Sábado, 21 de septiembre de 2019, 5:15 pm – Avances
Cuando era niño mis padres siempre cumplían todos mis caprichos. No importaba si era difícil de conseguir lo que deseaba, yo quería tener inmediatamente todo lo que se cruzará delante de mis ojos. Creo saber que el causante de todo se debe a que ellos pasaban casi todo el día trabajando, llegaban a casa muy noche y yo me encontraba en cama la mayoría de las veces. Ni siquiera podía tener un momento de convivencia en familia al ser hijo único.
Ingrese al jardín de niños, tenía un grupo de amigos. Al inicio todos la pasábamos muy bien, en los recesos nos juntábamos, a veces traíamos juguetes de casa o había ocasiones en los que jugábamos futbol. En aquellos momentos todo se trataba de diversión, suena muy normal, ya que éramos solamente unos niños. Era un chico muy sociable, siempre estaba muy alegre y con ganas de jugar todo el día. Me consideraba bueno en el deporte, claro, mi favorito era el futbol. Se podría decir que me sentía más feliz en el jardín de niños junto con mis amigos que estando solo en casa esperando a que llegasen mis padres, sin embargo, todo empezó a empeorar en aquellos días por diversas razones…
- ¡Wow!, miren chicos, Daichi trajo este increíble coche de juguete.
- ¡Es verdad Naoki!, ¿Dónde lo conseguiste Daichi?, - pregunté con emoción.
- No es algo muy espectacular chicos, mis padres me lo compraron ayer en la juguetería que se encuentra cerca del centro comercial. En realidad, hace mucho tiempo que tenía en mente conseguir este coche, - respondió con felicidad.
- ¡Genial!, le pediré a mis padres que me compren uno este fin de semana para poder jugar entre todos el lunes. Los demás, también consigan el suyo, ¿qué opinan chicos?, - dijo Naoki con entusiasmo y decidido.
- ¡Sí!, - respondió el resto de los niños.
Tenía mucha ilusión de poder tener mi coche de juguete para así jugar con mi grupo de amigos. El fin de semana le pedí a mis padres que me compraran uno, aprovechando que los domingos siempre compraban comida rápida de restaurantes, me llevaron a la juguetería. Tenía la intención de elegir uno de color naranja, es mi color favorito. En la tienda había demasiados modelos, colores y tamaños. Pero hubo uno que me llamó la atención al verlo por primera vez, se trataba de un coche de juguete a control remoto y, además, era de mi color favorito. Recuerdo perfectamente que a la hora de que me lo compraran, tenía muchas ganas de sorprender a mis amigos, ya que se trataba de un coche espectacular. El lunes por fin llegó, en la hora del receso nos juntamos como siempre, todos tenían su propio coche de juguete.
- ¡Chicos!, muestren sus coches uno por uno, pero primero aprecien el mío, creo que su diseño es un poco moderno, pero me gusta, - dijo Naoki motivado.
- ¡Genial!, - respondieron los demás.
- Tienes razón Naoki, tiene un diseño moderno y elegante, - contesté sorprendido apreciando lentamente el coche.
Todos estaban muy emocionados mientras presentaban sus coches de juguete, hasta el punto en que olvide mostrar el mío.
- A propósito, creo que ya todos mostraron el suyo, solamente faltas tú, - dijo Daichi un poco confundido.
- ¡Oh! Tienes razón, esperen, lo traigo en mi mochila, - respondí rápidamente, fui enseguida al aula por mi mochila.
- Perdonen la tardanza, mi coche es este… sé que tiene un tamaño más grande lo normal y es un poco más llamativo, pero fue el que más me gustó, - dije mientras sacaba lentamente el juguete.
Cuando de pronto todo el grupo estaban sorprendidos por mi coche.
- ¡Es espectacular!, ¿para qué sirve la antena que tiene en la parte trasera?, - preguntó un chico del grupo.
- Esta antena sirve para poder conducir el coche a control remoto, miren aquí está el control en mi mochila, - respondí emocionado mientras buscaba el control.
- ¡¡Genial!!, - respondieron todos emocionados y felices.
- No es para tanto chicos, - contesté con una pequeña sonrisa y apenado.
Mientras yo me divertía con el resto del grupo, me había olvidado completamente de Daichi y Naoki. Se encontraban un poco separados de nosotros, así que tuve que ir con ellos dos.
