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Mundo Shinobi - Amigos - 77

Después de que terminara el combate de Kaoru y Kain, todos se despidieron. Akane se fue a casa, al igual que Kazuto, Kazuhiko y Kaoru. Solo Mari y Sakumo siguieron a Hashirama todo el camino como una forma de completar la escolta. Sin embargo, Mari se quitó su capucha negra y fue todo el camino con Sakumo de la mano. Este último estaba nervioso y algo avergonzado, muy diferente de Kain. El cual, estaba acostumbrado a ir de la mano de Hashirama. "¡Tenía ocho años, así que estaba bien!", le decía a todo el mundo.

Por otro lado, Mari Hatake llamaba bastante la atención en la calle. Era bonita a simple vista, cabellos rizados y rostro ovalado. Sin embargo, lo que más generaba asombro era la terrible cicatriz que le cruzaba la cara. A ella parecía darle lo mismo, así que Hashirama evito regañar a los shinobis poco sutiles en sus formas de murmurar sobre una mujer. Al mismo tiempo, los civiles igual se daban cuenta, pero en su miedo, preferían agachar su cabeza.

-Hashirama-sama- dijo Mari -Tobirama-sama me pidió que me uniera a los equipos de búsqueda. Así que se quedara sin escolta por un tiempo- después miró a Kain que iba del otro lado de Hashirama, tomado de la mano y le dijo -te encargo su protección, pequeño-

-¡Sí!- dijo Kain en tono serio, se golpeó el pecho con el puño y continuo -déjamelo a mi-

Mari soltó una pequeña risita, que llamo tanto la atención de Sakumo como de Hashirama. Mari Hatake era una shinobi seria y muy rara vez la escucharías reír. Sin embargo, fuera de sus expectativas, lo que le producía risa a Mari era que un Uchiha cuidaría de un Senju. Entonces miró hacia Konoha; poblada y con una gran cantidad de edificios. Después de tantos años, por fin noto que el mundo estaba cambiando. Después miró a su hijo que iba a su derecha, de cabello gris y rostro inocente. Tomo una profunda respiración y pensó que era momento de dejar el camino de la espada.

-Hashirama-sama- dijo Mari

-¿Sí?- pregunto Hashirama

-Voy a dejar los anbus-

Hashirama asintió mirando el camino y dijo -ya era hora-

-Yo sé que usted siempre me dijo que dejará de ser shinobi, que ya no estaba obligada (sobre todo cuando nació Sakumo). Pero nunca lo creí necesario. Sin embargo, el mundo está cambiando ¿Cierto?-

Hashirama tomo un profundo respiración, le dio un leve apretón a la pequeña mano de Kain y asintió -está cambiando, quiero creer que para mejor- dijo lleno de esperanzas.

Mari también le dio un leve apretón a la mano de Sakumo y dijo -también lo quiero creer-

Después de eso, llegaron a la casa de Hashirama y se despidieron bajo la puerta Torii de madera roja, en el frontis de la casa. Sakumo y su madre se fueron a su casa, mientras que Kain y Hashirama entraron a la suya. Ambos comenzaron a buscar a sus respectivos familiares y los encontraron en la habitación de las Uchihas. Como siempre, Naori estaba sentada en su futon, con la espalda encorvada y su largo cabello de plata enmarcando su envejecido rostro. Miraba por la puerta corredera que estaba abierta y daba al patio. Como si tuviera la vista perdida y pensara en diferentes cosas. Al mismo tiempo, sostenía una taza de té verde y estaba rodeada por Naoko, Mito y Biwako. Todas ellas se reían y conversaban de manera amistosa hasta que llego Hashirama.

-Buenas tardes, Hashirama-sama- dijo Mito y el resto de las mujeres lo saludaron a coro, todos salvo, Naori, quien asintió con una mirada seria y cansada.

Hashirama saludo a todas con una sonrisa y preguntó -¿De que estaban hablando? Parecen muy felices-

Todas se largaron a reír, pero conservaron el secreto. Después de todo, a nadie le gustaría escuchar como su esposa ventila las torpezas de su juventud.

Mito dijo -nada importante, hablando de los hijos y las anécdotas ¿Quiere algo de comer?-

-Sería bueno, ver a estos muchachos jugar me canso-

Mito se levantó, paso por al lado de Kain, le revolvió el cabello y después entrelazo brazos con Hashirama. Después se volteó a mirar a las otras mujeres y dijo -nos vemos más tarde, con su permiso-

De esa manera, Mito se llevó a Hashirama. Se escuchaba una pequeña conversación coqueta por el pasillo, hasta que se perdió en la distancia.

