¿Qué quieres hacer?

—¡Habla! —Braydon Neal no le importaba este tipo de petición.

Sin la ayuda de estas cuatro personas, probablemente habría caído.

—He estado reprimiendo mi reino de cultivo durante los últimos años —dijo Bryson Janvrin en voz baja—. Recientemente, ya no puedo reprimirlo. Podría romper y entrar al reino santo eminente en cualquier momento.

—Sin embargo, una vez que alcances el reino santo eminente, ¡no podrás entrar en los 99 mundos del nivel del reino santo! ¡Hay un tesoro supremo en el séptimo nivel!

Mientras Bryson hablaba, un atisbo de deseo brilló en sus ojos.

—¿Un tesoro supremo de lanza? —preguntó Braydon con una sonrisa tenue.

—¡Así es! —confirmó Bryson.

Jaron Fadler estaba molesto.

—Pides mucho. ¡No pensé demasiado cuando vine a ayudar a Braydon!

—Eso no es problema. Puedes preguntar y averiguar cuáles son los tesoros supremos de cada mundo pequeño. ¡Yo te ayudaré a conseguir uno a cada uno! —prometió Braydon.