- Daichi, Naoki ¿qué hacen acá apartados del grupo?, - pregunté con dudas.
- Nada, solamente estamos esperando a que se acabe el receso, - respondió Daichi un poco pensativo.
- Así es, como lo dijo Daichi, - contestó Naoki.
Creo que el ambiente se había puesto un poco incomodo entre los tres, entonces quise romper un poco el hielo.
- ¡Oh!, ya veo… por cierto, ¿qué opinan de mi coche a control remoto? Creo que fue una buena elección, - dije un poco dubitativo.
- Tu coche, claro, fue una buena elección, - respondió Daichi mientras miraba a otra parte.
- Bueno, creo que nos adelantaremos nosotros dos al salón de clases, te vemos allá, - dijo Naoki decidido.
- Claro, los alcanzo más tarde, - respondí un poco confuso.
Nunca los había visto a los dos con esa actitud, siempre me había llevado con ellos muy bien, por lo que fue extraño que actuaran de esa manera. Recuerdo que al final no pude usar mi juguete en la hora del receso. Al pasar los días, todo había vuelto a la normalidad. Pude hablar con ellos como si no hubiera pasado nada anteriormente, sentía que había sido un mal momento solamente, que no se iba a repetir de nuevo, pero, estaba equivocado…
- ¡Escuchen!, conseguí este reloj ¡miren!, - dijo Daichi con felicidad.
- Espera, ¿acaso ese reloj es el qué tiene la función de luz?, - preguntó Naoki con asombro.
- ¡Claro!, observen, cuando esté en algún sitio oscuro, con el botón que tiene en el costado se podrá iluminar y podré ver de mejor manera la hora que marca, - contestó Daichi contento y con una gran sonrisa.
- ¡Wow!, - respondió el resto del grupo muy emocionados.
- Es, es ¡sorprendente Daichi!, quisiera tener un reloj como tú, - dije emocionado.
En esos momentos mi mente pensaba solamente en tener un reloj también, por lo que le pedí a mis padres que me compraran uno. Como dije en un principio, ellos siempre cumplían todos mis caprichos, entonces no fue un problema conseguir uno. Después de unos días por fin había conseguido mi reloj, yo estaba muy emocionado, quería mostrárselo a mis amigos.
- ¡Oigan todos!, yo también conseguí un reloj, - dije con emoción.
- ¡Cielos!, se ve espectacular, - dijo un chico del grupo.
- Veo que también tienes un reloj nuevo, como Daichi, - contestó Naoki con seriedad.
- Si, mis padres me lo compraron el otro día, - respondí contento.
- No sabía que te gustaban los relojes, eso es algo nuevo, - dijo Daichi un poco sorprendido.
- Bueno, no es que me gusten mucho, pero quería tener uno nuevo tam…
- ¡Sorprendente!, tu reloj también es una calculadora, esos son muy difíciles de conseguir, creo que es mejor tu reloj que el de Daichi, ¡miren, miren todos!, - dijo muy contento un chico del grupo.
- ¡Es verdad!, - respondió el resto,
- Es solo un modelo más actual, tranquilos. Daichi, Naoki, se emocionaron mucho los chicos ¿no creen?, - respondí alegre y apenado.
Luego de preguntar, voltee a un lado para buscarlos, pero ya no se encontraban en el sitio. Fue muy extraño que se retiraran muy pronto, ya que aún no se acababa el descanso. Durante el resto de ese día ellos no me hablaron en el salón de clase, no entendía qué estaba pasando, pero al pasar los días volvieron a buscarme como si no hubiera pasado nada.
La última situación que pasó y me hizo darme cuenta de algunas cosas que tal vez hacia mal sin darme cuenta. Se remonta en un torneo de futbol, mi grupo de amigos eran muy buenos jugando, por lo que todos dimos un gran esfuerzo para poder ganar la copa de primer lugar. Cuando pasaron los primeros partidos nos dimos cuenta de que teníamos un gran potencial para ganar el torneo, sin embargo, cuando llegamos a la final, el equipo rival era muy difícil. El partido lo estábamos empatando sin goles en el primer tiempo y en gran parte del segundo, pero casi al final, en los minutos agregados de compensación surgió una gran jugada a favor de nuestro equipo.
