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El adiós

5 AÑOS DESPUÉS

Que nos pertenece a nosotros los vivos, suponemos que nada y lo que es menos que nada la vida. Nos han dicho el gran numero de pastores y sacerdotes que la vida es de Dios no nuestra y que solo la presta para ser cosas aquí en este pequeñísima piedra, entonces porque nos mirarían mal a ambos.

¿Porque nos juzgarían las personas más por devolver al "Gran Poderoso" lo que es de su pertenecía y saldar la deuda?

Esa era nuestra defensa a los tuertos a la verdad. Ese era nuestro propósito y ya ambos lo teníamos claro.

Todo en llamas. Llamas enormes que se alimentaban de las casas de madera suave que suculentamente se volvían ceniza esparcida en los caminos de tu viejo pueblo.

No importaban los gritos de ayuda por el miedo. No al fuego que resguardaba y abrazaba calurosamente el cuerpo blando y frágil (no podían entender su verdadera calidez como nosotros lo hacíamos que significaba ciertamente la más clara y directa redención y liberación) sino al pecado que habían cometido en sus putrefactas y asquerosas vidas que pronto saldría las cuentas como tu y yo lo hacíamos en ese momento.

Pasar por las calles que te habían humillado y aplastado. El mundo que te rodeo durante años de miseria y crueldad de la más pesada se estaba calcinando vorazmente de una manera casi cariñosa y encantadora. Pisar las cenizas de las casas ya deshechas por el fuego ya muerto y que había cumplido su misión te hacia sentir soberano y bastante recompensado.

Ya solo se podían mirar los colores del sol ardiente atrás de ti en llamaradas en potencia y el pasado aplastado para toda la eternidad.

Los dos solo estábamos empezando nuestro propósito y no sería el final de nuestro verdadero destino.

Ya lejos entrando en las arboledas de color verde musgo del bosque se podía presenciar el orgullo de un artista y la alabación del publico que la presenciaba con gritos de asombro.

Queridos y dementes lectores Les agradezco mucho por seguirme y leer mi fan fiction de estos increíbles personajes. Halloween y el día de muertos me ha dado mucha inspiracion para mis historias y les tengo muchas cosas más preparadas en estos días las verán.

Nos vemos y feliz halloween y feliz día de muertos =-D

Capítulo 8 Un día antes

Se hallaba en el piso tirado como la escoria que era, la cara ensangrentada y la nariz toda rota. El lodo lo cubría toda la camisa y se miraba como todo un animal moribundo.

Empezó a toser con los pulmones adoloridos. Que asco daba el maldito.

Solo se hallaban tú y él en el cuarto que era a penas iluminado por una vela pequeña. Tú en lo alto y él abajo. Los dos lo mirábamos con la repulsión que siempre se había merecido. Tantos años, tantos golpes, tantas humillaciones y dolores morirían junto con él.

-Por favor.- Tosidos brutales.- haré lo que quieras solo no lo hagas.

Daba hasta cierto grado lástima verlo en el suelo como un bicho que estas a punto de pisar, pero ambos lo habíamos deseado desde hace tiempo.

Cerraste la puerta mientras te reías con gozo. Claro que él no entendía la alegría en tu voz.

- Hace mucho tiempo que no te encontraba.

La vela era el único punto de luz que se hallaba en lo oscuro.

-Por un momento pensé que te extrañaba

-Dallas, se que puedes estar molesto.

-¿Quien dice que estoy molesto? Creía que una sonrisa reflejaba todo lo contrario.

Ciertamente tu sonrisa era enorme con bastantes toques macabros de una historia de terror. Lo que le pasaría a Edward sería su historia de terror.

Te suplicaba Edward, pero solo podías escuchar el llamado de los fantasmas del pasado y el cortante el cuchillo.

Jugar con él te daba más ansias y sentir su belleza letal era reconfortante.

-Mira tengo una novia y una familia ¿que dirán cuando me vean ahí tirado sin vida?

Su voz estaba agitada. ¿A quien te recordaba cuando tenía miedo?

Solo tú (nuestra) respuesta era tu sonrisa congelada.

Que importaban todos ellos. Les dolería, llorarían y sufrirían, pero con los años se aburrirían y abandonarían todo eso atrás.

-¿Que dirá la gente cuando vean la noticia en los periódicos?

-Al fin algo que interese ver.

Ahí la punta del arma blanca estaba en la punta de la garganta de Edward tocando su piel sin cortar. Cuanto auto control llevaste en esos instantes.

-Se-serás un asesino.

Reímos un poco y lo miraste luego a sus ojos llorosos por el miedo que provocaba: el arma y nosotros a flor de piel.

