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Buenos instintos 1.5

En medio de un bosque, en los límites de la montaña en donde vive Kratos y su familia. Viggo encontró un extraño árbol de Eucalipto. En realidad, su apariencia era normal, estaba en un bosque con una leve capa de nieve. De corteza semi descascarada, con trozos de hebras a medio salir, como si estuviera mudando de piel. Tenía una altura de diez metros y sus ramas solo empezaban a la altura de los ocho metros. Sin embargo, desde la base del árbol, Viggo miraba hacia arriba y le daba la impresión de que alcanzaba el cielo. No obstante, lo especial y particular, estaba en el aire que emanaba. El tronco era cálido, como si fuera las cenizas de una hoguera recién apagada.

Viggo estiro su mano con la intensión de tocar el tronco, pero Kratos, su maestro, le sujeto de la muñeca. Viggó miró hacia su derecha, vio esa mirada que era demasiado severa sin la intención de querer serlo. Kratos negó, Viggo asintió y retrajo su mano. Este último desconocía cual era la situación con este árbol, pero debe tener algo importante. De lo contrario, Kratos lo hubiera dejado experimentar por su cuenta.

Kratos soltó a Viggo y coloco su dedo indicé sobre sus propios labios indicándole que se mantuviera en silencio. Entonces, con la misma mano, llevo su dedo indicé y corazón debajo de sus parpados, indicándole que mirara. Después apunto adelante del árbol que Viggo quería tocar y señalo una silueta oscura, como si estuviera untada en cenizas. Viggo miró en aquella dirección y noto una figura humanoide. Lo extraño era que la boca y costillas emitían un brillo ígneo.

Kratos desde el lado, se puso en cuclillas y le señalo con la mano que hiciera lo mismo. Después él avanzo apoyando sus manos sobre el suelo y se puso a cubierto detrás de un arbusto cubierto por una fina capa de nieve. Viggo lo imito y cuando llego al lado de Kratos, esté levanto su mano derecha y señalo con énfasis que mirara a la criatura. Viggo entendió el gesto y alzo un poco la cabeza por encima del arbusto y miró a la criatura. Está daba vueltas como si estuviera desorientada, dando pequeños rugidos como si fuera una bestia buscando enemigos. Sin embargo, su única compañía eran los pinos, eucaliptos y otros árboles que llenaban el campo de visión. La gran estatura de los árboles oscurecía el bosque, dando así la impresión de estar en un día nublado.

Viggo miró a Kratos a su lado, quien miraba a la criatura sin apartar la mirada. Era como si lo único que había en su mente, era la criatura.

-Concéntrate- susurro Kratos y le dio un palmazo en la cabeza

Viggo se agarró la cabeza y respondió -sí, ya lo sé-

-No lo parece- respondió Kratos en un tono mordaz -si esa cosa te pudiera atrapar, te arrancaría las entrañas y te devoraría mientras estas vivo-

Viggo trago saliva. Entonces miró su mano izquierda y vio la espada. Después llevo su mano derecha a su pecho y paso su pulgar por la cuerda del arco que colgaba de su hombro derecho. Evaluó su conocimiento de la criatura y como desconocía cualquier cosa, llevo su espada a su mano derecha y después la dejo sobre la nieve, lista para tomarla por si fallaba. Después llevo su mano derecha a su hombro y descolgó el arco. Tomo el cuerpo del arco con la mano izquierda y dirigió su mano derecha a la aljaba en su espalda. Saco una flecha y la posición por sobre la mano izquierda que sostenía el cuerpo del arco. Se asomo por encima del arbusto y posiciono la parte posterior de la flecha en la cuerda. Sin embargo, cuando puso su mano derecha sobre la cuerda sosteniendo al mismo tiempo la parte posterior de la flecha, Kratos alzó su mano izquierda y la puso sobre su mano derecha. Viggo miró a Kratos y esté negó. Viggo asintió, se agacho de nuevo y vio a Kratos descolgar su hacha de la argolla atada en la parte posterior de la hombrera derecha. Kratos tomo una profunda respiración y la cabeza del hacha brillo con intrincados símbolos rúnicos. Entonces la cabeza del hacha se cubrió de escarcha, Kratos se puso de pie y lanzó el hacha por los aires. Esta voló girando por más de veinte metros dejando una estela de luz celestial en el aire, hasta llegar a la criatura y clavarse en la cabeza. El impacto fue tan fuerte que la criatura cayó de espaldas sobre el suelo.

