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Familia y Diosa 2.169

Paso el tiempo de forma rápida y el día llegó para Viggo. Fue un día de verano caluroso en donde toda la familia Dragonroad se reunió en la mansión de Hephaestus.

En la biblioteca de la casa estaban todos los hermanos de Viggo, excepto Ottar quien seguía de viaje junto a Freya. Estaba sus padres y también sus tías. Por otro lado, sus esposas acompañaban a Semiramis.

De todo el núcleo familiar, solo la pequeña Eina estaba alegre y se movía apoyándose de mueble en mueble mientras los adultos conversaban y la vigilaban.

Al mismo tiempo, Viggo estaba extremadamente nervioso y sus hermanos lo llevaron a una esquina, cerca de la ventana que daba patio. Viggo se sentó en un sillón individual mientras Flora y Tatsumi se sentaron en sillas. Flora tenía su cabello dorado ordenado en la larga trenza que caía por entremedio de sus pechos. Tatsumi usaba su cabello oscuro cortó, con los pelos apuntando al techo. Ambos se veían como aventureros normales. Solo Viggo con su cabello largo hasta los hombros, torso desnudo y túnica roja que le cubría desde la cintura a las rodillas parecía un bárbaro. De su cuello colgaba el collar que le había regalado Kiara. Como hace un mes volvieron de Muspelheim, el poder del collar no se había restablecido, así que la piedra que debería ser azul estaba de un color blanco puro.

Viggo estaba con los codos apoyados en sus rodillas y las manos entrelazadas. Al mismo tiempo, Flora le hablaba de sus planes y todo lo que había hecho en el calabozo, pero Viggo apenas si escuchaba sus propios pensamientos. Flora al ver a Viggo tan distraído frunció su ceño y le quiso dar una palmada en la cabeza para que él se despertara, pero Tatsumi le sujeto de la muñeca. Ella miró a Tatsumi y él negó con la cabeza. Después miró a Viggo y dijo -nii-sama ¿Por qué no nos hablas de Midgar? Siempre he tenido curiosidad-

Viggo estaba metido en su mundo y pensando en el estado de Semiramis, así que no lo escucho. Sin embargo, Eina que paseaba por toda la habitación, apoyándose de mueble en mueble se apoyó en su pierna. Viggo dio un respingo al ver la pequeña Eina, de cabello verde y orejas puntiagudas. La pequeña sonrió como solo ella lo podía hacer y Viggo sonrió de vuelta.

-¿Qué haces?- preguntó Viggo, tomando a Eina por debajo de los brazos y levantándola en el aire. Él la sentó en su rodilla y Eina, como siempre, estiro sus pequeñas manos para agarrar los mechones rojos.

-¿Nii-sama, ahora estás escuchando?- preguntó Tatsumi

Viggo miraba a Eina, pero al escuchar a Tatsumi miró hacia adelante y vio al muchacho de ojos rasgados y cabello negro -te escucho, Tatsu ¿Qué necesitas?- preguntó con una sonrisa amable

-No, nada en particular- dijo Tatsumi -¿Por qué no nos hablas de Midgar?-

-¿Ah? ¿Eso? Bueno, Midgar no es un buen lugar en muchos aspectos. Como decirlo- dijo Viggo tornando los ojos al techo y recordando la imagen de aquel lugar -es un lugar donde ya no hay civilizaciones-

Flora alzó la ceja izquierda en un gesto de confusión y dijo -pero la otra vez, dijiste que había muchas construcciones impresionantes, como templos, ciudades ocultas dentro de montañas y cosas así-

-Sí- respondió Viggo asintiendo -pero eso no quiere decir que queden personas vivas-

-Explícate- dijo Flora cruzándose de brazos

Viggo tuvo que inclinar su cabeza hacia a un lado mientras Eina le jalaba de los cabellos -Eina, no me tires del cabello-

-Bueno- dijo la pequeña Eina. Ella se puso de pie sobre la pierna de Viggo y comenzó a jugar con los cabellos de Viggo.

