Rong Bingshao planeaba hacer algo sensacional. Quería que todo el mundo en Estados Unidos lo conociera, lo admirara y lo viera como un héroe. Casualmente, un boxeador chino había enfadado a los estadounidenses al matar a un campeón de boxeo de ese país.
Si Rong Bingshao se disfrazaba de americano y ayudaba a los americanos a lidiar con esta persona...
¿No encendería eso instantáneamente Internet y haría que los ciudadanos estadounidenses lo adoraran?
—Zhang Zhilei. Jeje, seguro que tienes mala suerte.
Aunque ambos eran chinos, Rong Bingshao nunca había tratado a nadie más que a su propia familia como seres humanos.
Sus vidas no estaban en el radar de Rong Bingshao en absoluto.
Pero Rong Bingshao sintió que esto no era suficiente. Como el conflicto ya había comenzado, quería que se agravara.
Sacó el teléfono y llamó a Lee Su-ji.
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