—Redmond cargó primero a su hijo y luego a la bebé, Lucia, quien lo miró con confusión, parpadearon con sus grandes ojos y extendieron sus manos para tocar su rostro.
—Sofia soltó una carcajada, luego procedió a contarle a Redmond lo que se había perdido.
—Rye y Sofia habían cumplido un año y ahora podían caminar y hablar algunas palabras. Ella le contó algunas cosas sobre lo que a los niños les gustaba y lo que no.
—Lucía era una dulce bebé, pero...
—... no sé cómo decirlo, pero siento que Rye a veces tiene algo de actitud conmigo cuando le doy algo que no le gusta —dijo ella.
—Creo que ha salido a ti —dijo Redmond sin pensar y eso hizo que Sofia alzara las cejas.
—¿Estás seguro? Creo que te equivocas —respondió Sofia.
—Y el resto de su conversación fue realmente bien, aunque se bromeaban de vez en cuando, ya que Redmond adjudicaba los malos hábitos de Rye a que seguía el rasgo de su madre.
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