Se trataba de un tiro de esquina en contra de nosotros, el equipo contrario tenía ventaja ya que eran un poco más altos. Al cobrarse el tiro de equina, Naoki, que cumplía la función de defensa central se percató que el centro no iba con mucha altura por lo que fue fácil para él despejar el balón. Gracias a ese despeje, nos permitió colocarnos a Daichi y a mí para iniciar un contragolpe feroz, de pronto se convirtió en un duelo dos contra dos, nosotros contra los defensas del otro equipo. Tome el balón y me fui directamente por la banda izquierda, Daichi se encontraba en el centro del campo esperando a que le diera un pase, un defensa me estaba marcando y el otro cubría a Daichi.
Entonces decidí elaborar una jugada por mi propia cuenta, recordé que Daichi no es muy rápido, por lo que no era conveniente pasarle el balón porque tenía un defensa encima. Seguí manejando el balón por la banda izquierda hasta casi llegar al área chica del equipo rival. Justamente ahí, pensé en iniciar mi mejor jugada, la que nunca me había fallado antes, que consistía básicamente en hacer pensar al defensa que seguiría corriendo por toda la banda, pero por sorpresa cambiaría de dirección, giraría hacia la derecha y me abriría un espacio por el centro para poder ejecutar un tiro con mucha fuerza y colocación con la pierna diestra. Por lo que intenté realizarla.
- ¡Ey!, estoy solo ¡pasa el balón!, - dijo Daichi mientras tenía al defensa rival marcándolo.
Llegaba la hora de iniciar mi jugada…
- ¡Pásame el balón!, - seguía gritando Daichi con más frecuencia.
Después de haber conseguido la atención del defensa, cambié de dirección bruscamente hacia la derecha, era la situación perfecta, por último, seguiría el tiro con mucha potencia. "¡Lo tengo!", fue lo que pensé en ese momento.
- ¡pasa el ba!...
Entonces… ¿es así como se siente?, es lo que me preguntaba a mí mismo mientras sentía una tranquilidad total, un sentimiento de paz al oír ese sonido del balón chocando con la red de la portería, los gritos de gol de los padres y compañeros que estaban presentes viendo el partido. Esa seguridad de saber que todo había salido bien gracias a esa jugada que realicé, al final significó el gol de la victoria. Desearía que mis padres hubieran estado ahí y que hayan visto mi gol. Estoy seguro de que se hubieran sentido muy orgullosos al ver que su hijo brillaba en el futbol. Aun así, tenía a mis compañeros, a mi grupo de amigos, entonces no me encontraba solo, o eso quería pensar…
- ¡Bien! ¡Gol! ¡Gol!, - gritaba con entusiasmo la grada.
Después de haber anotado el gol, el árbitro pito el silbatazo final y eso significaba que habíamos quedado campeones del torneo. Sentía un gran alivio que todo haya salido bien.
Más tarde, todos del equipo me felicitaron por el gol de la victoria. Pero no encontraba a Daichi y a Naoki por ninguna parte. Fui al baño antes de irme a casa, mientras me encontraba ahí, escuché a dos personas entrando al baño hablando un poco molestos.
- ¿Viste lo qué hizo?, yo me encontraba completamente solo en esa jugada y él prefirió lucirse en frente de todos.
- Lo vi todo Daichi, gracias a que yo despejé fuerte el balón él pudo encontrar espacio y marcar el gol, pero nadie notó el esfuerzo que hice para poder despejar al balón de esa manera.
- Creo que él, es un completo presumido… ¿no lo crees Naoki?
En ese momento pensaba "quizás están hablando de otra persona, que no soy yo", eso quería imaginar. Me dirigí a donde ellos se encontraban, el lavabo del baño.
- Chicos, ¿de quién están hablando?, - pregunté un poco desanimado.
- ¡Oh!, eres tú, héroe del partido, - respondió Naoki con indiferencia.
- Lógicamente hablábamos de ti, - dijo un poco molesto Daichi.
- ¿De mí?, pero ¿por qué yo?
- ¿De verdad no te das cuenta?, - dijo Naoki.
- ¡Pff!, Cuéntale todo Daichi.
- Claro Naoki, bueno… para empezar, desde esa ocasión que trajiste el coche a control remoto, nos dimos cuenta de que tu único objetivo era presumir, eres un verdadero presumido, - contestó Daichi enojado.
