacia él cambió drásticamente de repente. Lo engañó para que hipotecara préstamos y lo hizo arriesgarlo todo. Después de perder, todos los activos en su casa fueron entregados al banco. Es más, debían una enorme deuda...
Tragó duro y entró en pánico —King, por favor escúchame, las cosas no son como tú has visto. Yo... yo...
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