-No me des más razones para hacerlo.

La sonrisa era cada vez más ancha con solo pensarlo.

-¡Imaginatelo! Las noticias nuevas. Joven hallado asesinado en su propia casa. El charco de sangre que se hallaba en su cuerpo inmóvil; muy difícil de limpiar. La gente atemorizada espera que el asesino no empiece ataques, pero que crees que no habrá después de lo que haré.

Empezó a sollozar asustados. Se podían oír como una combinación de chillidos agudos y respiraciones forzadas por culpa del cuchillo aun junto a la garganta. Se lo apartaste para escuchar más claramente los sollozos y las respiraciones agitadas.

-Pero que tenemos aquí, Acaso son ¿Lágrimas? Pensé que él único que lloraba era yo, pero creo que con gente como tú es impredecible todo. No me hagas que gocé más esto.

-Eres un hijo de

Lo tiraste del pescuezo levantándolo y para seguir un golpe furioso que le estrello su brazo a una parte de un espejo que se rompió con el acto.

-Más te vale que no ofendas a una pobre difunta, Animal.

Regresó esa sensación hacia ti de decadencia y sufrimiento. Solo recordarlo hacia que despertará en ti ese lado débil que despertaba sin quererlo. ¡No! A pesar de todo no podías regresar atrás con algo tan importante que el comienzo de todo. Todo comenzó con algo tan simple y sencillo: una sonrisa sádica y demostradora a una nueva victima.

-Que pena que no pueda ver esto, Nos vemos.

Tomaste su brazo con fuerza y el cuchillo le paso por sus venas cortándolas una por una como cuerdas de violín. La sangre empezó a fluir más y más. Cuando lo soltaste al cretino él solo se tomó el brazo gritando y maldiciendo.

-¡NO, NO, NO!

El brazo le temblaba y todo su cuerpo se hallaba del fluido rojizo. La vela solo encandilaba a medias haciendo una escena de fotogramas seguidas.

Primero él tomando su brazo, tirándose al suelo convulsionando, los gestos de muerte y agonía y los gemidos con ataques.

Tú te hallabas al lado mirando la escena preciosa. Solo había que esperar y admirar momentos, la actuación más original: la muerte misma. Te sentaste en una silla mirando cada momento con la sonrisa que se volvió la ultima cosa que miró Edward.

-Espero que los dos nos crucemos en alguno de los nueve círculos.

Cayó sin vida. Sus ojos se hallaban en blanco, la boca entre abierta y toda su ropa llena de sangre igual que el piso que antes era blanco.

Solo pudiste acercarte a él sin ninguna gota de compasión ni lastima.

-Creo que maté al lobo.

Capítulo 9 Prepárate.

Un día y 20 minutos antes.

La combinación de emociones pudo decirse que era mucha, pero en realidad solo existía una emoción que perduraba. Una emoción horrible que según los doctores era normal y además que no te dejaba ver claro y por eso no debías actuar lo que tenias pensado, pero mas bien toda esa emoción era la alerta de actuar. Yo te seguía y estábamos los dos preparados para lo que venía. Al fin te sentías vivo al sentirte muerto por dentro. Al fin podía salir ese chico que se guardaba todo: el miedo, la locura, la fuerza, sus deseos más íntimos y sus sueños más profundos y incomprensibles.

Tu eras el sendero y yo tu huella. Tu sombra de lo que eras capaz y lo que deseabas ser capaz.

Esperaste no importa cuanto tuviste que esperar, pero esperaste concentrado y animado. Hasta que al final decidió presentarse el invitado de honor. Él era la piedra de algo increíble y no podías dejar ir la oportunidad de crearlo. Ya estaba en tus garras solo tenía que acercarse al jardín y entrar en contacto con el contracto de su ...

Estaba acompañado de amigos, pero no podías irte, había comenzado todo y él había sido el camino que te llevó hacia tu nuevo ser. Al fin se despidió y iba comenzar todo. Hiciste un ruido con una piedra a la ventana y como era de esperar tomó el anzuelo.

-¿Quien anda ahí?

Poco a poco se iba acercando a donde te encontrabas. El mango de cuchillo era liviano y te acompañaba siendo tu sombra en esa noche.

Solo un poco más.

Hasta que cayó en el blanco. Saliste del escondite y para pararlo le diste u golpe en la cabeza hasta dejarlo inconsciente. Pudiste matarlo ahí, pero no iba ser tan divertido sin que estuviera a lo tanto el rey de roma. Podías hacerlo un momento más tarde; a todos y esta vez por querer hacerlo.

Capítulo 10 Silenciosa sonrisa.

