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Siete. La pandilla de La Push.

Después de la escuela fui directamente a mis clases de baile como era normal. Al terminar las dos horas de clase fui directamente a mi casa para bañarme rápido y cambiarme con algo casual para después ir a La Push y encontrarme con Jacob.

—Hola, Elina. —dijo este en cuanto me estacione.

—Hola, Jacob. —dije mientras levantaba una mano y saludaba a Billy que estaba mirando por la ventana.

—Vamos a trabajar. —me susurró Jacob muy entusiasmado.

Nos reímos y caminamos hacia el garaje, en cuanto llegamos me quedé en shock cuando vi que la motocicleta roja estaba de pie.

—Wow, Jake, esto es increíble. —dije asombrada.

Inflo el pecho con orgullo y se echó a reír.

—Me obsesiono cuando tengo un proyecto entre manos. Aunque lo habría alargado un poco más si tuviera un poco de cerebro. —

—¿Por qué? —

Miro al suelo y tardo en contestar.

—Elina, ¿Qué habrías hecho si te hubiera dicho que no podía arreglar las motos? —

Tarde un poco en contestar.

—Bueno, te hubiera dicho que no habría problema y te hubiera invitado a buscar a alguien que las pudiera arreglar, pero de todos modos estaríamos juntos hablando o haciendo las tareas. —

Jacob sonrió más relajado y se sentó a un lado de la moto para comenzar a repararla.

—Entonces, ¿Me estás diciendo que seguirás viniendo cuando haya terminado? —

—¿Eso querías preguntarme desde el principio? Y yo pensando que me estaba aprovechando de ti, obvio que seguiré viniendo, al menos que te aburras de mí y no quieras que venga. —

—¿Seguirás viniendo, esperando ver a Quil? —preguntó con diversión.

—Huy, descubriste mi plan. —dije con sarcasmo.

Se rio.

—¿De verdad te gusta pasar tiempo conmigo? —

—Claro que sí, y para que veas que no te miento el miércoles haremos algo diferente. —

—¿Cómo qué? —

—No sé, pero algo se nos ocurrirá, talvez podemos ir a mi casa y hacer los deberes, no quiero que te atrases. —

—Lo de hacer la tarea suena bien. —dijo Jacob con una mueca.

—Si, no creo que Billy y mis padres se tomen bien que nos atrasemos, hay que empezar a ser responsables. —

—¿Tarea una vez a la semana? —

—Que sean dos. —sugerí.

Suspiro pesadamente. Quito la caja de herramientas y de una bolsa de supermercado saco dos sodas, abrió una y me la paso, después abrió la otra y la levanto haciendo un brindis.

—Por la responsabilidad. Dos veces a la semana. —

—Y por la imprudencia los demás días. —dije divertida.

Sonrió e hizo chocar las latas.

Mas al rato cuando llegue a casa me encontré con que mi padre quiso que mi madre tuviera un respiro en la cocina y encargo una pizza que casi terminaban solo dejándome dos pedazos. El resto del día paso sin mucho que decir.

El martes paso como un día normal, solo que Jess estaba más irritada de lo normal ya que Isabella después de tantos meses se quería volver a integrar al grupo.

En el trabajo Mike estuvo mucho más hablador de lo normal, se la pasaba diciéndole a Isabella todo lo que había pasado en todos estos meses.

Mike puso el cartel de "cerrado" en la ventana mientras Isabella y yo doblábamos nuestros chalecos y los poníamos en el mostrador.

Salimos, me despedí con la mano y caminé hacia mi auto.

El miércoles como lo prometí, Jacob y yo hicimos algo diferente, nos sentamos en la sala y empezamos a hacer las tareas que se habían acumulado, haciendo un reguero de libros a nuestro alrededor.

Cuando mis padres llegaron del trabajo invitaron a cenar a Jacob y cuando se fue mi madre insistió en que le llevara un plato a Billy.

El viernes después de mis clases de baile estuvimos en el garaje, y el sábado después del trabajo en el local de los Newton, toco hacer la tarea otra vez en mi casa. Mis padres no se encontraban y cuando regresaron nosotros ya habíamos terminado las tareas haciendo que nos sintiéramos responsables y maduros.

—Quizás debería irme ya. —suspiro Jacob. —Es más tarde de lo que pensaba. —

—De acuerdo, deja te llevo a casa. —dije suspirando mientras me levantaba.

—Mañana de vuelta al trabajo. —le dije una vez que estuvimos en el auto. —¿A qué hora quieres que vaya? —

—Te llamare antes, ¿De acuerdo? —me contesto con entusiasmo.

—Está bien. —

Su sonrisa se hizo más grande.

