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Capítulo 38 - Dragón eterno

Con la luz instalada por toda la biblioteca, Kain y Elizabeth se adentraron en el conocimiento. Perdieron la noción del tiempo y el espacio. De vez en cuando se juntaban para conversar y hacer el amor. Pero por un periodo largo, no saben cuánto, estuvieron buscando la verdad de la Ciudad Anillada.

Kain encontró varias cosas que lo sorprendieron. Había un cuadro de una mujer, era la misma que adornaba la habitación de Sullyvhan. Este cuadro mostraba a la mujer acompañada de varios hombres y mujeres, unos mas jóvenes y otros mayores. Pero por su expresión, parecían ser su familia. En la parte baja del cuadro decía "La diosa inmaculada, Gwynevere". Kain tuvo que admitir que era hermosa sin lugar a dudas. Pero al igual que en el exterior, tampoco encontró indicios de a donde se había ido. Por otro lado, habían mas pinturas, de Gwyn, del Pigmeo, de la familia real y de un hombre que portaba una gran lanza. Este llevaba un atuendo parecido al del dios Gwyn y en la parte baja del cuadro decía "Primogénito del sol".

En los pisos subterráneos de la biblioteca, Kain pudo en encontrar algunas fraguas experimentales. Habían varias decenas de carbones de todo tipo. Sin embargo solo tres llamaron su atención. Eran "Ascuas muy grandes", una para templar acero normal, otra mágico y la ultima, divino. Kain tomo todo lo que pudo pero no encontró los libros que relataban como confeccionar tales carbones. Estuvo por varios días buscando, hasta que debajo de un escritorio lleno de hollín, encontró los pergaminos. Ni siquiera fueron libros, eran pergaminos que estaban en un lenguaje desconocido. Kain pensó que por lo menos era un avance. Después de eso se puso a buscar algún libro que le pudiera ayudar a entender ese dialecto. Entre medio de eso encontró tres libros que fueron incluso mas valiosos que los pergaminos de ascuas. Uno era "La gran herrería", el otro era "La resonancia de la magia" y el último era "el cristal primigenio".

La herrería divina lo cautivo en muchos aspectos. Entendió que los sistemas de forja de este mundo provenían de esta ciudad. Sin embargo la forja exterior, era una copia débil y desabrida. Kain vio como las bendiciones divinas de las armas creadas por los pigmeos resonaban con mayor precisión con la magia de los portadores. Los procesos de elaboración eran mas meticulosos que los del exterior, pero entendiendo que afuera le daban prioridad a la cantidad en lugar de la calidad, era entendible.

Por lo general el proceso de forja comienza con la disolución del metal y apartar los minerales que lo debilitan. Después se selecciona el metal necesario y se forja. Posterior a eso, en algunas culturas, la espada o armadura es consagra a los dioses. Sin embargo, aquí, se hace un segundo proceso en donde la magia y el carbón se mezclan. Se busca que los metales reposen en el elemento requerido. Esto se hace con las ascuas muy grandes y después de alcanzar el estado deseado, recién se le da forma a la espada o a la armadura.

Por otra parte, en el libro del "cristal primigenio". Se habla de como el gran ancestro pigmeo encontró a un viejo monstruo que deambulaba por la oscuridad. Ese monstruo le dijo que todavía no era el tiempo para que "él" fuera descubierto por este mundo. Le dijo que cuando este mundo pase por su tercer apocalipsis, recién será su hora de actuar. Pero como el pigmeo había tenido suerte, le obsequiaría un conocimiento. Si el pigmeo lo podía desarrollar, a lo mejor podían verse de nuevo al final de todos los tiempos.

Kain sonrió ante esto y pensó en Seath el descamado. Como todo el mundo le atribuye el descubrimiento del cristal, el desarrollo de la magia y le confieren el titulo de "Ancestro de la magia".

