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Arco 5 - El aroma de la destrucción

El primero en partir fue Yaax. 

Astu contempló cómo su alma se desprendía de su cuerpo bien proporcionado, pero afectado por la edad y el tiempo. Su cabello dorado había perdido todo su brillo, al igual que esos ojos que solían mirarlo con ternura y profundo amor. 

El corazón de Astu no pudo evitar contraerse de dolor. Las despedidas siempre le resultaban tan difíciles. Dejar ir a su hombre lo aterraba por temor a no volver a verlo nuevamente. Años de separación le habían provocado ese pavor, el cual parecía estar grabado ahora en su alma.

Astu quería seguirlo inmediatamente; quería encontrarse con él cuanto antes y sanar ese dolor que lo carcomía por dentro. Pero no podía hacerlo. Debía esperar. Debía permanecer en el mundo primitivo hasta que Rimu muriera y pudiera llevarse su alma. 

Astu cerró los ojos, dejó caer una pequeña lágrima y se dispuso a preparar el entierro de su hombre. Hizo que su cuerpo regresara a la naturaleza, enterrándolo entre la maleza.

Así transcurrieron siete años. Fueron momentos duros para Astu, donde volvió a ser consumido por la soledad. 

Afortunadamente tenía a Rimu, quien le hacía compañía y le hacía recordar que no estaba en su viejo mundo. Había escapado y tenía personas a su lado en las que confiar y depender. 

Cuando la vida de Rimu se terminó, sujetó firmemente su mano y convocó al Dios Bestia. Lumie se hizo cargo de liberar parte de su energía, instruyendo al Dios Bestia en su proceso de vinculación. 

Fue una tarea medianamente sencilla. Lumie era un sistema experimentado con suficiente poder, sumado a que el Dios Bestia era una deidad con un alma poderosa y amplia. No batallaron con los cambios y en unos pocos minutos lo consiguieron.

El Dios Bestias se consolidó como sistema y encarceló el alma de Rimu que yacía flotando alrededor de Astu. Una luz plateada cubrió la tienda cuando se formó el vínculo.

Astu debió cerrar los ojos para no verse afectado por el enceguecedor brillo. 

"Listo"

Cuando volvió a abrir los ojos, se encontró de frente con la nueva apariencia del Dios Bestia. Se trataba de un cachorro león, con una melena dorada pero un cuerpo de tonalidad oscura. Sus ojos destellaban con energía infinita. 

"¿Cómo te sientes?"

Le preguntó Astu. 

El Dios Bestia comprobó su actual cuerpo con asombro y curiosidad. Se sentía diferente. Era una emoción difícil de explicar, pero que nunca antes había percibido. Milenios después comprendería que lo que estaba experimentando en estos momentos se llama libertad. 

"Me siento bien…pero diferente. No lo se"

Astu podía simpatizar con él. Algo similar le había ocurrido cuando empezó el viaje entre mundos. Acostumbrarse a un cuerpo distinto cada vez, le generaba una sensación particular y compleja de poner en palabras.

"¿Te vinculaste al alma de Rimu?"

El Dios Bestia asintió. 

"Si. Actualmente está en la sala del sistema descansando. Utilicé un poco de energía para curar las grietas de su alma. Tomará tiempo, pero se repondrá"

Lumie apareció para interrumpir la conversación. El Dios Bestia se sorprendió ante su forma rosada, esponjosa y diferente a todo lo que conocía. Era como la cría de algún animal amorfo.

"Lamento molestarlos pero humano debemos irnos. Ya nos hemos alejado bastante de esa persona y no puedo seguir posponiendo el salto entre mundos"

"Antes de irnos, vincúlate con el Dios Bestia para que pueda viajar a los mismos mundos que nosotros y sea más fácil encontrarnos"

Lumie hizo como dijo. Unió al Dios Bestia a su base de datos, permitiendo que pudiera acceder al sistema de Yaax. Ahora estarían conectados y podría recibir los mismos beneficios que él. 

El Dios Bestia analizó el vínculo y descubrió varios elementos que atrajeron su atención. Se propuso investigarlos de a poco. 

"Me iré primero. Una vez me asiente en el otro mundo, serás redireccionado automáticamente. No te preocupes y sigue las indicaciones del sistema". Le explicó Astu al Dios Bestia. "Deberás comentarle a Rimu sobre su situación y lo que sucederá de ahora en más"

"Pienso informarle una vez su alma esté recuperada. Bloquearé momentáneamente su memoria para permitir que se recupere y no sufra la presión de viajar entre mundos. Se considerará una persona de ese plano y no te reconocerá, pero es lo mejor para él"

Astu apoyaba su elección. El alma de Rimu se había visto afectada al viajar entre mundos. Aún no podía entender cómo lo había hecho, pero lo cierto es que había sido riesgoso y prácticamente letal. 

