Se despiertan antes que yo. Yo espero a la campanada, pero ellas, de alguna forma, lo hacen antes. Las dos me dan los buenos días y me visten. Ya me he resignado. Luego me besan en la mejilla. Pero no las dejo ir. Quiero un largo beso de cada uno de ellas.
–Eso es malvado. Nos dejas a medias– protesta Song.
Liang no dice nada. Se toca los labios. Resulta un tanto erótico. Pero, como siempre, no hay tiempo para jugar más.
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Hoy estoy copiando la técnica de detectar qi que quiero practicar. He elegido un cuaderno que sé que tiene un defecto. Cuando voy por la segunda etapa, "detecto" el defecto. El cuaderno se descarta y empiezo con otro. Ya tengo una copia más.
He reservado toda la tarde para recoger el agua. No es un problema, es una tarea que nadie quiere. Incluso les hago un favor. Los otros no entienden por qué me gusta ese trabajo. Es agotador. Les digo que me gusta caminar por el bosque. Por supuesto, es mentira. No le dan más importancia.
Esta vez ni me acerco a recoger agua. Tengo de sobra. Me escondo y llamo a Shi. Ella me besa y me promete vigilar sin irse muy lejos. Es bueno tenerla aquí. Además, me avisa cuando tengo que llevar el agua. Concentrado en el qi, es fácil perder la noción del tiempo.
Tras el segundo viaje consigo finalmente abrir los meridianos. Estoy un rato circulando, cuando Shi me avisa de que pronto será hora de llevar más agua. Necesito el tiempo para la técnica de sellado.
Voy con algo de prisas y fallo en el primer intento. Me pongo nervioso. Tendré problemas si no lo consigo. Shi se pone en mi espalda y me abraza con suavidad. Poco a poco me tranquilizo. Después de ello, consigo sellarlo.
–Gracias– le sonrío.
–Date prisa, vas tarde con el agua– me regaña. Pero luego esboza una bonita sonrisa– Felicidades.
Llevo el agua y me fijo en Shi, que me está esperando en el mismo sitio. Tiene unos cuantos frutos y piedras más para llevar al otro lado. La beso y la acaricio. Cuando voy a desnudarla me detiene.
–Aún vas tarde con el agua– ríe.
Cuando vuelvo, no la veo. Ella me sorprende por la espalda.
–Tendrás que darte prisa.
Ya está mojada. Y desnuda. Le hago alzar una pierna sobre mi hombro. Es muy flexible. Ella se apoya con la otra y sobre mí. La penetro mientras la beso. La sujeto por la pierna y el culo. En esta posición solo puedo dar embestidas cortas. Entro y salgo rápidamente. Ella se estremece varias veces. Sus modestos y redondeados senos oscilan sin parar. Sus curvas se muestran ante mí sin recato alguno. Hermosas. Sugerentes.
La he llenado de qi y lo mantengo al límite. Es lo que hemos decidido. Una vez he subido a dos, la prioridad es que ella suba a uno. Así, tendrá más qi para darme. Es lo más práctico. Ha sido idea suya.
Solo tenemos uno pocos minutos. Nuestra respiración se acelera. Nuestras lenguas no se sueltan. Algunos de mis dedos acarician su hermosa pierna mientras la sujeto. Agarro su culo con fuerza y con qi. Acelero mis cortas embestidas hasta que la lleno de mí y ella se tensa por un momento. Por suerte, no cierra la boca cuando tiene un orgasmo. Bueno, no lo hace desde la primera vez que me mordió. Aún se ríe cuando lo recuerda. A mí aún me duele recordarlo.
Me mira y me sonríe. Baja la pierna cuando salgo de ella. Me vuelve a besar. Luego me pega en el culo y se ríe.
–Vamos, mándame ya de vuelta. Tengo que concentrarme en el qi. No te olvides de mi ropa.
Parece más alegre ahora que solo es mía. Que no es explotada como esclava. Que tiene tiempo para ella. Me despido de ella a desgana. Luego me actualizo con el agua. Cuando vuelvo, libero el sello y circulo el qi por los tres meridianos. La sensación de poder es más fuerte. Vuelvo a poner el sello. Llevo más agua. Repito la operación varias veces. Tengo que familiarizarme completamente con el sello y con mi nuevo poder.
Me falta bastante qi para llenarme. No lo podré absorber de ellas esta noche, también tienen que recuperarlo. Tampoco es un gran problema. Solo es cuestión de tiempo. Si puedo usar sexo para acelerarlo, mejor. Pero el sexo es, sobretodo, importante para forzar el contenedor. Aparte del placer, claro.
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En mi habitación me desvisten y me hacen acostarme. Ambas están también desnudas. Song me besa en los labios, en el cuello, en mis pezones. Me acaricia el tórax, mi cara, mi pelo. Su cuerpo voluptuoso se desliza sobre mí, acariciándome también. Sus senos presionan sugerentes. Su partes más íntimas, mojadas, se restriegan a lo largo de mi brazo.
Liang se ocupa de la parte inferior. Restriega su apertura contra mi pierna. Sus manos juegan con los testículos y mi pene. Su lengua lame mi estómago y se mete en mi ombligo. Luego baja y succiona mi miembro. Su boca no es muy grande, pero lo acaba metiendo hasta la garganta. También juega por fuera. Incluso me lo muerde con dulzura.