Mientras Kain leía esto, alguien se subió a su espalda. El miro hacía atrás y vio a Elizabeth con un rostro algo aburrido. Ella lo abrazo y le dijo -estoy aburrida-

-¿Qué quieres hacer?- pregunto Kain

-Que tal si primero nos damos un baño. Hacemos el amor hasta el cansancio y después me dejas ir a ver la ciudad anillada-

Kain sonreía mientras Elizabeth le decía todas estas cosas, pero el final no le gusto. Él le dijo -ir a deambular por la ciudad y ¿sola?-

Elizabeth puso unos ojos de cachorro abandonado, pero Kain no cedió. Entonces ella dijo -Kain, no seas así. Ya estoy aburrida de este lugar, hemos pasado, ¿Cuánto? ¿un mes o dos?. Vamos, déjame salir-

-Ok, pero prométeme que tendrás cuidado-

-Promesa- respondió Elizabeth con una enorme sonrisa -ahora vamos a bañarnos-

-o-

Después de hacer todo lo que se propusieron, Elizabeth salió de la biblioteca. Deambulo por el pantano de oscuridad y se encontró con algunas langostas que le proponían llevarla a la oscuridad. No obstante, ella les dijo que lo pensaría primero. No le gusto mucho la idea y sobre todo se sintió en peligro cuando las langostas le decían "No temas a la oscuridad, amiga. Y que comience el banquete". Ella se acuerda de lo que le hacían a los cadáveres humanos y no esperaba convertirse en la comida de nadie.

Pasado unas cuantas horas después de el amanecer, Elizabeth se encontró con Lapp. Este seguía diciendo algunas cosas absurdas. Ella sintió compasión y se acerco.

-Hola Lapp- le dijo Elizabeth en un tomo amable

Sin embargo este ultimo, a pesar de que llevaba su armadura, le contesto de manera desconcertante -oh, hola. Perdón, ¿Quién eres?-

-¿¡EH?! Se que no nos hemos visto en un tiempo, pero somos amigos, ¿Cómo no te vas a acordar de mi?. Soy yo, Elizabeth-

-Oh, lo siento, realmente no recuerdo si somos amigos, lo siento. He estado dado algunas vueltas en circulo y lo único que recuerdo es que esos caballeros anillados me han matado un par de veces. Pero tu eres mi amiga ¿cierto?- Elizabeth asintió y Lapp continuo -¿me puedes ayudar a vencerlos?, una vez que los venza llegare al monumento purgador. Cuando recupere mis recuerdos, te lo juro, te pagare con creces-

Elizabeth sintió lastima. Ella sabe que esto le pasa a la mayoría de los no muertos. Después de haber muerto una decena de veces se convierten en hombres sin memoria y posterior, en animales hambrientos de almas. Ella le dijo -no te preocupes, no tienes que pagarme. Solo dime donde esta y te ayudare-

Entonces Lapp y Elizabeth cruzaron un jardín, fueron por un callejón y se encontraron con el juez Argo y dos caballeros anillados. Elizabeth le dijo a Lapp que distrajera a los caballeros y mataran primero al juez. Lo hicieron así y después de luchar contra los caballeros anillados, tanto Elizabeth como Lapp resultaron heridos de gravedad. Ella comió una de las medicinas de Kain. Después le dio una a Lapp y cuando este se quito el casco, ella quedo sorprendida. Estaba al borde, casi a punto de convertirse en una momia. Lapp tenía un rostro deformado, estaba demacrado y la sonrisa burlona, se había ido. Ahora lo único que quedaba dentro de esa armadura, era un esqueleto con algo de pellejo. Elizabeth se sintió triste por eso y le dio ánimos. Le dijo que eran amigos y que ya faltaba poco para llevar al monumento purgador. Lapp algo emocionado le agradeció. Le dijo que era una buena amiga y que él no era digno de tal amistad. Elizabeth se rio, le respondió que era un exagerado y después lo alentó a levantarse. Le dijo que estaban muy cerca como para rendirse.

Después de eso, Lapp pudo llegar de manera satisfactoria al monumento Purgador. Lapp le rezo a una montaña de brea negra con figuras de rostros y recupero su antiguo yo. Al instante siguiente, él se rio como un loco, le divertía todo lo que había vivido después de perder sus recuerdos. Se rio de como actuó. Se rio de su antiguo yo y se lamento que después de perder su memoria, esa personalidad quedara por defecto. Se dijo así mismo que por un lado fue bueno ¿Quién sospecharía del buen y amable Lapp?.