No podía creer que ellos pensaran eso de mi…
- También paso con el reloj, si yo no hubiera traído uno, tú nunca hubieras comprado un reloj también, solamente lo hiciste para lucirte y verte genial en frente de todos.
En realidad, era lo contrario, yo quería un reloj como el de él, porque Daichi se veía genial con uno puesto, quería ser como Daichi…
- Y ahora con el futbol, no quisiste pasarme el balón para que yo anotara gol de la victoria, no sé si lo hiciste porque querías presumir y verte genial como las anteriores ocasiones, pero…
Por favor, basta, para de hablar. Es lo que pensaba en esos momentos.
- Ahora lo tenemos claro, ¿acaso tus padres no se enteran de cómo eres realmente? Lo que solamente buscas con mucho esfuerzo es llamar la atención de todos, Hayato Miura…
De esa forma acabó mi amistad con Naoki y Daichi, y el resto de los días en el jardín de niños fueron eternos para mí. Por cuestiones laborales de mis padres, nos terminamos mudando a Chiba, justamente cuando iba a ingresar a la escuela primaria. En aquel momento de mi vida surgió el temor de que los nuevos niños que conociera pensaran los mismo, que solo buscaba llamar la atención. Fue un poco complicado volver adaptarme a una nueva ciudad, además que mis primeros días en la primaria no me sentía muy bien, estaba desanimado por lo que había sucedido con mis antiguos amigos. En las clases me sentía distraído, no hacía el esfuerzo para socializar con otros compañeros, simplemente no quería seguir viniendo a la escuela. Pero, todo cambió cuando conocí a esa chica, que se convertiría en mi mejor amiga, a la que hasta estos días la considero como una hermana…
- ¡Hola!, ¡hola!, ¿hola?, ¡Ey! Te estoy hablando a ti niño triste, ya sonó el timbre de salida, deberías irte a casa.
- ¡Ah!, disculpa, ¿me hablaste a mí?, - respondí distraído mientras levantaba mi cabeza del pupitre.
- ¡Claro!, ¿cuál es tu nombre?, - respondió amistosamente.
- Me llamo Hayato Miura, mucho gusto, - contesté.
- ¡Mucho gusto Hayacchi!, mi nombre es Nao Arai, puedes llamarme Nao, sin ningún problema, - dijo sonriendo.
- Esta bien, Nao…
- ¡Yeih!, ¡nos vemos mañana!, - respondió entusiasmada mientras salía del salón de clases.
Nunca se me paso por la mente que ella se convertiría en una persona muy confiable e indispensable para mí.
- Por cierto, ¿dónde vives Hayacchi?, - preguntó Nao.
- Este, no sé si conozcas ese sitio, por la estación del metro que se encuentra a dos calles de aquí de la escuela, soy nuevo en el vecindario, - respondí.
- ¡¿De verdad?!, yo también vivo por esa zona, - contestó asombrada.
Siempre se mostró muy animada y amistosa cuando hablaba conmigo. Yo me tardé un tiempo para tomarle confianza y abrirme completamente hacia ella. Así que un día en la mañana mientras salía de casa para ir a la escuela, surgió algo inesperado…
- Tengo el presentimiento que hoy será un buen día, bueno ¡vamos a la escuela!, - dije en voz alta mientras cerraba la puerta de mi casa.
- ¿Hayacchi? ¿qué haces aquí?, es posible qué… ¿vivas en esta casa?, - preguntó Nao seriamente apareciendo por sorpresa detrás mía.
- ¡Wow!, me asustaste Nao, claro, vivo aquí ¿por qué?, además ¿tú qué haces a fuera de mi casa? - respondí sorprendido.
- ¡¡No puede ser verdad!!, vivo a lado de tu casa, así que somos vecinos ¡viva!, - contestó alegre mientras alzaba las dos manos.
- ¿De verdad?, esas si son coincidencias, Nao…
En un inicio pensaba que ella iba ser una molestia para mi tranquilidad del día a día, sin embargo, fue todo lo contrario. Me llevaba muy bien con Nao pocos días después, gracias a ella pude despejar un poco mis pensamientos de tristeza y desilusión que otros niños habían causado anteriormente. Además, pasaba la mayoría del tiempo en su casa después de la escuela. Sus padres me aceptaron rápidamente, se acostumbraron a mi presencia. Fueron recuerdos nuevos de felicidad, diversión, anécdotas que pude forjar a su lado, es por esa razón que le guardo mucho cariño y la considero como una hermana. Su presencia hizo más a mena la escuela primaria.
