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210) Bienvenidas a...

Caminaba por los pasillos de la escuela con Ginny y Luna detrás de mí. Tras recogerlas de sus clases, las convencí de acompañarme en una breve caminata, dándome tiempo para preparar la sorpresa que tenía preparada. Aunque empezaban a impacientarse, les prometí que valdría la pena.

Después de deambular por zonas que no habíamos explorado durante la mañana, las conduje finalmente hasta nuestro destino: una puerta que destacaba sobre una pared lisa, justo enfrente de nosotros. Con una pose ceremonial, me incliné al abrirla, dejando que descubrieran lo que había dentro.

"Chicas, bienvenidas a la guarida" anuncié con orgullo.

Ginny y Luna entraron, seguidas por mí, sus ojos llenos de asombro y curiosidad al observar este vasto y misterioso lugar. Les había hablado sobre él antes, pero esta era la primera vez que lo veían en persona. El espacio era amplio, con un techo altísimo y ventanales que dejaban entrar la luz natural. Cerca de la entrada había armarios llenos de disfraces, y más allá, diferentes secciones estaban marcadas por paredes bajas o señales en el suelo.

Al adentrarnos más, vimos que ya había algunas personas allí. Pero lo que más destacaba eran las chicas de mi grupo, que esperaban en la parte más profunda del salón, alrededor de una mesa repleta de comida, bebida y un gran pastel.

"¡Bienvenidas!" exclamaron al unísono mientras se acercaban para saludar a mis hermanas.

Este era un evento de iniciación para el club. Originalmente, pensaba hacerlo solo, pero cuando mencioné la idea, todas decidieron participar. Ya se habían conocido en el tren, así que no era necesario pasar por aburridas presentaciones formales. Cada una de las chicas tomó algo de comida y arrastró a Ginny y Luna para mostrarles lo que el lugar ofrecía. Hermione las llevó a la pequeña biblioteca, Susan las guió a la cocina, Hannah al invernadero, y Penélope a la pista de baile y entrenamiento, entre otros rincones, cada una presentó el lugar que mas les gustaba.

Mientras tanto, yo me quedé un poco atrás, observando cómo las chicas mostraban el lugar con tanto entusiasmo, como si fuera el resultado de su propio trabajo y esfuerzo. Al mirar a mi alrededor, no pude evitar recordar todo el esfuerzo que puse en crear este espacio, y ahora solo pensaba en cómo mejorarlo. No espero que dure para siempre, pero mientras esté en Hogwarts, quiero verlo brillar.

El recorrido fue mucho más largo de lo planeado, ya que nos detuvimos en cada pequeño detalle. Finalmente, tomé a Ginny de la mano y, junto con Cho, la llevé a una de las puertas más alejadas.

"Aquí hay algo que creo que te gustará" le dije a mi hermana mientras sostenía la manija de la puerta.

"Te encantará. Tu hermano me contó que te gusta el Quidditch, así que podemos entrenar juntas si te apetece" añadió Cho con entusiasmo.

"Bienvenida al nido, hogar de quienes surcan los cielos." Volví a usar el tono ceremonial.

La puerta se abrió, revelando un espacio largo y amplio, un poco más alto que la guarida pero menos ancho. En su interior había una variedad de equipos de entrenamiento: aros flotantes, pelotas encantadas que te perseguían, un camino de obstáculos, e incluso altas plataformas con enormes nidos de pájaros para descansar sin tener que bajar al suelo. Ese último detalle era mi toque personal de humor.

Los ojos de Ginny se abrieron de par en par, especialmente al ver la fila de escobas en un estante a un lado. Sabiendo que ella vendría y que adoraba este deporte, me aseguré de hacer algunas mejoras, estas nuevas escobas eran una de ellas. Parecía que funcionaron, ya que sus ojos no dejaban de moverse por toda la habitación, queriendo tocar todo lo que veía como si fuera un niño curioso.

Sin poder contenerse más, Ginny tomó una escoba del estante y comenzó a volar, haciéndome algunos gestos provocativos. Sonreí y también tomé una escoba para perseguirla, mientras que Cho nos seguía con la suya.

Aunque Ginny había aprendido a volar conmigo, aún tenía margen para mejorar. Nos perseguimos durante un buen rato, y cuando ganó confianza, empezó a atravesar los aros más grandes, riendo emocionada al lograrlo y desafiándose a sí misma con cada nuevo intento.