Lapp se siguió riendo mientras Elizabeth lo miraba desde unos cinco metros de distancia. A ella se le encresparon los pelos al oír esa demencial risa. Pero trato de no huir y ser valiente. Se dijo así misma que no era nada grave, que solo era un estado de euforia, nada mas.

Lapp por otra parte, se dio la vuelta y miro a Elizabeth -bien, bien, bien- dijo una voz astuta -lo que bien empieza, bien termina. Muchas gracias por toda tu ayuda mi amiga, créeme, en algún momento te lo pagare y con creces-

Esa mirada hacia ver a las serpientes cómo pequeños animalitos indefensos. Elizabeth tuvo un mal presentimiento. Ella entre tartamudeos le dijo -no, no es necesario. Yo lo hice porque somos amigos, eso es, porque somos amigos-

-oh, no, no, no puedo hacer eso- respondió Lapp con una sonrisa macabra -aunque seamos amigos, no puedo abusar de tu buena voluntad. Relájate, vamos a buscar algunos tesoros. Yo te ayudare a conseguirlos-

Elizabeth dio dos pasos hacía atrás y le respondió -no, no los necesito. Kain me debe extrañar, así que mejor me voy, adiós-

Mientras Elizabeth salía corriendo, Lapp lanzo un escupitajo al suelo. Negó y se dijo así mismo que le pagara.

-o-

En la tarde, cuando Elizabeth estaba cansada de husmear por el lago de Oscuridad. Trato de volver a la biblioteca, sin embargo le fue imposible. Por alguna razón, habían seis caballeros anillados vigilando. Tres estaban rondando en los alrededores y tres sobre el techo de la biblioteca. Ella maldijo, espero por tres horas pero nunca se fueron. Casi al atardecer, Elizabeth estaba aburrida. Quería entrar pero no quería exponer a Kain, por lo tanto trato de buscar un lugar para esperar. En medio de eso alguien le hablo.

-¿Qué haces?- le preguntaron. Elizabeth dio un grito de horror, dio un salto hacia atrás, desenfundo su espada y vio a la persona. Era Lapp, todavía llevaba su armadura. No obstante, incluso manteniendo su antigua apariencia. Elizabeth no se sentía mejor.

-Eres tu, me asustaste- dijo Elizabeth

-Lo siento amiga, no era mi intención- respondió Lapp desde su armadura -pero relaja, todo va a estar bien. Dime ¿Cuál es tu problema?-

-Yo, bueno. Quería ir a ese edificio, pero esta lleno de caballeros anillados-

-Bueno, no es el mejor lugar para visitar. ¿Qué tal si te llevo a un lugar seguro?. Ahí los caballeros anillados no te alcanzaran-

Elizabeth no supo que responder. Quería huir en estos momento, sin embargo tampoco quería alertar a los caballeros anillados. Después de sopesar lo que hizo por Lapp y lo que él le decía, asintió y le respondió -bueno, ¿Adonde vamos?-

-Oh ¿Por qué tan nerviosa? Relájate mi amiga. Lo que bien empieza, bien termina. Tranquila, te ayudare y ningún caballero anillado te atacara. Incluso podrías dormir en ese lugar-

Elizabeth asintió y siguió a Lapp. Después siguieron por un camino que estaba un poco apartado de la biblioteca. Se adentraron en un gran puente de piedra. Subieron por una pendiente que estaba al borde de un acantilado y a mitad del camino, llegaron a una cueva. Lapp reviso primero y después salió. Le dijo a Elizabeth que habían unas cuantas escamas de titanita. Elizabeth se emociono, pensó en Kain y que de seguro le gustarían esas cosas. Lapp se rio, le dijo que las fuera a buscar, que se las podía quedar. Elizabeth se adentro en la cueva, camino por unos dos minutos y llego al otro extremo de la cueva. Había una saliente que daba a un acantilado y en una esquina, estaban las escamas de titanita. Ella las tomo y las metió en su bolsa. Después trato de volver, pero cuando llego a la entrada de la cueva, no encontró a Lapp. Salió al camino y se encontró con el horror. En la cima de la pendiente, a unos doscientos metros de distancia, había un enorme dragón negro. Ella se metió de nuevo en la cueva, miró una vez mas y ya no vio al dragón. Él había emprendido el vuelo y lanzo una gran llamarada por el camino.