Al día siguiente era día de limpieza, a cada uno nos tocaba limpiar alguna parte de la casa, por ejemplo a mi padre le tocaba su auto, el de mi madre y el garaje, a mi madre la cocina, el comedor y su cuarto, a Eric su cuarto, su auto y la sala, y a mí el patio trasero, mi cuarto y mi auto. Yo ya había terminado de acomodar el patio trasero cuando sonó el teléfono de la casa, así que fui corriendo y conteste.

—¿Hola? —respondí.

—Elina. —dijo Jacob de forma extrañamente formal.

—Hola, Jake. —

—Creo que tenemos una "cita". —dijo remarcando la última palabra para que entendiera las segundas intenciones.

—¿Ya terminaste? —

—Si, funcionan y todo. —

—Jacob, eres totalmente increíble, y solo por eso te concedo diez años. —

—¡Estupendo! Ya soy una persona madura. —comenzó a reírse.

—Y yo pronto te alcanzare. —dije mientras colgaba.

Me lave las manos y camine hacia mi madre para avisarle que me iba.

—Omma, voy a ver a Jacob. —dije.

—¿Ya terminaste de limpiar? —pregunto.

—Si, ya terminé. —

—Está bien, que te vaya bien, conduce con cuidado. —

Camine hacia la puerta y tome una chamarra del perchero y fui hacia mi auto.

Estacione el coche a un costado de la casa de los Black, cerca de los árboles, para que resultara más fácil sacar las motos a escondidas. Un manchón de color me llamo la atención, eran las dos relucientes motos sobre el remolque escondida entre los árboles.

—¿Preparada? —me pregunto en voz baja con entusiasmo.

—Claro que sí. —

Jacob engancho con facilidad el remolque a la parte trasera de mi auto y les puso una lona para que no se vieran.

—Vámonos. Conozco un sitio perfecto, nadie nos vera ahí. —dijo Jacob.

Salimos de la ciudad hacia el sur, en la carretera solo se miraba el bosque, hasta que salimos de ahí y se hizo presente una vista hermosa del océano.

Conduje despacio para poder mirar de vez en cuando el mar sin tener un accidente. Jacob hablaba de cómo había terminado las motos, pero su explicación tenía mucha técnica que no entendía.

Entonces vi a cuatro figuras de pie en un saliente rocoso, muy cerca del precipicio. Mientras observaba, el más alto se acercó al acantilado, fue ahí cuando pare por completo el auto.

—¡Oh por Dios! —grite, cuando dos chicos lanzaron a otro por el acantilado.

—¿Qué pasa? —grito Jacob sorprendido.

—¡El chico… lo acaban de lanzar! —dije o más bien grité.

Estaba ideando una forma de ir al teléfono más cercano ya que no tenía buena señal en mi celular, cuando la risa de Jacob me interrumpió, e hizo que me girara con rapidez a verlo.

—Solo están haciendo salto de acantilado, Elina. Solo es un pasatiempo, ya sabes, La Push no tiene centro comercial. —

Lo mire sin creerlo, voltee a mirar las aguas grises en donde había caído el chico para ver que salía a la superficie.

—¡Guau! Esta muy alto… yo no podría. —dije con asombro una vez que el susto paso.

—Si, es algo alto. La mayoría saltamos de más abajo, de la saliente que se mira ahí. —dijo señalando. —Esos chicos están mal de la cabeza o algo. Probablemente solo están demostrando lo duros que son. Lo que quiero decir es que hoy hace mucho frio y el agua no debe de ser una delicia. —

—¿Tu ya has saltado? —pregunte.

—Claro, claro. Es divertido. Da un poco de miedo y algo de emoción. —

—Wow, deberíamos de ir. —dije.

—¿Qué? ¿Quieres saltar? —preguntó Jacob.

—No seas tontito, quiero sacar unas buenas fotos desde ahí, la vista debe de ser hermosa. —

—Oh… ya me habías asustado. Pero si un días de estos te llevare. —

Asentí entusiasmada, y seguí manejando hacia donde me indicaba Jacob.

—¿Y quienes eran esos chicos, los loquitos? —pregunte.

Hizo un sonido de disgusto.

—La banda de La Push. —

—¿Tienen una banda? —

—Bueno, no son tanto como una banda, se hacen llamar a ellos mismos "Los protectores" según ellos protegen la paz de la tribu, por ejemplo hace unas semanas se rumoreaba que un tipo que vino de otra tribu cercana vendía alcohol a los menores, Sam y su banda lo echaron. Lo peor es que el consejo se los toma enserio. Embry dijo que el consejo suele hacer reuniones con Sam. —dijo con disgusto mientras hacía puños sus manos.

—A ti no te caen bien, ¿Verdad? —dije.

