—No habrá un segundo intento. —Raaz negó con la cabeza—. Nunca se hubieran atrevido a actuar en mi contra si no fuera por nuestra prolongada ausencia.
—Y mi difícil relación con la Corona. —Lith añadió la parte que su padre había omitido para no hacerle sentir responsable—. No soy un niño, Papá. No tienes que endulzar la verdad para mí.
—Correcto. —Raaz asintió—. Puede que no seas un niño, pero siempre serás mi hijo. Sé cuán pesada es la carga que llevas a pesar de todos tus esfuerzos para hacerla parecer nada. No puedes culparme por intentar ayudarte de la manera que pueda.
—Gracias, Papá. —Dijo Lith.
Raaz escuchó esas preciosas palabras tan raramente que se conmovió, deseando poder hacer más. Pero continuó caminando, fingiendo que nada había pasado.
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