Ya había amanecido y Aegon comenzaba a levantarse y pensaba en lo que haría durante el día, lo único importante que tenía programado para hoy era una reunión con Jennifer para atender algunos asuntos legales.
La vida de un empresario joven y exitoso era extenuante, llena de mucho trabajo.
Pensó que sería una buena idea buscarse una secretaria para que organizara su horario, o tal vez solo quería una bella mujer en traje de negocios entregándole los informes que Edward le enviaba.
Pero la verdad es que le sería de algo de ayuda. Antes de salir de la habitación Aegon creo un clon y lo envió a recoger algo que ya iba siendo tiempo recolectar.
Aegon salió de su habitación y se dirigió hacia D'narda a la cual podía sentir caminado por el apartamento. La encontró en la cocina mirando de manera curiosa el refrigerador y se preguntó si tendría hambre.
"¿Hambrienta?" La mujer tuvo un pequeño sobre salto, casi imperceptible. "Me has sorprendido." Estaba tan absorta observando todo lo que llamaba su atención que había olvidado sus alrededores. "Solo sentía curiosidad, no he dejado de sorprenderme desde que desperté. Jamás hubiera imaginado que el mundo cambiaría tanto."
"Como prometí más tarde le pediré a mis novias que te lleven a recorrer la ciudad y te pongan al tanto sobre estos nuevos tiempos." Ella solo asintió conforme cuando lo escuchó. Estaba agradecida con el joven que la había ayudado cuando despertó en una era que no era la suya. "También necesitaras comprar ropas y otros artículos."
"Te agradezco que me ayudes, no tengo como pagarte en estos momentos, pero si alguna vez hay algo que pueda hacer por ti, por favor dímelo." D'narda hizo una pausa y luego le preguntó lo que realmente quería saber. "¿Por qué me ayudas?"
Aegon entendió que la mujer estaba siendo cautelosa, no era ninguna tonta. "¿Por qué te ayudo? Diría que fue porque eres hermosa, también sentí curiosidad por conocer a alguien que vivió hace unos miles de años atrás y finalmente porque puedo. Te vi, quise ayudarte y lo hice, no necesito más motivos. Soy un hombre simple de entender, me gusta vivir con lujos y me gusta pasar buenos momentos con mujeres hermosas. No tengo grandes ambiciones como gobernar el mundo o ser adorado como un dios, mi única ambición es mantener mi estilo de vida. Simple ¿verdad?"
"Supongo que sí." Le contestó no muy segura, en su vida pasada nunca había conocido a una persona como el joven frente a ella, tal vez él solo era alguien que creía tenerlo todo y carecía de propósito o tal vez todavía era muy joven.
"Y no necesitas agradecerme, todo lo que he hecho lo hice porque que quise no porque me hayas pedido algo, cosa que no has hecho. Por cierto ¿qué planeas hacer ahora con tu vida?"
"Creo que sería mejor si te respondo más tarde, después de saber un poco más de esta era." Aegon pensó por un segundo en lo que ella dijo. "Tienes razón. Las chicas deberían estar por llegar en poco tiempo. Hablando de ellas, de más está decir que nada les puede pasar."
La vampiresa podía sentir un pequeño escalofrío por todo su cuerpo. "Descuida, sería incapaz. Además, la sangre que bebí de ti es suficiente, diría que por una semana."
Los 2 estuvieron conversando por un rato y desayunaron algo de pizza que aún quedaba en el refrigerador. Aegon pensó que más que una secretaria debería conseguirse un chef. En 3 días Felicia se mudaría con él, pero sus habilidades culinarias eran inexistentes.
Había pasado solo una hora desde que Aegon se levantó y las chicas finalmente llegaron, estaban todas. "¿¡Otra!?" Fue lo primero que dijeron cuando vieron a D'narda quien solo miró a Aegon confundida.
"Dejen de pensar tan mal de mí. Ella es solo una amiga, su nombre es D'narda y la conocí anoche. Siéntense, les explicaré todo antes de que comiencen a pensar cosas que no son." Les respondió un poco molesto de que desconfiaran de él ¿por quién le tenían?
Aegon paso la siguiente media hora explicándole como él y D'narda se habían conocido. Las chicas solo podían escuchar con la boca abierta como su novio había luchado contra un grupo de vampiros que querían iniciar un apocalipsis vampiro.
"Entonces esa es la reunión que tenía Logan esa noche. Él llegó de muy buen humor." Mencionó Ororo cuando se enteró que Logan había ido con Aegon en su aventura nocturna.
"Bueno, Logan necesita el ejercicio de vez en cuando. Ahora que saben todo, me gustaría pedirles que lleven de compras a D'narda, ella necesita ropa y otras cosas más. Además, es una abuelita con varios siglos de atraso, podrían ponerla al día."
"¡Oye! ¿A quién crees que llamas abuela?" Esta era la primera vez que Aegon la veía enojada. "Recuérdame ¿qué edad tienes?" La mujer lo miró incomoda. "Eso no es de tu incumbencia."
"No quiero ser pájaro de mal agüero, pero así es como empieza todo." Le dijo Gwen al resto mientras señalaba a D'narda. "Y recuerden que le gustan las pelirrojas." Esta vez fue MJ, quien solo se ganó una mirada burlona de todas menos de D'narda y Aegon que no entendían de que hablaban.
Se quedaron en el apartamento por un rato más conversando y todas siendo cariñosas con Aegon lo que hacía a D'narda sentirse un poco fuera de lugar, pero miraba la interacción que tenían con algo de envidia. La magia ya comenzaba a hacer efecto.