-Prepárate- dijo Kratos

-¿Eh?- respondió Viggo confundido y a los pocos segundos escucho algunos rugidos bestiales.

Kratos corrió por delante en busca de su hacha y al mismo tiempo se vieron levantarse del suelo algunos cuerpos humanoides iguales a la criatura cubierta de tizne. Ellos lanzaron gritos bestiales y sus rostros y entrañas se prendieron como si tuvieran fuego en su interior. Viggo desde su posición se asustó y trato de tomar la flecha y colocarla en la cuerda. Sin embargo, su nerviosismo era tanto que le fue imposible y prefirió botar el arco. Se agacho y tomo su espada, para después correr a la cola de su maestro, quien ya había llegado al cadáver de la primera criatura.

Kratos paso a tomar el mango del hacha y la jalo sacándola de la cabeza de la criatura. Al mismo tiempo, las otras criaturas humanoides corrieron en su dirección, en su mayoría con las manos desnudas.

Por su parte, Kratos miró a su alrededor, manteniendo la misma mirada severa de siempre. Había cinco criaturas por delante, dos a su izquierda y una a su derecha. Las más cercana era la de la izquierda, así que corrió en esa dirección. Tomo su hacha con las dos manos y le cerceno la cabeza a cada criatura y dos cortes horizontales. Después miró a su derecha, donde estaba su siguiente enemigo más cercano. Sin embargo, antes de que pudiera correr en esa dirección, Viggo apareció con su espada y le cortó el brazo a la criatura.

Kratos soltó un bufido con una expresión de diversión y corrió por delante para enfrentarse a las otras cinco criaturas.

Por su parte, Viggo le había cortado el brazo a la criatura, esta se tambaleo hacia atrás, pero rápidamente recupero el equilibrio. Entonces Viggo vio más de cerca el rostro de la criatura y se dio cuenta que era un ser humano. Tenía algunos largos mechones de cabello sobre su cabeza, de rostro esquelético y piel similar a la corteza de los árboles. Sin embargo, su cuerpo era inequívocamente humano, sus costillas sobresalían de su costado, mientras que su rostro era cadavérico.

La criatura rugió abriendo la boca grande como si lo quisiera devorar y Viggo tomo su espada con ambas manos y realizo un corte de derecha a izquierda, cortándole el pecho. Sin embargo, igual que cuando le cortó el brazo, la criatura solo se tambaleo, pero permaneció indemne. Viggo trago saliva, apretó con más firmeza el mango de su espada y bajo la hoja, como esperando poder dar un corte ascendente.

La criatura camino en un gesto torpe y lento, cosa que relajo a Viggo. Entonces espero a que se acercará. La criatura avanzó y levantó su mano izquierda, lanzó un manotazo a Viggo y este la esquivo moviéndose hacia la derecha. La mano paso de largo y al ver el brazo extendido, Viggo alzo su espada y la descargo cortándole el brazo. La criatura rugió y Viggo noto que la luz ígnea en el cuerpo de la criatura se apagaba. Entonces Viggo se permitió examinar aún más a la criatura y notar que llevaba una especie de faldón atado a su cintura, de color café y raído.

La criatura avanzó una vez más, pero esta vez, sin sus brazos para atacar o defenderse fue presa fácil. Viggo alzo su espada y realizo un corte horizontal para cortarle la cabeza. La criatura cayó de espaldas al perder su cabeza y Viggo miró los alrededores para ver si había más enemigos. Sin embargo, solo vio a su maestro mirándolo, con los brazos cruzados y esa mirada severa. Viggo lo quedo mirando, Kratos asintió y Viggo asintió en un gesto lento. <¿Eso significa que lo hice bien?" se preguntó>

-¿Qué son estas criaturas?- pregunto Viggo

-Draugr, caminantes no-muertos que se negaron a dejar este mundo- respondió Kratos, camino hasta Viggo y lo miró a los ojos -ese árbol que querías tocar es una forma de barrera que protege el bosque. No importa que pase, ni que sientas, ni la curiosidad que te dé. Nunca, jamás, toques o cortes esos árboles-

Viggo negó con su cabeza en un gesto vigoroso y dijo -nunca, no quiero que le pase nada a Atreus-

-Mientras lo entiendas está bien- respondió Kratos -tenemos que arreglar tu falta de habilidad con el arco-

Viggo miró hacia atrás y recordó que había dejado tirado el arco y la aljaba. Agacho la cabeza algo avergonzado y se fue a buscarlos sin decir nada. Después volvió con Kratos y lo miró con una sonrisa inocente. Kratos miró hacia otro lado y soltó un suspiro.