Su alma estaba cubierta de heridas y necesitaría tiempo para sanar. La idea del Dios Bestia le vendría bien. Ya tendrían tiempo para ponerse al corriente y saltar de plano en plano como amigos.

"Muy bien. Separémonos por ahora"

Lumie y el Dios Bestia asintieron. Se despidieron levemente antes de ponerse manos a la obra. 

Lumie activó sus poderes y se dispuso a transportarse hacia un nuevo mundo. Ajustó la frecuencia y la identidad que tendría Astu. 

"Nombre"

Astu miró al Dios Bestia con dudas. 

"¿Disculpa?"

El Dios Bestia repitió nuevamente.

"Dime cuál es tu nombre"

"He´An. Mi sistema se hace llamar Lumie. ¿Qué hay de ti?"

El Dios Bestia reflexionó por unos segundos. Frunció el ceño con dolor, como si estuviese exprimiendo su cerebro tratando de recordar algo. 

"Hace mucho tiempo elegí un nombre. Me gustaba cómo sonaba, pero tras largos años de no utilizarlo lo olvidé. No recuerdo exactamente cómo era. Lo único que sé es que iniciaba con Urr; así que llámame de esa forma"

"De acuerdo Urr. Nos vemos en el otro mundo"

Urr asintió y observó como He´An y Lumie se desvanecían. Sus almas viajaban más allá de los límites de este mundo primitivo, hacia un rumbo inexplorado.

Su corazón se infló de expectativa y emoción. Esbozó una leve sonrisa y se preparó para el salto. 

Urr contempló el cielo, que una vez lo había obstaculizado, y dijo adiós para siempre. Por fin iba a escapar de esta jaula.

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Antes de que He´An pudiera abrir los ojos, fue invadido por un desagradable aroma que lo hizo estremecer. No pudo evitar toser cuando sus pulmones se inflaron de humo, cenizas y el olor de las llamas consumiéndolo todo. 

He´An despegó sus pestañas con dificultad y observó su alrededor. Estaba sentado en una especie de tapiz acolchado, mientras el tejado sobre él ardía. La oscuridad de la noche había perdido el control a manos de un fuego salvaje y cruel.

He´An no comprendía lo que estaba sucediendo y tampoco tenía tiempo suficiente como para preguntarle al sistema. Tenía en claro que debía escapar cuanto antes.

"Sistema guíame"

He´An se puso de pie con dificultad. Sentía todo su cuerpo pesado y descoordinado. Quizás había inhalado demasiado dióxido de carbono y sus respuestas ya estaban siendo afectadas.

He´An tosió un par de veces y se cubrió la boca y nariz con las anchas mangas de su ropa. Su vestimenta no era algo que hubiera utilizado antes. Se asemejaba a esos trajes japoneses antiguos. ¿Había pasado de la era primitiva a la época feudal? 

Dio el primer paso pero sus piernas se doblaron y por poco acabó de nuevo en el suelo. Se apoyó rápidamente contra el marco de la puerta y trató de retomar el ritmo. 

Dio el segundo paso y el tercero. Lentamente fue escapando de esa estructura que ardía. Caminó por un largo pasillo, el cual estaba siendo iluminado por las brasas y llamas. 

"¿Ves la ventana al final del pasillo? Será mejor que te arrojes por ahí. La primera planta se está incendiando y no podrás pasar por ahí"

He´An hizo caso a las indicaciones del sistema. Identificó la ventana de la que hablaba y se asomó. Contempló el suelo a unos cuantos metros de él. 

El piso se sacudió de repente. La estructura del edificio se estaba viendo afectada. De seguro las llamas habían consumido algún pilar importante y dentro de poco no quedaría edificación en pie.

He´An no lo pensó dos veces antes de sujetar el marco de la ventana, treparse y saltar. Su cuerpo descendió a toda velocidad hacia una especie de carruaje cubierto de heno. Esto sirvió para amortiguar su caída.

He´An se sacudió de dolor. Sus músculos estaban duros, tensos y emitían descargas de tortura. A eso se le sumaba la incomodidad en su pecho y su visión ligeramente borrosa.

"¡Awwww! ¡Grhaaaa!"

Extraños gritos ensordecieron a He´An. Eran chillidos despavoridos como si se tratase de una bestia dolorida y desesperada. Estaba sufriendo y no sabía por qué. Aunque no tenía el suficiente interés por averiguarlo.

