—El día que me enteré y quise decírselo fue la misma noche en que trajo a Zayla a nuestra casa matrimonial, pidiéndome que cuidara de ella como si fuera una anciana —recordó Sabrina con tristeza—. Matilda sintió lástima por ella.
—Lo siento.
—Eso no fue lo peor. Cuando le pedí el divorcio, esa noche aún se acostó conmigo. Amenazó con no firmar los papeles de divorcio si me negaba. Tenía miedo de perder a mi hijo por cómo lo hizo y por la cantidad de veces que lo hizo, pero el feto estaba bien cuando fui a hacerme un chequeo al día siguiente —afirmó Sabrina con tristeza.
No pudo contarle esa parte a nadie más que a Matilda. Esta última se sumió en un profundo pensamiento, sintiendo que, por lo que Robin había hecho, eso significaba que estaba enamorado de Sabrina, pero también sabía que Sabrina no lo creería y, en cambio, preguntó:
—Está bien. Entonces, ¿planeas tener algo con Martín? ¿Sientes algo por él?
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