-Todas tus armas son importantes- dijo Kratos mirando a Viggo una vez más -debes cuidar cada una de ellas ¿entendido?-

-Sí, señor- dijo Viggo a gran voz

Kratos negó y le dio la espalda, empezó a caminar y a examinar los cadáveres -los draugrs eran seres humanos, pero gracias a la muerte y la podredumbre, sus cerebros se atrofiaron y pelean como bestias. Sin embargo, nunca los subestimes. En grandes cantidades pueden volverse una pesadilla-

Viggo lo siguió a la cola, viendo como a los cadáveres les faltaban partes del cuerpo -¿siempre andan por estos lugares?-

-No deberían, pero de vez en cuando aparecen. No sé qué pasa últimamente que encuentro grupos de entre cinco a diez draugr fuera de la barrera. Se supone que no debería preocuparme, pero las cosas fallan. Solo la revisión constante, la disciplina y la vigilancia nos pueden proteger-

-Lo entiendo- dijo Viggo avanzando sin prestar atención. Kratos se detuvo y Viggo siguió avanzando hasta chocar con su espalda. Entonces cayó de trasero y miró hacia adelante para ver con que choco.

Por su parte, Kratos se dio la vuelta y lo miró a los ojos -¿De verdad lo entiendes?- pregunto

Viggo agacho la mirada y asintió -sí- dijo -nada es para siempre, incluso si nació perfecto. Solo el trabajo duro y la disciplina nos pueden hacer mejorar-

-Espero que esas sean tus reales palabras, niño-

-Son reales, maestro. Son parte de las cosas que he vivido y de lo que me arrepiento. Si hubiera sido disciplinado como mi amigo, él no me hubiera dejado atrás, no me sentiría tan mal y jamás me hubiera apartado de mi familia-

-El fracaso es parte del aprendizaje- dijo Kratos y se dio la vuelta para continuar caminando. Viggo se puso de pie y lo siguió a la cola, avanzando por el bosque y apartándose cada vez más de la choza en la montaña.

Después de media hora de caminata, Kratos miró los alrededores del bosque. Todo parecía estar en calma, así que asintió y se dio la vuelta para ver a Viggo. Esté iba a dos metros por detrás de él. Kratos se puso en cuclillas y tomo una rama tan gruesa como sus toscos dedos. Al mismo tiempo, Viggo entendió que esta era una señal para que se acercara, algo iba a decir el calvo. Así que camino hasta quedar a un metro de Kratos y se puso en cuclillas.

-¿Sabes rastrear?- pregunto Kratos

-No, señor. Nunca he casado animales- respondió Viggo

-Entiendo, está bien. La base de cazar es preguntarte ¿Qué te falta en estos momentos?-

Viggo miró a sí mismo y vio que llevaba la misma polera que venía usando desde que llego. Miró a Kratos y le dijo con un rostro lleno de dudas -¿ropa?-

Kratos tomo una profunda respiración ante esa actitud débil e indecisa -así es, niño, te falta ropa- dijo -pero ¿Qué tipo de ropa? ¿Un abrigo, una manta, un pantalón, botas?-

-¿Por qué?-

-Porque dependiendo de lo que necesitas será la cantidad que tengas que cazar. Por ejemplo: si tienes un gran grupo de soldados, tienes que entender cuanta carne se necesita para alimentarlos. A su vez, esa misma piel te servirá para hacerles ropa. Si no es necesaria, la puedes vender y comprar otras cosas. Todo parte de la pregunta "¿Qué necesitas en estos momentos?" Dependiendo de la respuesta determinaras la cantidad, la calidad y el tipo de animal que quieres cazar-

-Muchas preguntas- respondió Viggo

-Sí, niño, muchas preguntas, pero todas importantes-

Viggo se mordió el labio inferior pensando en lo que necesitaba y Kratos lo quedo mirando y soltó un suspiro ante su estúpido aprendiz. Trataba de enseñarle a buscar sus propios objetivos, pero él solo lo veía como la simple cacería. Cazar en sí mismo se vuelve un ejercicio de vida, en el cual, siempre te preguntas que necesitas y dependiendo de la respuesta, es la presa a la que tienes que buscar.

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