He´An mordió su labio inferior. Intentó distraerse del malestar que lo cubría y se puso de pie. Utilizando el carruaje como apoyo, descendió una vez más hacia el suelo y sus descalzos pies palparon piedras, polvo y arena.

He´An respiró hondo. Inhalo todo el oxígeno que pudo en un intento por reponer la condición de sus pulmones. Su pecho se contraía con cada bocanada de aire puro.

"Sistema ¿Qué está sucediendo?"

Lumie analizó rápidamente la trama y se sorprendió. Le indicó a He´An que buscara un lugar para esconderse cuanto antes.

"Tienes que salir de ese lugar. ¡De prisa humano!"

He´An tosió.

"¿Irme? ¿A dónde? ¿Qué está sucediendo?"

"¡Aghh! ¡Grhaaaa!"

Gritos volvieron a resonar por los alrededores, respondiendo a las preguntas de He´An. El sistema le había recomendado refugiarse y marcharse de ese sitio y ahora podía darse una idea del porqué. Quien sea que estuviera haciendo esos sonidos, no parecía ser amigable. 

He´An continuó avanzando. En medio de la oscuridad, con el edificio ardiendo a sus espaldas, recorrió el lugar al que había llegado. Parecía estar circulando por una calle céntrica con edificios, casas y puestos de comida a ambos lados del camino. Se trataban de construcciones japonesas antiguas que He´An reconocía de un drama que había visto hace tiempo.

Lo que más le llamaba la atención era la ausencia de movimiento. No se veían personas por los alrededores. El silencio era profundo, haciéndole dudar sobre si no era la única persona en este lugar.

"Huff huff"

"Grrrrh"

"Ahhh…Ahhh"

Diversos quejidos y gruñidos se escuchaban cada vez más cerca. Esto hizo erizar los vellos de la piel de He´An. 

Inmediatamente determinó que no podía seguir así. Caminar a ciegas, y en su condición, no era una buena opción. Hasta que no descubriera que eran esas cosas, y lo que podrían hacerle, la mejor alternativa era esconderse.

He´An se encaminó hacia una vivienda; abrió la puerta, sin preocuparse por llamar, y se refugió. Se aseguró de trabar la entrada, colocando sillas y muebles.

Cuando se sintió a salvo, sus piernas no pudieron aguantar por más tiempo y acabó cayendo bruscamente al suelo. No podía evitar temblar y respirar de forma entrecortada. ¿Qué estaba pasando con su cuerpo? ¿Por qué se sentía de esa manera?

"Sistema…¿que…qué está…pasando?"

"Estás en celo humano. Es lo peor que podía pasarte en estos momentos. Serás descubierto"

¿Celo? ¿Qué significaba eso?

"¿Qué quieres decir? ¿Seré descubierto? ¿Por quién?"

Lumie se manifestó. Su esponjoso pelaje se sacudió con su repentina aparición. 

"No tenemos tiempo para explicaciones. Primero intercambiaré mi energía por un antídoto"

Lumie buscó en el centro del sistema y extrajo una jeringa con un líquido amarillento. Se la entregó rápidamente a He´An y le solicitó que incrustara la aguja en su cuello.

"Si lo haces así será más eficaz. ¡Rápido!"

Si hubiese sido en otra ocasión, unos cuantos mundos atrás, He´An habría desconfiado de lo que el sistema le entregó. Sin embargo, cuatro mundos habían transcurrido y muchos años habían pasado juntos. Conocía medianamente su carácter e intenciones. 

He´An podía creer parcialmente en él. Tal es así que tomó la jeringa y se inyectó el líquido detrás de la nuca. Percibió como un frío lo envolvía, llevándose consigo todo los dolores que lo atormentaban.

Dio un suspiró de alivio. La inyección había surtido efecto y hasta podía respirar con mayor tranquilidad. Si bien su cuerpo seguía débil, se encontraba mucho más manejable que antes. 

"No parece que nos hayan descubierto. Estamos bien por ahora"

Muchas eran las dudas que cargaba He´An. Necesitaba conocer la trama cuanto antes. 

Se acercó hasta lo que parecía ser la cocina y tomó asiento en un banco de madera. Estiró sus piernas y las masajeó con cuidado. Presionó cada tramo de esos miembros largos, delgados y blancos. 

"Sistema, envíame la trama. Quiero ver que está sucediendo en este mundo"

Lumie hizo lo que dijo. Le entregó la historia de este plano, provocando que He´An abriera ampliamente los ojos. Una maldición se escapó de su boca, acompañada de un odio y un rencor sin precedentes.

"Malditos dioses. Crearon…a un protagonista abominable"

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