Por otro lado, Naori entorno los ojos hacia Kain y le preguntó -¿Qué anduviste haciendo?-

-Nada importante, abuelita- dijo Kain, entro a la habitación y sin importarle nada, se ganó cerca de su abuela y recostó su cabeza en el regazo -solo acompañe a Sakumo y Akane a probar su fuerza. Nos encontramos con Kazu y Kaoru. No tienes nada de qué preocuparte, le di una lección-. Naori soltó una risita y le peino el cabello blanco en un gesto suave.

Biwako se quedó mirando al pequeño Uchiha, y al mismo tiempo, pensando en Hiruzen. Si el niño andaba solo, quiere decir que su prometido andaba en medio de una misión importante. Eso le preocupaba, pero tenía que ser firme en este tipo de situaciones. En el futuro, Hiruzen-sama será el patriarca del clan y este tipo de situaciones serán frecuentes, pensó.

Por otro lado, Naoko se acercó al futon de su madre y estiro sus finos dedos para tantear sobre las frazadas y encontrar el rostro de Kain. Una vez que lo encontró, le acaricio las mejillas y sonrió feliz. Kain estaba bien, y por defecto, ella estaba bien.

-Kain- dijo Naori -en una semana vas a ir a buscar al padre de Akane, Itachi. Invite a comer a ese muchacho -

-La abuelita está un poco mayor como para andar invitando hombres a la casa-

-¡Que dijiste, mocoso precoz!- grito Naori y le jalo la oreja. Al mismo tiempo, Naoko y Biwako estallaron en carcajadas. Naori lo levantó de la oreja y lo miró a los ojos -cuida tu lengua, muchacho, estaré vieja, pero aún me puedo levantar para darte una lección-

-Sí abuelita, sí abuelita- dijo Kain en dolor, trataba de moverse en la dirección en que le jalaba la oreja Naori para aminorar el dolor. Sin embargo, era inútil, ya que Naori cambiaba a cada rato de dirección.

Naori dio un bufido y le soltó la oreja -que no se te olvide mi encargo- dijo

-Pero abuelita- dijo Kain sobándose la oreja -él ya conoce toda Konoha, puede venir por su cuenta-

-Es de buena educación ir a buscar a tus invitados. No podemos contratar un carruaje para traerlo, pero podemos ir a buscarlo y demostrar nuestra etiqueta. ¡Kain!, por muy fuerte que te vuelvas en el futuro, nunca olvides las buenas costumbres. Incluso si no estoy a tu lado para recordártelo-

-Sí, abuelita- dijo Kain y se acercó a Naori, la abrazo y le dio un pequeño beso en sus mejillas, arrugadas como pasas, pero suaves como la seda gracias a los cuidados de Biwako. Esta última se encargaba de ayudar a Naori en varios aspectos de su vida, deberían ser solo los básicos, pero Naori es una mujer orgullosa. Así que por ningún motivo dejaría de tener sus cuidados femeninos.

Naori sonrió y le puso su mano derecha sobre la mejilla derecha. Sus ojos se volvieron acuoso, pero en lugar de ponerse a llorar, le jalo la mejilla.

-¿Ya entreno?- preguntó

Kain negó, iba a abrir su boca para dar una excusa, pero Naori le soltó la mejilla y le cubrió los labios con el índice -las excusas solo agravan la falta. Entrenar es importante, Kain, nunca lo olvides. Recuerda, siempre habrá otra montaña que sobrepasar. Nunca te canses de buscar la perfección. Sé que mi Kain es un niño fuerte, y por eso la abuela está orgullosa. Pero eso no justifica la pereza-

Kain asintió y dijo -mañana haré el doble de entrenamiento. Lo prometo-

-Eso espero- dijo Naori con una sonrisa cansada y soñadora -ahora ve a cenar y después vuelve para dormir-

Kain asintió, le dio un último beso en la suave mejilla y se puso de pie. Miró a Naoko y le pregunto -¿Okaa-sama ya comió?-

-Sí, hace una hora- respondió Naoko con los ojos cerrados y una sonrisa amable en sus labios. Kain asintió y se dio la vuelta para salir. Sin embargo, se detuvo en el dintel de la puerta, quedó mirando a su abuela con su largo cabello ceniciento y cerró la puerta corredera.