Cuando entré a la escuela secundaria, era lógico que lo haría a lado de ella. Lo único diferente, fue que tomamos caminos un poco contrastantes, ella tenía una complexión física hecha para los deportes, por lo que decidió entrar al equipo de voleibol de la escuela. Se podría decir que la pubertad llegó primero a ella, se volvió más alta, delgada y su estilo de cabello paso a ser corto. En cambio, yo, aún no tenía cambios físicos, lo único diferente que realicé fue ingresar al club de caligrafía. Quería tener una vida tranquila en aquellos días.
- ¡Hola Hayato!, iras a ver mis partidos en la competencia de voleibol ¿verdad?, - preguntó Nao emocionada.
- Claro, estaré ahí apoyándote, - respondí contento.
- ¡Perfecto!, nos vemos ahí…
Mi vida como chico de secundaría parecía ser que la pasaría con mucha tranquilidad, pero de nuevo empezaron a surgir situaciones incomodas para mí. Durante el segundo y último año de secundaria empecé a cambiar físicamente, lo que a todas las personas les pasa en esa edad, la adolescencia.
No es que sea vanidoso, pero en aquellos días muchas chicas y algunos chicos de la secundaría me consideraban como el chico más atractivo de la clase. Cambios tuve demasiados, mi voz, mi rostro, mi masa muscular aumento, mi altura también, hasta el punto de ser más alto que Nao, eso sí era lo más sorprendente. No era consiente de todo lo que pasaba a mi alrededor, creo que era muy inocente para captar algunas señales lógicas discretas que mis compañeros de clase trataban de decirme. No me quejo, hubo cosas positivas y negativas en esa etapa, las chicas estaban encantadas con mi presencia, a diferencia con los chicos, ellos sentían un poco de resentimiento cuando me relacionaba con ellas. En mi último año de secundaria, surgieron situaciones que yo no entendía...
- ¡Hayato!, toma, este chocolate es para ti, - dijo Nao alegremente.
- ¡Muchas gracias Nao!, pensé que no iba a ser considerado por parte tuya, - respondí contento.
- ¡Tonto! ¿por qué dices eso?, eres alguien especial para mí, eres como un hermano menor que siempre quise tener, - dijo un poco sonrojada y apenada.
- Mmm… que envidia te tengo Miura-san cuando es 14 de febrero, otra vez, como el año pasado, recibirás chocolates de muchas chicas, - contestó un poco desanimado Ogawa-san, él era el chico que se sentaba atrás de mí, no hablaba demasiado con él, pero era un tipo simpático.
- ¿Acaso tu no recibes chocolates, Ogawa-san?, - pregunté con dudas mientras guardaba el chocolate de Nao.
- ¡Cierto!, aquí está el tuyo Ogawa-san, casi olvide dartelo, - respondió Nao aliviada.
- ¡WOOOOW!, de verdad ¡muchas gracias Nao!, - dijo Ogawa-san en voz alta y emocionado mientras tomaba el chocolate e iba a su sitio para guardarlo.
- Por nada… bueno, me tengo que ir a entrenar Hayato, ¡nos vemos más tarde!, - contestó Nao contenta.
- ¡Que te vaya bien!, - respondí.
Y si, era famoso por ser el chico que recibía más chocolates el 14 de febrero, había ocasiones en las que chicas de otros salones venían a entregarme uno también. Pero, surgían situaciones que yo tal vez las malinterpretaba y no me daba cuenta de su verdadero significado.
- ¡Hola, Miura-san!, no quiero quitarte mucho tiempo, solamente quería preguntarte si querías volver caminando a casa juntos después de clases, - preguntó con mucha pena Ishida-san, una compañera de clase.
- ¡Claro!, por mí no hay problema, te espero cuando suene el timbre ¿sí?, - contesté rápidamente.
- ¡Si!, entonces, nos vemos más al rato, - dijo alegremente.
Pensaba que las chicas me buscaban solamente para hacer amistad, no me daba cuenta de sus verdaderas intenciones y yo las consideraba solamente como una amiga más. Me pasaban situaciones que yo no entendía, como por ejemplo…
- Miura-san, estoy muy contenta de que hayas aceptado volver juntos a casa, - dijo Ishida-san apenada.