Al final las chicas convencieron a Aegon de crear un clon para que las acompañara durante el día, ellas realmente querían que él fuera con ellas, pero él les dijo que tenía que atender asuntos legales sobre sus negocios y tenía que ir personalmente.
Con las chicas marchándose a ir de compras Aegon se dirigió hacia Hell's Kitchen para reunirse con Jennifer. Como ya era de costumbre abrió una Garganta a un lugar apartado de la vista pública cerca de donde se encontraba Jennifer. Cuando llegó se sorprendió cuando vio como el edificio era tomado por fuerzas militares.
Al no haber sido avistado Aegon utilizó un kido para ocultar su presencia y se dirigió de inmediato hacia Jennifer cuyo sello había comenzado a alarmarlo en ese instante.
En solo unos segundos Aegon estaba llegando a la habitación donde estaba Jennifer cuando un fuerte estruendo sacudió todo el edificio y con esto empezó a sentir que la presencia de Jennifer se alejaba.
Cuando entró en la habitación vio algunos soldados en mal estado, rastros de sangre y la pared de un extremo del edificio tenía un enorme agujero. En la distancia podía ver la enorme figura de un humanoide verde alejándose con Jennifer en sus brazos.
Hulk finalmente había aparecido. Aegon estaría un poco más relajado al sentir que Jennifer ahora solo estaba un poco nerviosa si no fuera por los rastros de sangre que lo preocupaban, así que decidió seguirlos, de todas formas, ya iba siendo hora de que Jennifer supiera un poco más de él.
Siguiendo a Jennifer y Hulk, Aegon llegó hasta un pequeño hangar en las afuera de la ciudad. Una vez allí Hulk comenzó a cambiar de forma y pronto era el Dr. Banner quien tenía el control de su cuerpo nuevamente. El Dr. estaba frenético y Aegon pudo ver el motivo, Jennifer tenía una herida en el estómago. Inmediatamente Aegon canceló el kido.
El Dr. Banner casi salta del susto cuando sorprendido con la presencia de un joven que estaba en el mismo lugar que él y su prima. En un primer instante pensó que era alguien que estaba en este lugar remoto por algún motivo desconocido.
Pero algo resultaba extraño en él, normalmente si ves a un hombre desnudo que carga consigo una mujer herida tendrías una fuerte reacción. Todo lo contrario, el chico frente a él, se acercó y no parecía sentirse incomodo con la situación.
"Creo que no hay tiempo para presentaciones actualmente Dr. Banner." Fue lo primero que le dijo Aegon alarmando al Dr., pero era cierto que no tenían mucho tiempo viendo la condición en la que se encontraba Jennifer. "Guarde sus sospechas para otro momento Dr., Jennifer ha perdido mucha sangre y estamos muy lejos de cualquier asistencia médica. ¿Tiene alguna idea de que podemos hacer para salvar su vida?"
"Aegon." Fue Jennifer quien habló cuando lo vio llegar, su voz era tenue. "Tranquila todo saldrá bien." Le dijo mientras tomaba su mano. Jennifer solo sonrió, luego miró a su primo. "Puedes confiar en él, es un gran chico."
Banner aun así no podía dejar de estar alerta con la presencia del chico que había aparecido repentinamente, pero tampoco podía ignorar el estado de su prima. Mirando a sus alrededores tuvo la suerte de encontrar un botiquín médico y algunos utensilios que podían resultar útiles (como en las películas).
Habiendo tomando una decisión tomó nuevamente a Jennifer y la cargó. "Limpia esa mesa de ahí." Le dijo a Aegon indicando hacia una mesa con algunos objetos en ella. Una vez Aegon dejó la mesa libre Banner colocó a Jennifer sobre ella.
"Toma ese botiquín en la pared del fondo." Banner siguió dándole instrucciones y mientras Aegon buscaba el botiquín Banner reunió lo que pensó podía serle útil.
"¿Qué piensa hacer Dr. Banner?" Le preguntó Aegon, aunque tenía una clara idea de lo que pretendía el buen Dr. sí estaba equivocado él tomaría a Jennifer y se haría cargo de todo, todavía podía utilizar un kido prohibido y luego ir a las instalaciones de los X-Men o iría a Kamar-Taj, por último, siempre quedaba convertirla en vampira.
El doctor permaneció en silencio por unos segundos antes de contestar. "La bala salió y por la posición del disparo me gustaría creer que no tocó ningún órgano o no hubiera durado tanto." Viendo la mirada que le dio su prima el Dr. se sintió un poco avergonzado por la forma de hablar.
"Lo siento, por ahora debemos detener el sangrado." Tomando la aguja e hilo que había en el botiquín el Dr. se preparó. "Esto va a doler un poco." Jennifer solo asintió.
"Creo que yo puedo ayudar con el dolor." Banner y Jennifer no entendían de que hablaba, pero no se demoraron en notar como sus ojos cambiaron de color, los ojos de Aegon que hace solo unos instantes eran negros cambiaron a un color rojo sangre muy hermoso con 3 tomoe que comenzaron a girar y tomar una forma parecida a un shuriken.
Cuando Aegon miró a Jennifer a los ojos esta pareció perder el enfoque y su cuerpo se relajó. "Puede comenzar Dr."
No le tomó mucho a Banner cerrar la herida causada por el disparo, pero para entonces Jennifer había perdido bastante sangre. "Ya está, ahora el único problema es la pérdida de sangre que sufrió. Necesita una transfusión lo antes posible."
"¿Puede ser usted el donante? Su sangre podría tener efectos curativos, la mía es demasiado peligrosa." Esto no era cierto.
El pobre doctor solo asintió al no verse con otra alternativa. Con todo listo comenzó a realizar una transfusión de sangre.