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Mundo Shinobi - Mundo impuro - 397

Kain coloco su cojín frente al de Hayato Hoshino y se sentó frente al anciano con el mural del dragón cruzando los cielos a mano derecha. El viejo Hayato tenía más de sesenta años y aunque era menor que Sasuke Sarutobi, se podían considerar amigos. Cuando eres un buen jugador, cosas como ser shinobi o ser civil no tienen mucha importancia. Lo importante es el juego y ganar ¿Quién es el más astuto? ¿Quién tiene las mejores y más convincentes artimañas? ¿Quién puede golpear al otro de forma ilegal sin que nadie lo note? Cada uno de estos viejos podía escribir un compendio de golpes bajos e ilegales que la gente se sorprendería y horrorizaría. Después de todo, los jugadores jugaban con las emociones de las personas, atacando la culpa, el miedo, la vergüenza, el qué dirán y ocupando muchas otras formas de manipulación.

Kain miraba al anciano, cabello corto, castaño, con algunas canas a los costados. El rostro cuadrado, tres líneas marcadas en la frente, las mejillas un poco caídas, pero la mirada…la mirada que había pasado de ser la del patriarca del clan Hoshino (un hombre con más de sesenta años) a ser la de un lobo mirando a su presa. Kain casi podía sentir la respiración y los colmillos sobre su cuello. Sin embargo, si lo calmaba un poco y le recordaba su situación, lidiar con él sería más fácil que con un niño.

La gente por lo usual vive sus vidas y se tranquiliza cuando se vuelve vieja. Cada persona es un mundo, era algo que siempre había pensado, pero los viejos como Sasuke y Hayato eran los más interesantes. Incluso si todo en su vida había declinado, solo faltaba un poco de aroma a sangre para que el viejo cazador volviera a recobrar vida. Por supuesto, en este caso, lo que imbuyo vida a Hayato fue el comentario de Kain ¿Quieres fumar habano? Parece una pregunta casual, pero si se la preguntas a un hombre que está muriendo de cáncer a los pulmones, es como echarle ají a los ojos.

El escenario usual sería:

El hombre con cáncer le dice su situación o se disculpa por no poder responder a su oferta.

La otra parte se disculpa poniendo una cara apologética por su comentario "insensible" o solo le dice que puede ser en otro momento.

Todo armonioso, todo cortes.

Por otro lado, en el peor de los casos termina en la indignación del primero, gritando su enfado y revelando sus emociones. La otra parte se disculpa o también se enfada revelando de forma estúpida sus emociones. Todo termina en un caos y ambas partes pierden.

Sin embargo, para Hayato y Sasuke era como si alguien dejara caer sangre fresca delante de sus narices y activaran al cazador que fueron alguna vez. Los vuelve locos, los anima a luchar, despierta sus instintos más sádicos y vuelven a sacar su compendio de golpes bajos.

Kain sonrió, quedó mirando al viejo que se veía pequeño gracias a su mala postura y edad. Ni siquiera tenía chakra para defenderse (aunque tenía una docena de shinobis en el techo y otra docena bajo el piso). Sin embargo, su mayor activo era su personalidad. Demasiado cómodo siendo un charlatán, siendo un timador, siendo un manipulador, un jugador, como quieran llamarse.

Kain vio el problema en el corazón, pulmones y riñones. Sonrió con tranquilidad y metió la mano derecha a la manga de su haori. Sacó un sello de papel y lo puso a un lado, sobre el piso de madera, a medio camino de Hayato y de él. Kain paso sus dedos sobre el sello de papel y del sello emergieron tres botellas, varias copas y una caja de habanos.

Hayato lo quedó mirando, sonrió, no se iba a echar hacia atrás, incluso si esta era la última vez que fumaba y bebía. Estiro la mano para tomar la botella de vidrio trasparente con una forma rectangular. Wiski ¿Hace cuantos años que no bebía porque su maldito médico se lo prohibía?

Sin embargo, Kain se adelantó y lo tomo por la muñeca. Hayato lo quedó mirando, ladeo el rostro en una expresión de molestia, pero Kain nunca mostro desagrado. En su lugar, sin poner demasiada fuerza, tomo la mano de Hayato y la aparto de la botella. Hayato le preguntó con la mirada ¿Por qué?