- ¿De verdad?, yo también estoy feliz Ishida-san, - respondí con alegría, yo me sentía de esa manera porque poco a poco estaba haciendo nuevos amigos.
- Oye… sabes, desde hace tiempo, bueno, este… tengo algo importante que decirte, ¿podemos sentarnos en esa banca?, - preguntó seriamente Ishida-san.
- Claro, vamos, - respondí, nos sentamos, pero ella se notaba muy nerviosa, con las dos manos en sus piernas y mirando hacia el suelo.
- Este, espera un momento aquí, iré por unas bebidas en esa máquina expendedora, - contesté.
- Es esta bien Miura-san, - respondió nerviosa.
Recuerdo perfectamente que en verdad se encontraba muy nerviosa, hasta el punto en que hasta estaba sudando. Por esa razón quise ir por unas bebidas para que se sintiera más tranquila y que se relajara, sin embargo, para mi mala suerte no tenía suficiente dinero y lo único que pude comprar fue un jugo de naranja.
- Ya regresé, mira, para mi mala suerte solamente me alcanzó para comprar un jugo de naranja, ¿quieres un poco?, - pregunté algo preocupado.
- ¡Si!, lo siento, no quise gritar, si quiero, gracias, - respondió un poco agitada, en ese momento abrí el jugo y se lo pasé para que pudiera beber un poco.
- ¡Muchas gracias!, ya me siento más tranquila, - dijo Ishida-san sonriendo después de tomar un poco de jugo.
- Qué bueno que ya te sientas mejor, ¿me puedes pasar el jugo por favor?, - pregunté.
- Claro, toma Miura-san.
- ¡Gracias!, también me siento muy sediento, espera, beberé un buen trago, - dije alegremente, mientras estaba bebiendo del jugo me percaté que Ishida-san estaba un poco sorprendida.
- ¿Qué pasa? ¿por qué se te puso el rostro rojo?, - pregunté con dudas.
- No no no no no es por nada Miura-san, - respondió sonrojada y sorprendida.
Era tan inocente que no me di cuenta de que había hecho un beso indirecto con Ishida-san.
- Esta bien, entonces, ¿qué me ibas a decir?, - pregunté.
- La verdad es que, me agradas mucho, cuando te veo y estoy contigo Miura-san mi corazón no para de latir fuertemente, tengo miedo de perder tu amistad por lo que puede significar lo que siento, - respondió preocupada.
- Ya veo, pero no te preocupes Ishida-san, porque puedes contar conmigo todas las veces que sean necesarias, ¿qué es lo que en realidad sientes?, - pregunté.
- Espera, aun no puedo contarte, no me siento preparada, - contestó seriamente.
- Entiendo, no hay problema, puedes contarme cuando te sientas decidida, - dije con una sonrisa.
- Muchas gracias enserio, oye… puedo, ¿puedo llamarte por tu nombre?, si no es mucha molestia claro, - preguntó nerviosa y con pena.
- ¡Si puedes!, en ese caso, yo te llamaré por tu nombre también, Midori ¿verdad?, - respondí contento.
- Cla cla claro, recordaste mi nombre, estoy muy feliz, ¡Hayato!, - contestó muy animada.
Unas semanas después, recibí una carta de una chica, me había citado al final de las clases en el patio trasero. Yo no tenía idea porque quería verme o que quería decirme, aun así, fui al lugar que me indicó. Cuando llegué me encontré a una chica muy preciosa, su cabello largo, sus ojos grandes, su rostro mostraba tranquilidad, su forma de vestir era muy linda (aunque usara el uniforme escolar), su perfume me atrapó completamente cuando me acerqué a ella. En ese mismo instante, se confesó, me dijo que yo le gustaba, que quería que le diera una oportunidad para demostrar el amor que sentía por mí, esa chica se llamaba Hana Mizuno. Yo me sentía muy contento, era el chico más feliz del mundo, nunca imagine que una chica pudiera sentir algo así por mí de esa manera, me ilusione mucho que terminé aceptando su propuesta, terminamos siendo novios. Las primeras dos semanas cuando empezamos a salir no pasábamos la mayor parte juntos, nada más en las clases hablábamos un poco, ella no quería que saliéramos de la escuela juntos por alguna razón.