—¿Se nota? —dijo con sarcasmo. —Solo son chicos irritantes que se la pasan fanfarroneando. Un día, el semestre pasado Quil dijo algo sobre Sam, Jared y Paul, ya sabes cómo es un bocón, y Paul se enojó. Los ojos se le oscurecieron y sonrió de una forma extraña, aunque parecía más como si estuviera enseñando sus dientes como un loco, empezó a temblar o algo así. Entonces Sam le puso una mano en el hombro y negó con la cabeza. Paul lo miro como por un minuto y se calmó. La verdad es que si no hubiera estado Sam para calmarlo talvez le hubiera dado un gran paliza a Quil. Como una mala película del oeste. Ya sabes, Sam en un tipo muy grande, tiene veintiuno años cumplido, mientras Paul tiene dieciséis, igual que nosotros, es más bajo que yo y no están fuerte como Quil. creo que cualquiera de nosotros podría con él. —

—Todos unos chicos duros. —dije.

Terminado la conversación.

Jacob me indico por donde ir y que desviación tomar, hasta que me dijo que ahí era. Me detuve y apagué el motor. Bajamos del auto y Jacob se dirigió a la parte de atrás para bajar las motos.

—Feliz cumpleaños tardío, ¿Estas lista? —dijo con una sonrisa forzada.

—Creo. —dije extrañada por su comportamiento, algo de la conversación anterior lo había afectado.

—Lo tomaremos con calma. —prometió.

—Jake…—le hablé.

—¿Sí? —

—¿Qué es lo que realmente te molesta? —

Hizo una mueca, pero no pareció enfadado. Suspiro.

—Es solo… el modo en que me tratan. Me enferma. Ya sabes, se supone que el consejo está formado por iguales, pero si tuviera un líder ese sería mi padre. Nunca he podido saber porque la gente lo trata así, ni porque su opinión es la que más cuenta. Creo que tiene que ver con su padre y su abuelo. Ephraim Black, fue así como el ultimo jefe que tuvimos, y si aun escuchan a Billy se deba a eso, pero yo soy como cualquier otro. Nadie me trata de forma especial…al menos hasta ahora. —

Eso me sorprendió.

—¿Sam te trata diferente? —pregunté.

—Algo así. Me mira como esperando algo… como si estuviera esperando a que me una a su estúpida banda. Me presta más atención a mí que a los demás chicos. —

—Tú no tienes que hacer nada que no quieras. ¿Quiénes se creen? —

—Bueno…—dijo y luego dejo de hablar.

—¿Qué? —pregunte para que continuara.

—Embry, últimamente me evita. —dijo mientras miraba al suelo.

—Pues… has estado saliendo mucho conmigo. —

—No… no es eso. No solo a mí. También ha evitado a Quil y a todos. Falto una semana a la escuela, y cuando íbamos a su casa nunca estaba. Y cuando regreso, parecía… parecía muy cambiado. Aterrorizado. Quil y yo intentamos que nos contaba lo que ocurría pero no nos habla. —guardo silencio y empezó a dar leves golpes al neumático de su moto. —Y entonces esta semana, como si nada, Embry apareció con Sam y los demás. Hoy también estaba en los acantilados. —finalmente me miro. —Elina, ellos han estado rondándolo mucho más que a mí. Embry no quería nada que ver con ellos, y ahora, de repente, sigue a Sam a todas partes. Y así fue como ocurrió con Paul. Exactamente igual, no era amigo ni nada de Sam, luego falto una semana y cuando vuelve ya le pertenece a Sam. Siento que debería hacer algo ya que Embry es mi amigo y Sam pone cara de burla cada que me ve y…—dejo la frase inconclusa.

—¿Y has hablado de esto con Billy? —pregunte.

—Si, y sirvió de gran ayuda. —dijo con sarcasmo.

—¿Qué dijo? —

Jacob hizo una parodia de su padre cuando empezó a hablar, haciendo la voz más gruesa.

—No es nada de lo que tengas que preocupara ahora, talvez en unos años, si tu… bueno te lo explicare más adelante. —empezó a hablar otra vez con su voz normal. —¿Qué se supone que deba entender con esa explicación? —

Se mordió el labio inferior y parecía que iba a empezar a llorar.

Rápidamente lo abrace, pasando mis brazos por su cintura y recargando la cabeza en su pecho.

—No tienes de que preocuparte, todo saldrá bien, ya lo veras. —dije en un susurro.

Se quedo rígido cuando lo abrace, pero después se le paso y me envolvió en sus brazos.

—Gracias, Elina. —

Estuvimos abrazados un momento.

—Si es así como vas a reaccionar siempre, creo que me pondré dramático más seguido. —su voz sonó más ligera y con un toque de burla comenzando a reír.

Nos separamos y comencé a reír con él.

—Bueno, dejando el drama de lado, ¿Vamos a probar las motos, o qué? —preguntó con entusiasmo.

—Vamos. —asentí, con el mismo entusiasmo.

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