Haciéndole caso al nuevo grumete, los tres esperaron un rato más, hasta que Taras dio la orden de empezar con prisa a recuperar la red del océano, realmente la fuerza que había que hacer podría fácilmente dejar sangrando tus manos.
Por fortuna para los otros dos grumetes, Taras les había dado unos guantes y le había mostrado una técnica para hacerlo más fácil, pero para Lucas con una mano todo en la vida era difícil.
La red finalmente salió del agua y fue movida a la cubierta del barco donde la abrieron.
De su interior cayeron una gran cantidad de pescados de diferente tamaño, unos cuantos cangrejos de diferentes colores y una especie de tortuga marina muy grande.
"Valla, es una buena montaña de pescados, con razón pescan tan poco, si sacan tanto" Dijo Lucas sorprendido por la buena captura
"No, no es muy normal..." Dijo Taras con algo de experiencia en el tema
"Probablemente, tuvimos suerte y este sea un buen mar para pescar, pero igual tanta variedad es raro, en general se mueven en cardúmenes los peces de esta zona y los cangrejos son aún más raros, a no ser que no haya mucha profundidad por esta zona"
Lucas se acercó a la montaña de pescados, levantó un cangrejo rojo del tamaño de su mano, se acercó a la borda y lo volvió a tirar al agua.
Taras y Ricardo vieron la escena, sin entender por qué únicamente ese cangrejo mereció volver al agua, pero tampoco preguntaron, ya estaban bastante agotados por el esfuerzo de subir la red.
"Bueno, hora de trabajar muchachos, Lucas ve a buscar algo para ir colocando los peces"
Lucas al escuchar la orden, se fue a buscar un barril vacío a la cocina.
"Ricardo, voy a buscar a unos cuantos marineros, para que me ayuden a identificar los pescados. Como dice el dicho: 'si no sabes qué es y sobra la comida, mejor no comas'. Hay muchos que de simple vista, ya sé que son venenosos" Explicó Taras mientras se dirigía a los camarotes.
"Por las dudas, ¡no los toques con la mano!" Le gritó Taras mientras bajaba las escaleras.
Pero Ricardo se adelantó y por curiosidad se puso a excavar con un escobillón en la pila de pescados de diferentes colores, por suerte no era tan impulsivo y siguió el consejo de Taras
La tortuga gigante al ver acercarse un palo, lo mordió, partiendo el escobillón por la mitad.
Al ver esto, Ricardo dejó de jugar y decidió esperar a los otros marineros, no quería seguir el ejemplo de Lucas y quedar manco.
Pero desde la distancia, Ricardo observaba la montaña de pescados, los pescados coloridos saltando por los aires eran algo realmente hermoso a la vista.
Fue entonces, que el joven grumete noto algo blanco como el jade, sobre la pila de pescados, un pescado de ese color llama la atención de uno en un instante, sin embargo, se dio cuenta de que no era un pescado lo que sobresalía sino una mano humana.
"Cadáver!!"
"Hay un cadáver!!" Grito Ricardo que estaba solo en la cubierta, no se animaba a acercarse dado que le seguía teniendo miedo a la tortuga.