—No es divertido beber ni fumar con alguien que tose sangre cada vez que le molesta la garganta— dijo Kain, acercó su mano al pecho de Hayato y emitió ninjutsu medico fortalecido por elemento de madera.

Hayato lo quedó mirando, pero solo basto que Kain pusiera su mano en el pecho de Hayato para que él se sintiera como en su juventud. Hayato dio una profunda inspiración y fue como si volviera a la vida. Su corazón le dejo de doler y sus riñones de hacerlo sentir como un pedazo de mierda. Hayato sonrió y miró a Kain a los ojos. Ojos azules, ojos como los de un carnívoro que miraba a su presa. Hayato soltó una risita macabra y entendía porque Sasuke había puesto a este niño bajo su ala. Era demasiado conveniente, pero eso no era suficiente para molestarse en enseñarle el juego. Debía haber algo más.

Kain apartó la mano, se sentó en seiza y tendió su mano para que Hayato intentara tomar la botella que él quería y este último no se contuvo en lo más mínimo. Hayato extendió su mano, acercó una copa y después abrió la caja de habanos. Él tomo un habano y se lo llevo a la boca. Por último, tomo la botella de wiski y trato de abrirla. Fue un agrado, un lujo, sus dedos le respondieron como debería ser, le falto fuerza, pero la pudo abrir por su cuenta.

—Dios, si todavía fuera joven eso me habría producido una erección— dijo Hayato como si nada, miró a Kain y después miró la copa y se sirvió wiski —no sabes lo ridículo que se vuelve el cuerpo cuando envejeces, tienes que pedir ayuda para las cosas más estúpidas. Es un placer casi orgásmico poder ocupar mis manos como dios manda—

Kain lo quedó mirando, observando sus expresiones mientras sonreía. Los ojos de Hayato estaban perdiendo poco a poco el impulso inicial de recordar su vida como jugador. Por otro lado, Hayato era sincero con sus sentimientos, pero lo decía de tal forma que incomodara a la otra persona. Esto era como tener una espacio y expandirse. Puedes competir con fuerza bruta o hacer sentir tan incomodo a tu oponente para que él se reprima por su cuenta para evitar estar cerca de ti. Solo una treta para ver si la sensibilidad del otro le juega en su contra. Los viejos como Hayato y Sasuke eran muy buenos para hacer sentir incomodos a los demás.

Hayato dejo la botella a un lado, tomo la copa con wiski con la mano derecha y apartó el habano de su boca con la mano izquierda. Llevo la copa a su boca y le dio un largo sorbo. Después apartó la copa de su boca y soltó un Aaaaaah, arrugo la nariz y sacudió su cabeza de lado a lado. Después soltó una carcajada como si sus problemas de salud se hubieran ido, pero no, él lo sentía en su cuerpo. No se habían ido, solo pasa que Kain le había dado a probar un poco salud para que se sintiera bien, pero de ningún modo lo había sanado. De lo contrario ¿Qué tipo de jugador sería si pierde una oportunidad tan buena?

Hayato le hubiera perdido el poco respeto que le tenía a Kain si él hubiera hecho algo tan estúpido como sanar a un anciano por pura simpatía —bien, ahora que estoy mejor— dijo —porque no traes a tu esposa, le podría enseñar lo que es un hombre de verdad— quedó mirando a Kain a los ojos mientras sonreía para ver como respondía.

Kain soltó una risita mientras lo miraba a los ojos y le dijo —porque no mejor ¿Yo le recuerdo a tu esposa lo que es dormir con un hombre de verdad?—

—Ooooh, muchacho, esa chica es una zorra. No te la recomiendo, ha dormido con todos los empleados de esta casa desde hace diez años. Puede que se te caiga el pene a pedazos—

Kain y Hayato se quedaron mirando. Era mentira. Las mujeres como Akako Hoshino eran independientes y resolvían sus necesidades, pero no eran estúpidas ni necesitadas. Ella venía de una gran familia, no hay forma de que ella tenga una mente tan frágil como para hacer eso. Puede que por ahí tenga un favorito al que recure usualmente, pero no es como si alguien pudiera venir, ofrecerle un pene y ella salte sin pensarlo dos veces.