-o-

Al otro día, Kain se despertó temprano. Se vistió con uno de los tantos kimonos verdes que le había comprado Mito. Utilizo un hakama negro y reviso su apariencia en un espejo ovalado. Por lo general, esto sería innecesario, la mayoría de los shinobis eran tipos simples, que apenas cuidaban de su apariencia. Por ende, había tipos como Hashirama que utilizaban el cabello largo, ya que les parecía práctico y fácil de ordenar. Mientras que otros andaban con el cabello alborotado, como Tobirama. Sin embargo, según Naori era inapropiado. Kain podría ser arrogante como su padre, Madara Uchiha, y nunca le encontraría reparos. Sin embargo, desde pequeño, Naori le inculco el cuidado de su imagen. Tener los cabellos desgreñados y alborotados era feo. Así lo crio Naori y Kain ha estado cuidando de su apariencia como le enseño su abuela.

Después de ordenar su ropa y su cabello, camino hasta la habitación del frente y golpeo con los nudillos una de las vigas cercanas a la puerta. Desde el otro lado de la puerta corredera, escucho un "adelante". Kain entro y vio a su abuela siendo peinada por Biwako. La anciana estaba sentada en un pequeño taburete, frente a un tocador con espejo ovalado. Naoko estaba sentada en seiza, a su lado, esperando que llegara su turno. La joven Biwako pasaba el peine por los largos cabellos cenicientos de Naori, en un gesto suave y cuidadoso.

-Buenos días abuelita, Okaa-sama, Biwako-san- dijo Kain

Las tres lo miraron y respondieron al unísono -Buenos días, Kain-

-Abuelita, como te prometí ayer, voy a entrenar el doble hoy. Si viene Sakumo o Akane, diles que no los podré ayudar-

-Está bien- dijo Naori -anoche converse con Hashirama-sama y dijo que a los niños les estaba haciendo bien y mal estudiar con Kain. Estaban progresando a un ritmo acelerado, pero se están volviendo demasiado violentos-

-Eso, eso es solo el espíritu de un guerrero- dijo Kain malhumorado

-También le dije lo mismo a Hashirama-sama, pero ya ves, insistió en que alguien más ayudará a los niños. Podrán seguir viniendo a jugar contigo, pero es mejor que les dejes de enseñar. Dijo que quería criar shinobis que siguieran las normas, no un montón de locos amantes del combate-

-La edad- murmuro Kain enojado

-¡¿Qué dijiste?!- preguntó Naori en un tono firme, lo miró a los ojos con un rostro serio. Kain agacho la mirada.

-Nada, abuelita-

-Incluso si piensas que Hashirama-sama está equivocado, nunca murmures a su espalda. Es feo y desleal. Si tienes alguna queja, háblalo de frente. No he criado a un murmurador y desleal. Espero que lo recuerdes, Kain U-CHI-HA-

Kain agacho la mirada y asintió. Después de eso, se despidió y camino hasta el comedor, en donde estaba su tío desayunando con Mito. Se sentó al lado izquierdo de Hashirama y frente a Mito. Esta última se puso de pie para servirle los alimentos.

-Buenos días, tío y sensei-

-Buenos días- dijeron ambos

-¿Qué pasa con esa cara?- preguntó Hashirama al verlo enojado y frunciendo el ceño.

-La abuela me regaño- dijo Kain

Hashirama soltó una risita y le peino el cabello con sus ásperas manos -siendo regañado desde tan temprano ¿Qué dijiste?-

-¿Por qué el tío no quiere que entrene a Sakumo y Akane?-

Hashirama soltó un suspiro y dijo -es porque se están criando con la mentalidad de un guerrero. Kain a lo mejor no se da cuenta, pero el mundo necesita shinobis, no guerreros. Los shinobis pueden adaptarse a la sociedad, pero los guerreros son testarudos y violentos. Aman la competencia y son caprichosos-

-Pero gracias a los guerreros las artes shinobis se perfeccionaron. La abuela me enseñó a ser un guerrero, vivir con honor, mantener mi palabra y buscar el camino a la perfección de las artes marciales-

Hashirama soltó un suspiro y negó -con respecto a lo que te enseño tu abuela, poco puedo hacer. Pero quiero creer que los guerreros son innecesarios. Si hay más sujetos como yo o tu padre, el mundo solo caerá en otra época de caos-

-¿El tío tiene miedo de que el mundo caiga una vez más en la guerra?-

Hashirama hizo una sonrisa amarga y asintió.

Kain hizo la pregunta!!

Ley de Murphy??

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