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La ambición de un Aliado

Para aprender esta nueva técnica de espada me tomo bastante tiempo, primero tuve que aprender de memoria los posibles movimientos y posiciones para encarar una pelea.

Durante varios días apunte y dibuje las formas en la que podía iniciar una batalla, cuando las memorice y practique el pergamino cambio.

Ahora mostraba muchas más variantes en las que comenzar, algunas contra dos enemigos o más.

Esto tal vez no llegaría al punto en que se explicará con una fórmula exponencial, pero los movimientos de la técnica aumentaban semana a semana.

Al final termine con un libro de imágenes en instrucciones, junto a comentarios que aumente de mis reflexiones.

Cuando era niño ya había sido sometido a un entrenamiento de kenjutsu, para aprender la manera correcta de usar una espada, así como algunas técnicas avanzadas para ingresar el chakra en mi espada y acabar con mis enemigos más rápido.

Pero todo lo que había aprendido, podía fácilmente catalogarse como un manual para iniciados comparado con lo que el pergamino estaba enseñándome.

Como resultado me tardé tres meses en lograr memorizar los movimientos posibles que podrían derivar de cada acción.

En pocas palabras se puede explicar en qué se trataba de mantener en todo momento los sentidos enfocados alrededor de uno mismo y los oponentes.

Un fallo o tardanza en una reacción, llevaría a una herida innecesaria, en cambio, aprender y moverse fielmente a la técnica te recompensará con victorias rápidas.

Ahora que toda la parte teórica de las técnicas han sido absorbidas, empecé con la segunda fase práctica.

Como primeros objetivos ubique troncos en mi campo de entrenamiento, con ellos no pude simular una batalla real, pero no molestaría el entrenamiento de alguien para mejorar el mío.

Cuando sea capaz de hacer que los dos aprendamos de un enfrentamiento, invitaré a quien considere oportuno.

Por ahora estos troncos serán convertidos en leña, mis movimientos eran muy rápidos.

La técnica en sí me obligó a mejor el uso de mi elemento viento, usando las espadas como conductores.

Siempre empezaba dando cortes en el aire, la idea era fluir y darle velocidad al siguiente ataque para que la onda cortante que libero el primer movimiento y el segundo llegarán al mismo tiempo.

También debían de llegar en diferente ángulo para hacerlo mucho más difícil de bloquear.

Para ello se me obligaba a emplear la fuerza del primer ataque como impulso y darle fuerza a mi segundo brazo para obtener mayor fuerza.

Era muy preciso, después la idea era marear al enemigo o enemigos para que estén atentos tanto a mis ondas de corte como a las espadas .

Durante varias semanas fui aumentando el nivel de las técnicas que entrenaba.

Al practicar la forma más poderosa de la técnica de doble espada, me di cuenta de que exigía una destreza física increíble, estaba saturando mi alrededor con ondas de corte y las espadas se movían muy rápido alcanzado velocidades increíbles.

Los troncos dentro del alcance sufrieron cientos de cortes en cuestión de segundos y en todas las direcciones.

Yo era un ninja, con ya algunas batallas encima, y muchas horas de entrenamiento.

Pero en ninguna de mis prácticas había llegado a un nivel de cansancio tal como en el que estaba ahora.

Solo ejecuté esta técnica una vez y ya sentía dolor en los brazos.

No solo eso, era algo que podía aguantar, pero también tenía cansancio mental.

Durante la práctica de las técnicas me di cuenta de que cada vez mi mente debía estar más concentrada, inclusive sentí que mis sentidos se potenciaban y todo a mi alrededor era procesado por mi cerebro.

Para distinguir posibles amenazas, a mis objetivos distancia y muchos otros factores.

Lo cual creaba un desgaste psíquico, este era el poder de la técnica de doble espada que me dio el dios de las espadas.

Aunque no estoy seguro, ya que nunca maneje la parte de la medicina que tenga que ver con el cerebro.

Creo que al seguir practicando, el cerebro se acostumbrará a esta sobre exigencia.

Es posible que deba modificar mi dieta para tomar en cuánta el consumo de energía doble, pero por ahora ya tenía un plan.

No dejaría de practicar esta técnica hasta lograr mantener mi mente lo suficientemente entrenada para aguantar una larga batalla.

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Durante estos meses en los que Aki entrenaba y el clan Kurokawa se fortalecía, el mundo ninja no estaba del todo tranquilo, la guerra del país del fuego había durado demasiado.

Algunos de sus enemigos han caído y otros han logrado escapar de su venganza, el señor feudal del fuego sabía que seguir con la guerra llevaría a un sobre esfuerzo de sus territorios.

Estaría demasiado débil para enfrentar alguna posible coalición contra él, pero él no era tonto, sabía que no pasaría mucho tiempo hasta que lograra la venganza, solo era cuestión de paciencia.

Pensando en sus próximos movimientos y estrategias que podía utilizar para sus fines, el señor Feudal se encontraba ahora mismo frente a un gran mapa.

Aquí se podían ver los castillos y fortalezas en toda la región, algunos con banderas de color rojo otras de color amarillo y muy pocas con color azul.

El país del Fuego por ahora solamente ocupaba la zona oriental sur de lo que debería ser en un futuro sin entrar todavía a la península que compartiría con el país del té, prácticamente era una sexta parte de su máxima extensión.

Su mirada se enfocó en las ciudades centrales del continente, las ciudades portuarias que se mantenían bajo su poder eran económicamente activas nada más con ligeros problemas de piratería, solucionados en su mayoría por sus guarniciones.

Pero necesitaba mayor cantidad de población y tierras dentro del continente para aumentar su capacidad bélica.

Se enfocó en tres ciudades, todas equidistantes entre ellas, si pudiera capturar las tres prácticamente, se haría con un punto de apoyo para adentrarse cada vez más al continente.

Puso sus dedos sobre las tres ciudades.

Señor Feudal: "Hara, Kutosami ... Ikiri"

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