No me muevo. Les dejo servirme. Es realmente agradable. Excitante. Sus cuerpos frotándose contra el mío. Insinuantes. Prometedores. Al cabo de un rato se detienen. Liang se coloca sobre mí y hace que la penetre. Le aplico qi. Restringe su gemido apretando los dientes.
Song se coloca sobre mi cabeza, de rodillas, dejando su rosada vagina sobre mi boca. Empiezo a jugar con ella con la lengua. Ambas están cogidas de las manos. Liang se mueve arriba y a abajo. Song se contonea ligera y seductoramente. Escucho también sus gemidos contenidos.
Cuando Liang acelera, golpeando mis caderas, añado también más qi. Y ataco la zona más sensible de Song. Mi juego consiste en que se corran a la vez. Al primer intento Song va un poco después, pero lo consigo al segundo. Al tercero, me corro dentro de Liang.
Ellas cambian. Vuelven a acariciarme. Ara es la morena de pechos pequeños la que me besa. La pelirroja de pechos grandes me hace una felación. Esta vez los preliminares duran menos. Song está algo ansiosa por ser penetrada. Se sienta sobre mi miembro, llevándolo hasta el fondo. Liang se coloca sobre mi boca.
Song embiste con menos delicadez. Con menos timidez. Más ansiosa. Liang intenta quedarse quieta, aunque a menudo se incorpora. Las olas de placer la hacen alejarse. Cuando Song empieza a acelerar, agarro las suaves nalgas de Liang. No la dejo escapar más. Ataco su clítoris mientras Song sube y baja. Es una pena no poder ver el rebotar de sus senos o su cara de placer.
Tiene un fuerte orgasmo y se queda quieta. También Liang. Pero entonces yo muevo mis caderas. Song gime de la sorpresa, pero cierra los labios. Embisto con fuerza, añadiendo qi. También succiono el clítoris de Liang. Es un pequeño reto usar el qi con las dos. No tardamos mucho los tres en corrernos a la vez.
Las dos se desploman una sobre la otra. Al cabo de un rato, se recuestan a cada lado. Me besan en la mejilla a la vez.
–No ha estado mal. Hasta te hemos dejado ser un poco malo al final– me dice seductoramente Song.
–Es más fácil trabajar durante el día cuando el cielo te espera por la noche– me abraza Liang.
No sabía que tuviera madera de poeta. No niego que me complace que piense así. Las abrazo hasta que se duermen. Luego me aseguro que no despierten. Deshago el sello y hago circular el qi por todos los meridianos. Es un ejercicio necesario. Si están demasiado tiempo sellados, podría tener que abrirlos otra vez. Luego llamo a Shi.
Me besa. Luego besa a Song en la frente y mira a Liang. Se podría decir que es su sustituta. Le separa suavemente el pelo de la cara.
–Es más mona de lo que cree. Pero tiene suerte. Si no te ven atractiva te molestan menos.
Lo dice como si fuera algo del pasado. De hecho lo es para ella. Luego me mira a los ojos y sonríe traviesamente.
–¿Y bien? ¿Qué habéis hecho hoy?.
Me obliga a contarle al detalle. Ahora que no tiene la presión de ser esclava, que tiene tiempo para descansar y relajarse, se está mostrando más y más atrevida. Y pervertida. Se sienta sobre mi boca, "obligándome" a que le "coma" sus partes. Después se sienta sobre mi miembro y es ella la que se mueve. Me prohíbe hacerlo yo.
Es un espectáculo de lo más erótico. Verla con los labios cerrados y escuchando sus gemidos sofocados. Verla subir y bajar. Su culo aplastándose contra mí. Sus firmes senos rebotando sugerentemente. Sus ojos que me miran con pasión. Con lujuria. Y la sensación de entrar y salir de ella.
La he vuelto a llenar de qi. Por mucho que a mí me falte, no es tanto lo que le tengo que dar a ella. Y la larga es mejor. Cuando suba de etapa tendré más a mi disposición. No es bueno forzar más de dos veces al día, así que intentaremos hacerlo esas dos veces. Si no hay más remedio, será rápido. Si puedo, me recrearé en ella como hago ahora. O ella se recreará en mí.
Después del anterior orgasmo se ha desplomado sobre mí, pero sigue moviendo sus caderas. Es agradable su cuerpo sobre el mío. Sentir sus pechos, sus duros pezones apretándose contra mí. Sus besos lujuriosos. Sus brazos alrededor de mi cuello. Los míos en su espalda. O bajando hasta estrujar sus glúteos.
Es la segunda vez que hoy me corro en ella. Ahora debo vigilar. Ya no come la comida de esclavos. Por suerte, el cuaderno muestra como evitar embarazos. Por una parte resultaría atractiva la idea de tener un niño. Pero también peligrosa. No hay ayuda para el nacimiento. Y estaría limitado a la Residencia. Además, aún soy un esclavo. Quizás en el futuro. Sí, puede que haya un futuro para pensar en ello.
Se queda un buen rato encima de mí. Abrazada a mí. Concentrada. Solo cuando acaba de expandir su contenedor alza su cabeza y busca mis labios.
–Ya es hora de que me vaya. Tienes que descansar– me sonríe con dulzura.
Le acaricio la cara antes de mandarla de vuelta. Esa dulzura, esas sonrisas, antes no las había. No se atrevía. Tengo que asegurarme de conseguirlo. De no morir en el intento. Ya no soy solo yo.