Al ver que Cayden lloraba y suplicaba, Marissa sintió bastante compasión por él. Era cierto que le caía muy bien, pero no esperaba que fuera el culpable de haber dañado a Jordan. Conocía bien el temperamento de Martin y no iba a dejar que el asunto se le escapara tan fácilmente.
Al ver eso, Stefan apartó a Cayden de una patada y le increpó con furia: —¿Cómo te atreves a hacer daño a mi yerno? Apuesto a que no te tomas en serio a los Howard.
Martin miró a Cayden con el ceño fruncido. Teniendo en cuenta su estatus e identidad, no tenía que decirle a ese joven de clase media.
En su lugar, miró a Jordan y le dijo: —Jordan, sé que debes querer matarlo para aliviar el odio de tu corazón, pero el asunto será muy problemático si lo haces tú mismo. ¿Qué tal si me lo dejas a mí?
Jordan asintió. Hizo que Lauren le pidiera a Martin que fuera, precisamente porque quería ver cómo lo manejaría.
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