Iris estaba reacia a estar en el mismo carruaje que Lou, porque él la hacía sentir incómoda, especialmente por su último encuentro y lo exigente que podía ser.
Sin embargo, para alguien como Iris, era difícil negarse, ya que Lou no era agresivo y hasta era amable con ella, al sonreírle suavemente mientras sostenía la puerta del carruaje abierta, esperando que ella entrara primero.
—¿No me digas que tienes miedo de compartir un carruaje conmigo? —Lou le preguntó a Iris cuando vio lo reacia que estaba, mientras su pequeña criada resoplaba detrás de ella, sin gustarle en lo absoluto Lou, pero a él no le importaba en absoluto Hanna—. No te preocupes, no voy a morderte —dijo casualmente, guiñándole un ojo a su cuello, donde los cambiaformas solían marcar a sus compañeros.
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