Viggo soltó un suspiro y abrazo a Eina por la cintura para que no se cayera de espalda. Después miró a sus hermanos que esperaban una respuesta y continuo -hay un dios principal, llamado Odín. Es un tipo muy fuerte según los escritos. Lleva mucho tiempo gobernando aquella región y al obtener cierto conocimiento, supo cuando sería el fin del mundo. Digamos que se le podría considerar un tipo inteligente. Así que pensó "Ok, si el fin del mundo significa mi propio fin ¿Por qué no busco la manera de prevenirlo?" El hecho es que entre obtener el conocimiento y realizar acciones para asegurar la perpetuidad de su reino, se volvió paranoico. Así que durante muchos inviernos a estado acabando todo lo que le produzca dudas o sienta que está en su contra-

-Ok- dijo Flora con algunas dudas -pero eso no explica porque Midgar no es una buena tierra y porque no queda nadie vivo-

-Ya te lo dije, Odín se volvió paranoico. Ha estado acabando con todo lo que le produzca dudas o sienta que está en su contra-

-Eso quiere decir que ¿Todos?- preguntó Flora con los ojos bien abiertos

Viggo asintió con una sonrisa incomoda, pero saco su mano derecha de la pequeña cintura de Eina y llevó su dedo índice a los labios para que Flora no continuara diciendo lo que iba a decir -así que está loco- dijo

-¿Loco?- dijo la pequeña Eina mirando a Viggo con sus enormes ojos

Viggo sonrió al ver ese rostro tierno e inocente -no lo digas, palabra fea-

-¿Fea?-

-Sí, loco es feo. No es bueno-

Eina asintió y apuntó a Flora con su dedo índice y le dijo -fea-

-Oye, pequeño pajarito- dijo Flora como si estuviera enojada -ven acá-

Flora se abalanzo sobre Eina y esta última soltó una risita contagiosa. Sin embargo, cuando Flora la tomo por la cintura y se la quito a Viggo, Eina soltó un grito chillón que se escuchó por toda la habitación. Por supuesto, a Flora no le importo y le comenzó a hacer cosquillas a Eina quien se reía sin parar.

-Flora- dijo Aina, sentada junto a Kain y los otros adultos. Flora levantó su rostro y junto con Eina la quedaron mirando. Aina continuo -no le hagas tantas cosquillas, se va a orinar en la ropa y tú la vas a tener que cambiar-

-Sí, tía- respondió Flora

-Sí, mamá- respondió Eina sin entender y mostrando una hermosa sonrisa

Flora sonrió al ver a Eina tan pequeña, de cabello verde y pequeñas orejas puntiagudas. Ella la tomo en brazos y la llevo con su mamá.

Viggo y Tatsumi se quedaron solos, se miraron a los ojos. Tatsumi sonrió con esa característica amabilidad que solo las personas del Lejano Oriente podían demostrar. Viggo quedó mirando esa expresión y sintió que no era una amabilidad genuina.

-¿Qué hay de ti, Tatsu?- preguntó Viggo mirándolo a los ojos -¿tienes algo interesante que contar?-

-Yo, bueno, el otro día…- dijo Tatsumi con una sonrisa en los labios

Viggo negó con la cabeza y le dijo -dime algo que realmente me quieras decir, no solo me hables por hablar-

Tatsumi hizo una mueca incomoda y miró en otra dirección.

Viggo soltó un suspiro y le dijo -soy tu hermano, Tatsu, dime lo que te molesta, a lo mejor te puedo ayudar o aconsejar. Incluso si es solo escuchar está bien. Últimamente estoy muy ocupado, pero eso no quiere decir que hayamos dejado de ser hermanos-

-Nii-sama- dijo Tatsumi mirando a Viggo a la cara con un rostro acomplejado, asintió, pero no dijo nada.

Viggo se echó hacia atrás y se apoyó en el respaldo del sillón. Él conocía perfectamente lo estricta que era su tía Mikoto en el comportamiento y forma de ser. De todos los hermanos, Tatsumi siempre fue el que dio menos problemas y todo el tiempo era elogiado por lo maduro que era. Cuando era niño, Viggo pensaba que Tatsumi nació aburrido, pero ahora que creció y maduro un poco, entiende que no era el comportamiento normal de un niño.

Alguien toco la puerta de la biblioteca y todos dirigieron su mirada a la puerta. La tensión se elevó por los cielos, solo Eina era inconsciente del ambiente y se movía apoyándose en los muebles alrededor del grupo en donde estaba Kain y Aina.