Un día y tres horas antes.

Se hallaba todo en silencio. Un silencio fuerte y que te quiebra.

Solo pensabas en lo que estaba escrito en la carta ahí en tu mano empuñada.

Hubieras querido escuchar algo para destruir el silencio. Un ulular de una lechuza, un ratón pasando al lado entre los pasillos hasta un hueco para ocultar lo que robó, un lobo aullando a la luna que no se podía ver esa noche, pero solo obtuviste: nada. Solo un nada. Nada pudo evitar el silencio. Lo único que se podía percibir ademas del silencio era inquietante eras tú en una silla rota.

La espera era larga aunque solo fueran minutos se sintieron como años pesados de espera. Ojalá hubieran sido años, pero solo eran minutos.

Tus ojos solo se fijaban en el suelo mojado por la jarra que cayó al derrumbarse tu...

¿Cuanto tiempo quedaría para que la pudieras llamar madre?

Se abrió la puerta y el hombre se colocó enfrente de ti. Aunque no cambió tu posición en la que te hallabas: la cabeza baja mirando el suelo y encorvado en una silla rota.

-¿Quisiera verla?

No podías levantar la vista, pero debías hacerlo (solo por compromiso).

-No quiero. Porque si la miró se que no la miraré otra vez.

-Se lo .- Se pausó ahogando un suspiro.- Se lo recomiendo si al menos quiere ese recuerdo.

Entraste poco a poco. Ella estaba en su cama tosiendo y con la mirada perdida. No parecía la misma mujer que tanto amaste. pero era ella. Cuando llegaste cambio la mirada sin alma por una con su espíritu cariñoso y te mando una cálida sonrisa. Casi lloraste enfrente de ella, pero no podías romper esa promesa que habías hecho. Con el más gran dolor que un hijo pudiera tener al ver en esa posición a su propia madre a tus labios temblorosos pusiste una sonrisa hacia ella.

Te acercaste cuidadosamente y sentaste al lado suyo.

-Dallas, hijo como quería verte.

-Sí, aquí estoy.

-¿Y.- le costaba mucho hablar por sus pulmones tan débiles.- y como has estado?

-Bien.- A ti también te costaba hablar.- he estado bien. Vivo feliz.

Aunque no era completamente cierto. No querías decirle a tu madre que tenías mucho, pero que aun así vivías con un hueco que no te dejaba sentirte completamente dichoso.

-Eso quería escuchar.- cerró sus ojos y suspiró feliz.- ¿ y como estas haya? ¿Algo nuevo para mí?

-Tengo una esposa y estoy bien con ella.

-Quisiera estar aquí para ver a mis nietos.

Te desgarraste más al oír esa frase, pues no podías negar que ya no esperará más eso. No solo por su estado sino por las cosas más que ya sabías.

-Siempre luces también sonriendo, Dallas. Tu padre también lo dice.

Estabas a punto de quebrarte enfrente de ella. ¿Cuanto tiempo podrías durar más así al verla desvanecerse enfrente de tus ojos? Mirar sus ojos tan suaves y luminosos ahí tan opacos y fallecidos. Ella casi estaba muerta y no podías hacer nada. Ni pedirle a Dios ni reclamarle al ser que llamaban todo poderoso.

Solo podías hacer una cosa sonreír para ella hasta sin parar hasta que la muerte apagara la vela.

-Puedes tomarme la mano.

Su mano se sentía fría, pero a la vez suave como el algodón y te regresaba una esperanza. Una frase "todo estará bien".

-Gracias por cumplir tu promesa. Te seguiré viendo cumplirla arriba.

-No digas eso. Te... pondrás mejor.

-Dallas , ya no podré verte.

-Vamos por favor.

-Solo nos volveremos a ver en el Cielo.

-Mamá yo no.

Sabías que esa alternativa no sería posible.

"Yo no iré al cielo" Sonó...como el repicar de una campana.

Tomaste más fuerte su mano apoyándola sobre tu cabeza.

Ya no regresaría.

Su mano cayó igual que su espíritu. Su último aliento y adiós.

Tu llanto se despertó y causó un dueto con los gritos de dolor. Su cuerpo no paraste de abrazarlo y rogabas que despertará, pero ya no había vuelta atrás. No volvería. No volverías a ser el mismo. Esa parte cariñosa de ti había muerto. Ahora eramos tú y yo. Me viste nacer con la muerte. Como así debía ser.

CAPITULO 11 Deja el agua se lo lleve.

