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10

-Mañana es el cumpleaños de mi madre, me preguntaba si te gustaría venir. -lo dijo como si el escándalo no tuviera tanta importancia para él.

Me masajee las sienes pues me dolían mucho.

-No estoy libre y, por cierto, deberías aclarar el rumor lo antes posible.

En mi interior sabía que Álvaro era la única persona a la que podía pedirle ayuda para alejar a Jonathan de nosotras, pero al mismo tiempo sabía que, el rumor con Nicolas en estos momentos ya suponía un problema.

Se mantuvo en silencio unos segundos y luego respondió:

-Si, me hare cargo.

- ¡De acuerdo! -dije. - ¡deja de ocasionar tantos problemas!

Jonathan no tardaría en venir a Ciudad J y si no se solucionaba el escándalo con Nicolas y se repetía lo mismo de hace cinco años, estaba segura de que no podría sobrevivir, pero en estos momentos en que todavía había manera de avanzar, decidí quedarme con la idea de que mi prioridad era mantenerme viva. Después de colgar, deje le teléfono sobre mi escritorio y fui a la oficina de Álvaro; por primera vez, su oficina parecía tranquila, ni siquiera parecía que Josué estuviera allí, solo se escuchaba el sonido de las teclas del ordenador. Me quede parada frente a la puerta unos segundos y toque.

- ¡Pase! -se escuchó la irresistible voz del hombre.

Dudé unos instantes antes de abrir la puerta, pero lo hice y mientras más me acercaba a él, mi corazón latía a mil por hora, sin embargo, parecía que mi presencia no le afectaba porque seguía escribiendo en su teclado. Me pare frente a su escritorio en silencio mientras observaba como seguía ocupándose de su trabajo; en ese momento confirme una teoría: incluso en estos momentos era muy sexi.

-Déjalo ahí, lo firmare después. -dijo, entonces me di cuenta de que ni siquiera sabía que era yo quien había entrado por lo concentrado que estaba, simplemente dio la orden sin levantar la vista.

Me quede en pie frente a él sin decir nada. Después de un rato dejo de teclear y frunció el ceño; en eso levanto la vista y al verme, su expresión cambio por completo, se notaba enfadado.

- ¿Qué pasa? -pregunto con indiferencia.

-Álvaro, tenemos que hablar. -dije, pues tenía que explicarle el escándalo con Nicolas.

Entonces se recostó sobre su silla y sonrió con ironía.

-Señorita Arias, ¿quiere hablar de trabajo? -pregunto, en su voz podía escucharse el desprecio, sonaba como alguien completamente distante a mí.

Fruncí los labios y aprete los puños con fuerza.

-Álvaro, puedo aclararte el rumor entre Nicolas y yo.

- ¿Te acostaste con él? -pregunto de repente.

Al principio no estaba segura de a que se refería, pero rápidamente lo entendí.

- ¿Qué? ¡No!

- ¡Ja! -se burló en voz alta. -Samara, ¿crees que puedo creerte?

-Álvaro, al menos deberías darme la oportunidad de explicar la situación… -dado a que ni Nicolas ni yo habíamos aclarado nada hasta el momento, todo había empeorado.

Impaciente, Álvaro se pellizco el entrecejo y dijo:

-Señorita Arias, usted recibe un muy buen sueldo por trabajar con nosotros así que, por favor, deje de perder su tiempo tratando de hablar sobre un tema personal con su empleador.

-Álvaro…

-Señorita Arias. -interrumpió. -debería saber que este no es el momento ni el lugar adecuado para tratar el tema.

Separe los labios para decir algo más, pero en ese momento, Josué venia entrando: me sonrió con amabilidad y luego dijo:

-Señorita Arias, el señor Ayala está muy ocupado.

Mire a Álvaro una vez más y era evidente que no quería continuar hablando, no obstante, ignore las palabras de Josué y dije:

-Señor Ayala, ¿Cuándo estará libre? Necesitamos hablar de inmediato.

No respondió, pero tampoco era necesario porque su mirada lo decía todo. Por segunda vez, Josué intervino.

-Señorita Arias, si no tiene nada más que decir, le pido por favor que se retire.

Sabía bien que hoy no me escucharía, así que Sali de su oficina y en ese momento me encontré con Gael, quien llevaba unas cuantas cosas en las manos y al verme salir de la oficina de Álvaro pregunto:

- ¿Os habéis peleado?

Asentí en respuesta. Desde siempre Álvaro había tenido un mal temperamento y a pesar de haber estado casados por dos años, no podía entender que era lo que lo tenía tan enfadado.

-Recuerda tomar tu medicación y de hacerlo regularmente -dijo Gael al tiempo que me entregaba una caja con medicamentos -me entere del escándalo, deberías tratar de explicárselo. -Después de eso, volvió su oficina mientras yo volvía a la mía.

Cuando por fin llegó la hora de la salida, cogí mi bolso y me dirigí al aparcamiento para esperar a Álvaro, vi su Todoterreno negro y me quedé parada junto a él; este era mi problema y debía tratar de aclararlo con él lo antes posible. Sin embargo, ya había pasado una hora y Álvaro seguía sin aparecer, incluso el aparcamiento estaba casi vacío, por lo que se me ocurrió que tal vez estaría trabajando horas extras, pero para mi sorpresa, después de un rato fue Josué quien apareció.

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