Me sentía un poco desanimado por esa parte, no podía pasar tiempo con mi primera novia, hasta que me enteré de una situación no tan agradable…
- ¡Hola Hayato!, ¿vamos a casa juntos?, ya que tu novia no quiere acompañarte, - preguntó Nao.
- Me parece bien Nao, puedes adelantarte, iré primero al baño, - respondí.
- Esta bien, te espero allá afuera, - contestó.
Después de ir al baño, decidí tomar otra ruta diferente para llegar al salón de clases, al subir las escaleras oí hablar a un grupo de chicas, ahí se encontraba Hana, mi novia.
- Entonces Hana se encuentra reunida con sus amigas, será mejor que vuelva por otro sitio para no incomodarla, - dije alegremente en voz baja, cuando de pronto escuché que estaban hablando de mí.
- Oye Hana, ¿qué va a pasar con tu chico? ¿se llama Hayato verdad? ¿cuándo te desharás finalmente de él?, - preguntó su amiga A.
Nunca supe el nombre del resto de sus amigas, así que las identificaré con letras.
- Pobre chico, si se enterará que solamente lo estas usando, - respondió su amiga B riendo.
- No exageren chicas, no lo estoy usando, solamente estoy promocionando mi imagen con la ayuda de Hayato para darle celos a Hitoshi-kun, eso es todo, - respondió molesta Hana.
- Que despiadada eres, y ese tal Hitoshi-kun ¿de dónde es?, - preguntó la amiga A.
- El está en la otra escuela, que se encuentra en el centro de la ciudad, no sé qué más hacer para llamar su atención, el otro día me tome una foto con Hayato para subir a Frasebook, quizás haya funcionado y Hitoshi-kun se haya dado cuenta de lo que se está perdiendo. Además, otras chicas están celosas de mi por estar con un chico tan guapo como Hayato, en verdad mejoró mi imagen considerablemente, - contestó Hana contundentemente.
- Eres toda una villana Hana, - dijo entre risas la amiga B.
En ese momento me sentía muy triste y decepcionado, no podía creer que alguien inventase sentimientos falsos de amor hacia mí, yo confíe en esa persona, le brinde mi cariño y me engañó completamente. Solamente quería llegar a casa directo a dormir, no quería saber de nada en esos momentos. Fui rápidamente al aula por mi mochila, cuando de pronto Midori apareció en ese mismo instante.
- ¡Hayato!, ¿es enserio lo que dicen de ti?, - preguntó decepcionada Midori.
- Ho hola, Midori, no quiero mentirte, pero no me siento muy bien, podemos hablar de eso otro día ¿sí?, - respondí desanimado.
- ¡¿Qué significa esta foto?!, - preguntó enojada mientras me mostraba en su celular la foto con Midori.
- Bueno, ella es Hana, era mi…
- Pensé que tenía posibilidades de que tú y yo fuéramos novios, hasta diste un beso indirecto mientras tomábamos jugo, dijiste que siempre estarías disponible para mí, hasta prometimos llamarnos por nuestros nombres, yo confié en ti, solamente me diste falsas ilusiones y a los pocos días ya tienes novia ¡eres de lo peor!, - contestó Midori enojada y gritando, salió rápidamente del salón.
Las cosas cambian rápidamente cuando menos te lo esperas, de un momento a otro sentía que el mundo se venía encima de mí. Salí del salón, no recordaba que Nao me estaba esperando afuera.
- Perdón por la tardanza Nao, - dije triste con la mirada hacia el suelo.
- Pero ¿qué es lo que pasa Hayato?, - preguntó Nao preocupada.
- No… no no no… pasa nada Nao, no te preocup…
Cuando de pronto Nao me abrazó rápidamente, en ese momento mis lagrimas salían solas, no paraba de llorar. El pensar que una chica solamente haya jugado con mis sentimientos me hizo darme cuenta de que ya no podía confiar en cualquier persona que se me acercara, descubrí lo superficial que puede ser la gente para conseguir sus objetivos, no solamente me engañaron, sino también me dijeron que era de lo peor. No quería volver a caer en la misma situación nunca con otra chica.
***
- Nao es una buena persona, ella siempre ha estado conmigo en mis momentos más felices y en los más difíciles, espero que algún día la conozcas y se lleven muy bien, ¿oíste bien Ueno-san?, - pregunté sonriendo.