Un día, dos horas y 45 minutos antes

Aunque te dolía la despedida y se había roto tu persistente cordur... bueno esa cosa. No podías pensar en otra cosa que la muerte. Muerte de un lado y en otro, por todas partes muerte. Ya no era solo la muerte que visitó a tu madre sino que estaba teñida la palabra "MUERTE" en todos los lugares. Te alejaste del cuerpo de tu madre y las voces se estallaron con un golpe del reloj.

¡DING DONG! Una tras otra devorando como lobos hambrientos todos tus pensamientos.

¡PARA QUE TE MIENTES!

¡SOLO TE ENGAÑAS!

¡SERÁ DEMASIADO TARDE!

¡SABES QUE ES LO QUE DESEAS!

Se empezaron a juntar todas las voces que te comían y te desgarraban trozo por trozo. Era inútil escapar de todos tus productos de un deseo nunca escuchado. A ese ahora iban a SER ESCUCHADAS.

Caíste. Te sentías tan débil y tan indefenso. Ahora solo eran una bola de palabras que no se les distinguía el sentido que tenían. Solo eran ruido escandaloso.

Estabas derribado. Solo; sin nadie. Hasta que llegué yo a tus manos. Te ayudé a pararte y distinguir lo que eras. Ya no era una sombra sin ser escuchada, ahora tu cómplice, tu amigo, tu defensor, ya era tu parte más oscura afuera tiñendo tu piel blanca.

Pero yo no fui quien lo escogió así, tu fuiste quien tomo mi mano y me respondió con una sonrisa y no engañándose así mismo por otros años.

Al fin eras tú. Esa palabra Muerte tenía su significado en tu vida y no ibas a cegarte más con la venda que te tapaba.

Mirarte en ese espejo roto de tu madre era un nuevo tu un renacimiento al fin.

-Sus servicios ya no serán necesarios.

El Doctor se quedó perplejo, pero no por la respuesta sino por tu expresión en tu rostro: tus lagrimas cayendo a tus colmillos demostrados por una gran sonrisa.

-Señor cuanto lo lamento podría...ayudarlo tal vez

-¡No! Digo...no, no es necesario. Como ve ya no hay...

-Entiendo. Pero tal vez exista...

-Nada. Ya no hay nada solo le aconsejó que se vaya de vuelta a su hogar a descansar. Este pueblo es "especial" en cierto modo negativo y no le aconsejaría que no se quedará más tiempo posible.

Ya los dos se dirigían para la puerta que llevaba directo a la noche.

-Espero que su viaje sea apacible y nada turbulento.

-Pero...

-Su abrigo, su sombrero

-No es mío

-Bueno tómelo como un buen regalo de su cliente Dallas y ahora sin más lo despido.

-No se ve tan tris

-Claro que no. Mi madre no quisiera verme llorar y ahora tengo mucho que hacer. Gracias.

Solo le pagaste por lo que había venido y sin más que decir solo se despidieron los dos con un gentil "buenas noches".

Se cerró la puerta y ya no había tiempo que perder.

***

Se hallaba apacible y tranquila aquella mujer que había sido tu madre. Solo no podías dejar de ver su sutil calma y te querían salir de nuevo las lágrimas de tus ojos al verla al fin en paz, pero no podías. Ya no podías llorar. Ya habías sido lo bastante ingrato al romper tu promesa cuando murió ahora de muerta lo menos que podías hacerle de favor era tomarla la sonrisa como tu nueva fachada y reiniciar todo de cero.

Delicadamente y con una suave mueca la tomaste y llevaste en tus brazos. Salieron de la casa hasta el río donde caíste varias veces y que te provocaba un escalofrió espantoso al solo ver sus aguas chocarse con las piedras, pero esta vez solo ibas a mirar como un amigo silencioso.

Ya estaba todo listo para decirle adiós al ser más bondadoso que habías conocido jamás en la vida. Si, un adiós para siempre.

Arriba de un tronco adornado con unas flores del bosque y ella con los pétalos entre sus lindos rizos le tomaste por ultima vez su mano; antes cálida ahora helada y le entregaste un suave beso en una de sus mejillas pálidas (como siempre).

Ya era hora. Ella no podía permanecer en un lugar como ese y menos con la masacre que iba a ocurrir después. Con todas tus fuerzas le diste vuelo al tronco hasta que llegó a juntarse con el ritmo fuerte y firme del río y siguió y siguió hasta que no se vio más esa amada de pelo brillante, mejillas pálidas, manos heladas como inviernos contenidos y vestido azulado como el cielo en primavera.

-Adiós, Amelia.

Duraste al lado el tiempo necesario para recordar su presencia linda a tu lado. Aunque ya no estabas a tu lado.

Notas a los lectores: Basado e inspirado en Alastor Hazbin hotel De Vivienne Medrano.