Celos

El inspector Fin agarró fuertemente el volante hasta que sus nudillos se pusieron blancos. ¡Ese maldito tipo estaba sosteniendo a su mujer por la cintura mientras sonreían en el restaurante!

—¿Cómo se atreven los dos? —Rugió.

Justo en ese momento, su teléfono sonó de nuevo. Sin mirar, presionó el botón de su airpod y gritó: ¡¿Qué demonios quieres?!

—Ay, hombre, me duele el oído —dijo la voz al otro lado.

Sorprendido, el inspector Fin se disculpó de inmediato: —Lo siento, amigo, estaba...

—No hay disculpas entre hermanos. ¿Dónde estás? ¿Todavía en el trabajo?

—No, ¿dónde estás tú? —preguntó el inspector Fin.

—Estoy en un bar, ¿te importaría hacerme compañía?

—¿Dónde estás?...

El inspector Fin y Rex fueron vistos en un bar bebiendo y hablando.

—Hermano, es difícil, la mirada en sus ojos casi derritió mi corazón —dijo Rex mientras bebía de su copa.

El inspector Fin suspiró: —Creo que es hora —dijo.