¡Es Como un Dios!

—Eso es porque... —Eso es porque nunca he hecho un movimiento en tu contra —Mason terminó la frase del Presidente Fan—. Una persona no existe simplemente para hacerse feliz a sí misma.

—Debes haber usado mucho dinero para sobornar a mi codicioso cuñado —el Presidente Fan rio.

—No importa. Después de todo, eventualmente regresará a mis manos de todos modos —replicó Mason—. Además, uno debe poner una apuesta para jugar un juego.

En la oscuridad, el Presidente Fan miró a Mason sentado a la distancia y de repente sintió escalofríos.

Porque, en este momento, finalmente se dio cuenta de que había algunas personas a las que no se podía permitir ofender.

—Estoy seguro de que tu primer amor no querrá morir si se entera de que te esforzaste tanto por proteger a su hermano.

Con la mención de un viejo recuerdo, los ojos del Presidente Fan se tornaron de repente rojos.

—Mason, si te atreves a ponerle un dedo encima, convertiré tu vida en un infierno.