Un tiempo antes.
En la Sexta Fortaleza.
Dentro de Castillo, y en la Oficina de Claudia Levantine.
"Tenemos que defender la Ciudad con todo nuestro poder."
Claudia Levantine, una mujer de pelo marrón, ojos azules y de una cara fina y noble, con un lunar debajo de su ojo izquierdo que la hacía más sensual, junto a un cuerpo de infarto casi al mismo nivel de Celestine, sólo mantenido por la "armadura" de este Mundo, le dijo a su ejército, tanto el de la jurisdicción de la Iglesia del Amanecer, de la cual ella era Capitán, como el de la Ciudad y bajo su mando en sí.
"¡Hai, Claudia-sama."
Margaret, la chica que se encontraba debajo de Claudia en las filas militares, respondió con energía.
"Primero defenderemos esta Fortaleza, y luego iremos a la capital para completar la defensa allí, ya que necesito proteger tanto a esta Fortaleza como a la Capital, después de todo, soy la guardiana de ambas, aunque también está esperar la llegada del Héroe-sama, sólo que no sabemos exactamente cuando llegará... eso es todo, retírate a preparar las tropas, y a asegurar de que ya la evacuación terminó, Margaret."
"¡Hai!"
Claudia vió como la chica, que era una de sus más queridas subordinadas, salió por la puerta de la habitación, y entonces dirigió su mirada hacia la persona que no había hablado, en el lado derecho.
"General Grave, por favor le pido que me ayude en este combate, para salir victoriosa con sus sabios consejos de guerra."
Claudia inclinó su cabeza, mientras suavemente hablaba con su suegro, Grave Levantine, un hombre de casi tercera edad, pero con el cuerpo bien mantenido de estar en el ejército, así como una ligera barba, de una manera formal y respetando los rangos y la edad.
"Puede contar conmigo, Claudia-sama, la apoyaré en lo que sea."
El hombre respondió con firmeza.
"Gracias, eso es muy bueno."
Claudia sonrió y respondió, luego pensó un poco y siguió:
"Por cierto, ¿ya Klauss habrá llegado y evacuado con los demás civiles de la Ciudad?"
"No estoy seguro, Claudia-sama, aunque como no lo he visto en todo el día, debe ser así."
El hombre respondió con un leve tic en su expresión "recta", esto se debía a el desprecio tan grande que tenía por su propio hijo, Klauss Curtis, aunque Claudia ni siquiera pareció notarlo. De hecho, ella nunca lo había notado.
"Haaa, menos mal... así puedo entregarme completamente a la batalla... uhh."
Claudia suspiró y dijo con alivio, sólo que al final se puso la mano en la frente de un dolor de cabeza repentino que la acogió.
"Oh, ¿pasa algo malo, Claudia-sama?"
Preguntó el hombre con un gozo en su voz que Claudia pasó por alto.
"No... aunque me siento muy... muy... también tengo mucho sueño... ¿por qué será...?"
Claudia habló con su cara que se iba poniendo roja y más roja mientras más tiempo pasaba, con apariencia febril y algo erótica, incluso sin notarlo.
"Oh, ya veo, ahora es que empezó a hacer efecto, ¿no? Vaya, se había demorado bastante, mucho más de lo que pensaba, casi pierdo la paciencia, supongo que ser la persona más fuerte de la Humanidad, simplemente no es un título, jejeje."
"¿Eh? ¿De qué estás...?"
Claudia se sostenía su cabeza y trataba de hablar.
"¿Oh? Pues me refiero claro, al potente afrodisíaco que te di, junto con una pastilla que te hace dormir, así que ahora te debes sentir muy caliente y con mucho sueño, ¿no? Tranquila, mas tarde yo te cuidaré, y te cuidaré muy bien, jujuju."
El hombre, Grave, habló con una voz muy divertida y al final rió de manera oscura.
"¿General Grave...? ¿Suegro...?"
*Bang*
Claudia miró a su suegro, Grave, por última vez, hasta que su cuerpo cedió y con un ruido provocado por su "armadura", o la parte metálica de la poca armadura en sí, que tenía, se cayó de la silla en su escritorio, hasta el suelo.
Lo último que pudo ver fue la risa malvada que tenía su suegro en la cara mientras la miraba desfallecer...
...
Claudia Levantine, la Princesa Caballero encargada en proteger tanto la Sexta, como la Séptima Fortaleza, la última o la Capital del país, había sido avisada ayer con antelación acerca de un ataque que se acercaba.
Ella sabía que existía un grupo Mercenario que se encontraba en rebeldía y en guerra contra las Fortalezas de la Alianza de los Siete Escudos, pero fue sólo hace no mucho tiempo que se enteró acerca de los repetidos ataques de este mismo grupo que tenía el potencial de ser un temeroso ejército capaz de derrumbar un reino.
Y ayer, recibió un mensaje de la Séptima Fortaleza, de la misma Celestine-sama, que le decía que el grupo repleto de hombres de todo tipo de razas, atacaría en su Ciudad.
En este momento fue cuando Claudia lamentó no haber tenido a más magos especializados en la Magia utilizada para enviar mensajes a larga distancia, aunque claro, esto en sí mismo era algo inevitable, ya que este tipo de magos eran extremadamente raros, tanto, que ella ni siquiera podía enviar una respuesta a Celestine-sama, y el mensaje recibido sería bastante brusco.