"A tu hermana parece encantarle volar, quizás incluso más que a mí" Comentó Cho, volando a mi lado.

"¿Tú crees?" le respondí, sonriendo con orgullo por Ginny.

"O le gusta la adrenalina" añadió, mientras ambas observábamos cómo Ginny se arriesgaba al pasar por aros cada vez más pequeños, hasta que, en su intento más audaz, chocó con uno y cayó desde varios metros.

Por suerte, había encantado el suelo con un hechizo esponjador, así que la caída no causó ningún daño grave. Sin perder tiempo ni quejarse, Ginny volvió a subir a su escoba, decidida a superar el aro que la había hecho caer.

"Quizás ambas cosas" dije, divertido "A veces es un poco salvaje."

"¿Crees que se unirá al equipo de Slytherin?" Preguntó Cho, emocionada por la competencia.

"No lo he hablado con ella, pero estoy casi seguro de que sí."Levanté la voz para que Ginny pudiera oírme "¡Ey, Ginny! ¿Te gustaría entrar al equipo de Quidditch?"

"¡SIIIiiii..!"gritó desde la distancia, sin detenerse "¡Me encantaría!" añadió, frenando bruscamente en un giro para quedar frente a nosotros, con una sonrisa de oreja a oreja y llena de sudor seco.

"Linda curva" comenté, viendo cómo respiraba agitada, con una expresión de pura emoción en su rostro.

"Si sigues así, cuando termines Hogwarts podrías entrar en algún equipo de Quidditch, quizás incluso en el equipo nacional" dijo Cho, alentándola.

"Sería un sueño hecho realidad… bueno, uno de ellos" respondió Ginny, con una chispa en los ojos.

"¿Quieres entrar al equipo nacional?" le pregunté, curioso por saber más sobre sus ambiciones, aunque ya conocía su fascinación por el Quidditch y su deseo de ser una de las Holyhead Harpies, no hablé particularmente de que soñaba lograr al respecto.

"Quiero…" Ginny hizo una pausa, negando con la cabeza antes de asentir como si estuviera organizando sus pensamientos. Quizás el vuelo o el golpe anterior la habían dejado algo mareada—. Lo que realmente me gustaría es participar en un Mundial de Quidditch al menos una vez en mi vida. No me importa llegar lejos, solo estar ahí, jugando, y que la gente de todo el mundo me vea…

"¿Estás segura?" le pregunté más seriamente, mientras mi mente vagaba por pensamientos más profundos.

"Sí" respondió con firmeza, con esa convicción que solo alguien con un sueño claro puede tener.

"Entiendo…" murmuré, atrapado en mis pensamientos.

Desde que descubrí lo de mi hijo y las decisiones que debía tomar, he estado reflexionando sobre muchas cosas. Y entre ellas, me di cuenta de que me estaba volviendo más ambicioso. Metas que antes eran pequeñas, ahora se volvían gigantes, y mis objetivos crecían cada vez más. Ayudar a mi hermana a participar en un Mundial de Quidditch no parecía algo imposible… solo necesitaba hacerla trabajar muy duro, y este lugar sería perfecto para eso. Tenía los compañeros ideales para ayudarla.

"Si estás segura de tu sueño, puedo ayudarte."

"¿En serio?" preguntó Cho, sorprendida.

"Sí, y a ti también. Si quieren ser jugadoras profesionales de Quidditch, tal vez tenga algunos métodos para ayudarlas a conseguirlo."(Red)

"¿De verdad?" Ginny me miró con una mezcla de emoción y curiosidad.

"Tendré que entrenarlas, y será muy duro. Tendrán que cumplir con todas mis exigencias" les advertí.

"Pero tú no sabes nada de Quidditch" bromeó Cho, exagerando un poco. Aunque yo sabía algo, estaba claro que muchos en Hogwarts sabían más que yo sobre este deporte que realmente no me interesaba.

"Puede que no sepa mucho de Quidditch, pero sé cómo hacerlas más fuertes, más rápidas y mejores en lo que hacen. Dependerá de ustedes. Si están dispuestas, mañana podemos empezar."Confirmé con seguridad.