- Si escuché, me gustaría conocerla algún día, - respondió Ueno-san un poco pensativa.
- Oye Miura-san, sé que te dije que no te conocía mucho como para contarte mis problemas…
- No te preocupes Ueno-san, me sobrepase y te conté con mucho detalle mi pasado, pero no quiero obligarte a que me cuentes por qué tienes ciertas actitudes como el estar sola y apartada todo el tiempo o por qué no tienes amigos dentro de la preparatoria, cuando te sientas cómoda y preparada me cuentas, - dije contento.
- De verdad, muchas gracias por tu comprensión, con eso que me dijiste suenas como el protagonista de un manga shoujo ¿acaso también eres fan?, - contestó con dudas Ueno-san.
- ¿Qué rayos es el shoujo?, - pregunté confundido.
- Veo que no eres un hombre de cultura, me decepcionas Miura-san, - respondió.
- Como digas… bueno, llegó la hora de bajarnos de la Noria, vamos a reunirnos con los demás, - dije.
Fue muy agotador este día, al final los demás y Ueno-san tomaron otro camino. Ahora toca regresar a casa, por cierto, vengo con Rin y Ryuji en el metro.
- ¿Cómo estuvo tu día Rin?, - pregunté.
- ¡Hoy fue esplendido!, - respondió Rin con alegría y una sonrisa.
- ¡Wow!, yo tenía la idea que detestabas salir con amigos a este tipo de sitios, - dije un poco confundido.
- Tienes razón, no me gusta ir a sitios donde haya mucha gente reunida, prefiero pasar mi tiempo libre en casa con tranquilidad, - respondió seriamente.
- Pero esta vez fue la excepción Hayato.
- Mmm… ya veo, me pregunto el por qué, - respondí con dudas mientras veía a Rin sonriendo.
- Cambiando de tema, parece ser que estos últimos días te has vuelto más cercano con Ueno-san ¿no?, - preguntó Rin dubitativo.
- ¿Tú crees?, - respondí distraído y con la mirada al suelo.
- Así lo veo yo, has pasado más tiempo con ella, entonces parece ser que tengo la razón, - contestó.
Tengo que saber porque Ueno-san se comporta de esa manera, quiero ayudarla, ella es una buena chica y no quiero que tenga problemas que la incomoden.
- Este, ¿acaso Ueno-san tiene problemas?, - preguntó Rin seriamente.
- No lo sé, ella simplemente no me lo ha querido decir, pero estoy muy pensativo por la manera en que ella se comporta, es muy extraño las acciones que puede llegar a realizar en diversas situaciones, - respondí con preocupación.
- Si lo he notado, la verdad yo también le he preguntado sobre ese asunto, pero no me contó nada, - dijo Rin.
- Investigaré más sobre ella, déjamelo a mí, Rin., - respondí decidido.
- ¿Estás seguro?, - preguntó.
- Claro, en caso de necesitar ayuda, yo te aviso rápidamente, - dije contento.
- Esta bien, te lo encargo, - respondió.
Debo de tranquilizarme y no presionar a Ueno-san, no tengo idea de que tamaño sean sus problemas, entonces le daré su espacio necesario.
- Ya… ya ¿casi llegamos?, - preguntó Ryuji mientras bostezaba.
- ¡Por fin despertaste Ryuji!, - respondió Rin.
- ¡Rayos! Y yo que pensé en dejar que te quedaras dormido y dejarte solo aquí, mi plan no tendrá éxito, - dije decepcionado.
- ¡Ja!, por fortuna desperté antes, ¿qué piensan si en la noche jugamos un poco de Potato League?, - preguntó con entusiasmo Ryuji.
- Por mi está bien, Ryuji, - respondió Rin.
- ¡Juguemos!, - dije entusiasmado, Potato League me trae buenos recuerdos cuando jugaba al futbol en mi niñez, ya que se trata de un juego con objetivos similares, ¡meter goles!
Bueno, por el momento así está bien, creo que me estoy sintiendo muy cómodo con las nuevas personas que he conocido en estos últimos días, espero que el tiempo me preparé un futuro feliz…
¡Muchas gracias por leer!, si te gusta la novela espero y sigas leyendo. Espero y haya sido de tu agrado conocer más acerca de la vida de Hayato. Intentaré actualizar más rápido. ¡Nos vemos!