Kain y Hayato se largaron a reír como si todo fuera una broma tonta. Se sirvieron más wiski y fumaron habanos. Kain sacó más sellos de papel y de ellos sacó carne asada, en brocheta, pescado ahumado y otro tipo de manjares. Kain estaba jugando, danzando entre la fina línea de la hospitalidad y la burla. Lo que realmente hizo sentir a Hayato avergonzado, ya que él debería estar haciendo esto y no Kain. Esta era su casa y Kain su invitado, no al revés. Sin embargo, la vejez, los años de enfermedad y la poca competencia, lo había transformado en esto: un viejo aburrido y decrepito que ya no jugaba, ya no se divertía haciendo negocios y comiéndose el mundo.

Hayato recordó su realidad actual, así que cuando trato de probar la carne, solo pudo comer la que estaba tan blanda que se deshacía en la boca, pero no pudo probar los filetes ni nada por el estilo. Lo que era un suplicio y una molestia, así que dejo de intentar comer la carne sabrosa y pellizco la carne blanda. Él tomo una botella de vino, una de las tantas botellas que Kain había sacado de los sellos como si fuera magia. Hayato lo envidiaba, siempre envidio a los shinobis. La mayoría de ellos ni siquiera conocía lo que significaba ser viejo de verdad, como los civiles. El claro ejemplo de eso era ese viejo Sasuke, que siempre que venía se jactaba de beber, fumar y hacerlo con chicas jóvenes a pesar de ser un viejo buda sonriente.

Por otro lado, Kain lo tenía todo, el paquete completo. Joven, atractivo, lleno de habilidades shinobi. Si tan solo pudiera, pensó Hayato, pero negó dentro de su mente y se rindió sin siquiera entablar lucha. El simple hecho de no poder comer carne como lo haría una persona normal lo deprimió y lo llevo al estado inicial, incluso si ya no le dolía su cuerpo.

Kain le dio un largo sorbo a su copa sin apartar la mirada de Hayato. Fue un poco decepcionante al punto de que tenía la intención de reconstruir el cuerpo de este viejo a un estado optimo. Sería interesante ver cuán molesto podía ser y los trucos que podía utilizar. Seguro que, en su juventud, Hayato Hoshino fue un maldito.

Hace solo medía hora parecía que Hayato le iba a arrancar la cabeza a Kain, pero ahora era como si hubiera perdido cualquier deseo de jugar el juego ¿Será la incapacidad del cerebro para producir más dopamina? Se preguntó Kain. Bueno, no es como si se alejaran de su plan inicial.

Kain dejo la copa en el suelo, miró a Hayato como si fuera basura y le preguntó —veo que estás en condiciones de negociar—

Hayato miró a Kain, alto, fuerte, joven. Lo cual lo hizo sentir débil. La euforia de hace medía hora se había ido y ahora se sentía más débil que cuando estaba enfermo. Debió aplastarlo cuando tuvo la oportunidad, pero perdió su tiempo enfocado en las cosas que le habían prohibido durante tanto tiempo. Eso era, pensó Hayato entendiendo lo que había hecho Kain.

Kain curvo la comisura derecha del labio hacia arriba, tomo la botella y vertió más vino en su copa. Después tomo la copa, la meció en su mano e hizo girar el vino al interior de la copa —estás oxidado ¿Te gustaría volver a jugar el juego? Claro, jugar de verdad—

Hayato sintió un temblor por todo su cuerpo, salivo y se sintió sediento y hambriento al mismo tiempo. Volver a sentirse bien, con un cuerpo funcional. Mostro una enorme sonrisa, no era una propuesta para nada despreciable…si el fuera una persona común. Fue tanta la emoción que, por primera vez en muchos años, de verdad tuvo una erección pensando en todo lo que podría hacer con su esposa, con las sirvientas de la casa, con las mujeres que trabajaban en los casinos del clan Sarutobi, en la nación del Agua. Sin embargo, soltó una exhalación y sonrió. Miró a Kain a los ojos y le dijo —hijo, todavía te falta un poco para encontrarme con la guardia baja. Aunque fue un buen intento—

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