Sonia miró a Bryan con culpa mientras él se movía por la casa en su silla de ruedas. Todavía le resultaba gracioso que hubieran decidido conseguirle una silla de ruedas electrónica para un esguince menor en lugar de muletas. ¿No estaban exagerando un poco?
—Realmente no quería causarte problemas —dijo Sonia con un suspiro—. Él había estado molesto desde que le hablaron del programa de realidad, y ella podía entender por qué. Si su gerente y editor decidiera organizar un programa de realidad en su espacio personal, ella estaría igual de molesta.
Ya le había estado pidiendo disculpas durante más de tres horas, pero él la ignoraba o hacía comentarios sarcásticos. Tal vez era hora de cambiar su enfoque por uno más efectivo.
—¿No querías causarme problemas? ¿No es eso lo que has estado haciendo desde el momento en que entraste en mi vida? —preguntó Bryan con una mueca
¡Aquí vamos de nuevo!
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