"¡Sí!" exclamó Ginny con determinación, confiada en que cumpliría mis promesas, pese a mis limitados conocimientos sobre el deporte.

"Yo también estoy dentro" añadió Cho "¿Quién no querría mejorar?"

"Perfecto. Hablaré con algunas personas más y luego les diré cómo procederemos. Por cierto, les aviso que esto será un infierno." Agregué con una sonrisa diabolica.

A pesar de mis palabras, mi hermana seguía confiada. Ya la había entrenado antes, al igual que a Cho, aunque ella parecía un poco más nerviosa.

Después de visitar el Nido, regresamos a la Guarida, donde Ginny se sumergió rápidamente en una conversación con las demás chicas. Me aparté de ellas, observando desde la distancia. Algo en su actitud me resultaba extraño; no me permitía acercarme ni escuchar de lo que hablaban. Me sentí incómodo viendo cómo Ginny hablaba con cada una de mis amigas, y en cada caso, después de un rato, me lanzaba miradas que parecían llenas de reproche... y quizas intenciones asesinas. No solo charlaba con nuestro grupo cercano, sino también con otras chicas que frecuentaban la Guarida, la mayoría vestidas con disfraces.

Una sensación de inquietud se instaló en mi estómago. Algo no andaba bien, y esa premonición se confirmó cuando, cerca de la hora del almuerzo, mientras todas se despedían para irse, Ginny se me acercó en el pasillo. Sus ojos estaban rojos, como si estuviera a punto de llorar, pero la mirada que me lanzó estaba cargada de odio.

*¡Slap!*

"¡Puta!" me gritó con furia después de abofetearme con toda la fuerza que pudo reunir, y se alejó rápidamente, casi corriendo. Luna, que estaba más atrás, tuvo que apresurarse para alcanzarla, no sin antes voltear para mirarme con una expresión de disculpa.

Me quedé aturdido, confundido y enfadado. Ginny se estaba volviendo cada vez más insoportable con esa actitud, y no tenía ni idea de qué la motivaba. Esto tenía que parar. Incluso llegué a pensar que quizá había conseguido el diario y estaba siendo influenciada por Tom, porque no podía entender cómo mi adorable hermana se había transformado en una persona tan inestable y agresiva. De todas formas, no iba a enfrentarla en ese momento. Decidí dejar que se calmara, y más tarde tendría una charla seria con ella. Si era necesario darle una lección para que se recompusiera, lo haría, aunque me resultara difícil.

Esa noche no fui a cenar. En lugar de eso, me quedé en la Guarida, ajustando algunos detalles en el espacio para preparar todo lo que necesitaría cuando me fuera. Tenía planes tanto aquí en Hogwarts como en Castelobruxo, y cuanto antes empezara, mejor.

...

Cuando volví a la sala común ya era tarde, pero aún había algunas personas despiertas. Les pregunté si habían visto a mi hermana, pero nadie la había visto. Incluso uno de ellos fue a los dormitorios para comprobar si estaba allí, pero no lo estaba.

La preocupación empezó a invadirme, así que le envié un [mensaje] preguntándole dónde estaba y si estaba bien. Su respuesta fue corta y fría.

[Sala de los Menesteres, con Luna. No nos molestes.]

Su respuesta me molestó por lo cortante que era, pero al mismo tiempo me alivió saber que estaba bien. Yo mismo le había hablado de ese lugar y de cómo acceder a él, por lo que no era raro que estuvieran allí. Sin embargo, que no quisieran volver a la sala común reforzaba mi decisión de hablar seriamente con Ginny. De todas formas, también le envié un [mensaje] a Luna, para asegurarme de que todo estuviera bien.

[Estamos hablando... cosas de chicas. Ginny no quiere que te diga más. Estamos bien, nos vemos mañana.]

Suspiré y me retiré a mi habitación. Me quedé esperando un poco hasta que llegara Gemma. Quería estar al tanto de ella sin llamar demasiado la atención. Para lo que teníamos planeado más adelante, era conveniente que no nos vieran demasiado juntos. Además, el hecho de que estuviera embarazada despertaba en mí una sensación extraña, algo que me ponía inquieto... y debo admitirlo, bastante cachondo. Tenía antojos de una buena mamada y sexo de perrito.

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2do Capítulo Adicional

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