Claudia se acordó de la maga Halfling, mitad Elfa oscura que exitía en la Quinta Fortaleza, y de sus capacidades, seguramente el mensaje allí hubiera llegado mucho mejor, ya que la capacidad Mágica del Usuario en sí, le permitiría usar diferentes artefactos mágicos como lo son los Transmisores, capaces de recibir directamente la imagen y la voz de una persona.
Sabiendo que un ataque ocurriría aquí, Claudia temió por el destino de las Fortalezas anteriores, ya que casi siempre era ella misma quién iba a las Fortalezas más alejadas de la capital, que era casi como un pequeño país en sí, para las guerrillas contra los Elfos Oscuros, o contra todo tipo de criaturas mágicas que amenazaran de manera seria a una Fortaleza entera.
Especialmente se sintió mal por Prim y Alicia, que eran las más alejadas de todo el país, extremadamente cerca de la frontera. Claudia las quería como hermanas pequeñas, y le agradaban mucho, pero ahora...
Hasta aquí, Claudia pensaba que posiblemente ya fueran cautivas, ya que esclavas de guerra con tanta importancia política como lo eran ellas, no serían ejecutadas, sólo que...
Según lo que sabía de Kuroinu, y de su objetivo, se temía por lo peor...
Estos eran los pensamientos de Claudia hasta segundos después de que recibió el mensaje, y para su agradable sorpresa, el mensaje enviado tenía una segunda parte.
Palabras casi incompletas y bruscas eran las que se recibían, pero entre líneas Claudia descifró lo principal.
Un Héroe había descendido a Eos, y también había salvado desde la Primera, a la Quinta Fortaleza...
Claudia se había asombrado intensamente con esto, ya que en primer lugar, los Héroe eran simplemente personajes ficticios de las historias, y Claudia más que nadie, lo sabía, en lugar de héroes o similares, se tendía a llamar así a las personas que sobresalieran de las masas de alguna manera, como por ejemplo, ella misma y las demás Princesas Caballeros, en segundo lugar, sólo el hecho de haber salvado a las Primeras Fortaleza, o que por lo menos mínimamente ayudara, a salvarlas, era algo que hablaba ampliamente de la capacidad de este "Héroe", también, que por la extraña forma de hablar de Celestine-sama del "Héroe", alguien a quién Claudia conocía muy bien, ella podía discernir la importancia que este hombre tenía para todo Eos...
Claudia no estaba completamente convencida, ya que esto le parecía algo casi... irreal, pero decidió confiar en las palabras de Celestine-sama, aunque las haya intentado revisar más de 20 veces...
Claudia se lamentó nuevamente por la escasa capacidad de comunicación que exitía en esta Nación, si tuviera que decir, lo único que ella envidiaba de los Elfos Oscuros era la gran capacidad mágica que esa raza poseía.
Entonces, con una carga menos sobre los hombros, Claudia se dispuso muy rápidamente a agitar y comenzar los preparativos para invasión que recibiría esta Ciudad, no sabía cuántos eran, no sabía la dirección en que venían, así que Claudia preparó absolutamente todo, tomando el último y peor escenario en consideración...
Que sería una Fuerza abrumadora que no dejara ninguna oportunidad de defensa.
Una de las primeras cosas, que hizo Claudia, se trataba de la seguridad de sus ciudadanos, por eso, desde la tarde desde ese día, y había empezado el movimiento de los civiles, hacia una zona detrás de unas montañas al Oeste de la Ciudad, que parecía un Búnker, sólo que era naturalmente así.
Ya se habían efectuado protocolos mucho antes, además de que esta era una importante parte de la educación en la Ciudad, por lo que aunque se tratara de miles de habitantes, el proceso a conocimiento de Claudia, no había presentado reveses, incluso, los menores y los adolescentes estaban emocionados, a pesar de la situación, ya que nunca habían hecho algo así, por que se lo tomaban como un simple viaje hacia las montañas, o en este caso, una excursión.
Claudia incluso ni siquiera había podido despedirse de su nombrado Esposo, Klauss Curtis, ya que no lo veía desde hace varios meses, el cual estaba en un viaje de negocios comerciales a la capital, aunque por su carta, el día de llegada sería mañana en el alba.
El tiempo pasó y Claudia sólo preparó estratégicamente a sus Mujeres Caballeros, con diferentes formaciones y demás, mientras que las magas de la Iglesia del Amanecer, estaban en la retaguardia por si habían algunos heridos.
Y debido a que la mayor cantidad de integrantes de su ejército estatal, se encontraba en la Séptima Fortaleza, además de que dividió el ejército de esta Ciudad para seguir al grupo que se dirigía al refugio, en la Ciudad sólo quedaban no más de 400 Mujeres Caballeros, tanto de caballería ligera, pesada, y todas las demás ramas del ejército.
No eran demasiadas, pero Claudia estaba segura firmemente de que podría detener a un ejército de 4500 atacantes, con esta cantidad de personas bajo su mando, y toda esta preparación anticipada.
Y también existía la división masculina de la Ciudad, que aportaba otras 100 almas guerreras a todo este tablero, comandadas por su suegro.
...