Viggo se levantó, camino con paso firme mientras fruncia el ceño. Llegó a la puerta y abrió. Del otro lado estaba Ester, la anciana sirvienta que trabajaba en esta casa desde que él tenía memoria. Viggo quedó mirando a la anciana en su traje de sirviente blanco y negro -¿Sí?- preguntó

-Es el momento, Viggo- dijo la anciana -ven conmigo, tu esposa empezó sus labores-

Todo el mundo se puso de pie. Viggo salió de la biblioteca acompañado de Ester mientras el resto lo seguía de cerca. En pocos minutos cruzaron toda la mansión y llegaron frente a la habitación de Semiramis.

Ester miró a todos los que seguían a Viggo y dijo -solo Viggo puede pasar, el resto debe quedarse afuera. Ordenes de la señora y la partera-

-Entiendo- dijo Kain y el resto asintió.

Viggo estiro su mano temblorosa a la manilla de la puerta y la giro. Después de abrir la puerta todo era confuso. Sintió que entro a la habitación, vio a Semiramis recostada en su cama mientras era aconsejada por una mujer de edad. Viggo camino como si fuera un draugrs, sin voluntad ni conocimiento de nada. Solo se movió, alguien lo guio a un borde de la cama y se sentó al lado de Semiramis. Después le dijeron que le tomara la mano a Semiramis y así lo hizo. Ella tenía el rostro rojo y se veía que estaba en dolor. Viggo solo la podía mirar y repetirle como si fuera un loro que estaba con ella. Ni siquiera supo si ella realmente lo escucho, pero estuvo ahí. Todo se sintió como un sueño hasta que de repente despertó y se vio sentado al borde de la cama de Semiramis. En sus brazos había una pequeña bebé envuelta en pañales blancos. Su cabeza tenía la forma de un huevo, con pequeños cabellos rojos. Viggo la miraba sin entender mucho, pero seguro que era algo de él. Era una conexión extraña como si estuvieran ligados por una cuerda invisible.

-¿Querido?- dijo Semiramis con un rostro cansado

Viggo giro su rostro a la derecha, vio a Semiramis y le preguntó con voz suave -¿Sí? ¿Necesitas algo?-

-No- dijo Semiramis con voz suave y una sonrisa en los labios -solo quería saber si estabas despierto-

-Bueno, es solo que, no lo sé- respondió Viggo sin saber cómo formular su respuesta. Después miró a la bebé en sus brazos, todavía seguía llorando a todo pulmón. Sin embargo, a Viggo no le molestaba, pensó que estaba bien -solo que- dijo una vez más -solo que se siente raro, como un sueño. Es tan pequeña, su cabeza roja, como la mía ¿Tú crees que será tan problemática como yo?-

Semiramis soltó una risita suave y dijo -no lo sé, querido, pero es linda-

-Sí- dijo Viggo mirando a la bebé en sus brazos, mostro una pequeña sonrisa llena de satisfacción y asintió.

-Señor- dijo la partera, una mujer de cabello cano y mirada seria -la señora y la bebé necesitan descansar-

-Entiendo- respondió Viggo, se levantó con la bebé en los brazos. La partera extendió sus brazos mostrando manos arrugadas. Viggo tendió a la bebé y ella tomo a la bebé, pero Viggo no la soltaba.

-Señor, por favor, la bebé necesita ser alimentada y dormir- dijo la partera

-Yo, sí, lo siento- dijo Viggo con una sonrisa torpe y por fin soltó a la bebé mientras la partera se la llevaba. Viggo quedó mirando en todo momento a la bebé y solo ahí se dio cuenta que Kiara, Scheherezade, Sakura, Ana, Tsubaki y Rosewisse estaban dentro de la habitación. Rosewisse estaba en una esquina, vestida con su armadura de valkiria y su varita de plata en la mano. Viggo mostro una sonrisa, Rosewisse se quitó el casco y miró a Viggo con un rubor en sus mejillas.

Viggo se dio la vuelta, miró una vez más a Semiramis, de cabello oscuro, traspirado y desordenado. Tenía una mirada cansada, pero se veía saludable. Viggo se apoyó en la cama, acercó su rostro y le dio un pequeño beso en los labios -gracias- dijo

-No tienes que agradecerme- respondió Semiramis con una sonrisa suave y dulce

-No, pero hiciste un gran trabajo, gracias-

Semiramis asintió, Viggo le dio un último beso y salió de la habitación.

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