Elizabeth se oculto en la cueva y vio cómo todo el camino estaba lleno de fuego. Ella maldijo a Lapp, maldijo al dragón y maldijo su suerte. Ahora no sabía cómo salir de la cueva. Miró una vez mas hacia fuera y vio cómo el dragón se posaba sobre la cima de la pendiente. No se iba, lo que genero que Elizabeth lanzara mas maldiciones.

-o-

Ya de noche, con la completa oscuridad, Elizabeth estaba oculta en la cueva. No sabía si Kain la esperaría, ni cuánto tiempo pasaría antes de que el dragón se fuera. Ella estuvo atenta durante todo el tiempo, pero el dragón no se aburría ¡hasta se tomó una siesta!. Elizabeth quiso aprovechar esa oportunidad, pero al parecer el dragón tenía un grandes sentidos. Ya que no alcanzo a dar mas de diez pasos fuera de la cueva y el dragón rugió, se levanto y lanzo una nueva carga de fuego sobre el camino.

Elizabeth se sentó en una de las esquinas de cueva durante un rato, no sabe cuánto. Y cuando se empezó a sentir angustiada, pregunto -¿me extrañara Kain-

-Por supuesto- dijo una voz que hizo eco en la cueva. Elizabeth al escuchar esto, se paro de inmediato y cuándo la sombra se hizo visible, corrió y la abrazo.

Kain le devolvió el abrazo y le pregunto -¿me extrañaste?-

-Sí- respondió Elizabeth. Levanto la mirada y le dio un beso apasionado. Kain lo correspondió, sin embargo, movió sus manos por debajo de la armadura y le pellizco el trasero. Elizabeth grito, dio dos pasos hacía atrás y se cubrió el trasero, ella le pregunto -¿porque fue eso? Me dolió-

Kain lanzo una luz para iluminar la cueva, cruzo sus brazos y le pregunto -¿te dije o no te dije que tuvieras cuidado?

Elizabeth asintió, agacho la mirada y sintió que la abrazaban. Ella levanto la mirada solo para ver a Kain suspirar. Este último le susurro -para la próxima ten mas cuidad ¿entendido?-

Elizabeth asintió y se refugió en ese abrazo.

-o-

Kain utilizo su magia de ocultamiento durante todo el camino de regreso. Una vez que dejaron el acantilado, conversaron de muchas cosas. Elizabeth le pregunto ¿Cómo la había encontrado?.

Kain le contó que había pasado alrededor de diez horas leyendo. Después de que termino de traducir los pergaminos de forja, quería seguir leyendo los libros de magia, pero sintió que algo le faltaba. Después de eso, la comenzó a buscar. La estuvo buscando durante media hora y después de dar una vuelta por toda la biblioteca, se acordó de que ella había salido. De repente tuvo un mal presentimiento, pero justo cuando iba a salir. Se encontró con un libro que capto su atención. Era la historia de "amistad de los dioses y los pigmeos".

-¿Un libro es mas importante que yo?- le pregunto Elizabeth enojada

-No, nunca. Sabes que te amo- respondió Kain como rapidez

Kain retomo su relato y le contó que después de terminar el libro, salió de la biblioteca. Estuvo rondando durante un buen par de horas. Miro unos minerales que habían absorbido parte de la oscuridad del pantano. Tomo unos trozos para investigarlo y después continuo buscando. No la encontró por el área de la residencia, así que pensó que a lo mejor ella ya había vuelto. Cuando volvió a la biblioteca se encontró con varios caballeros anillados. Sin embargo lo que mas le llamo la atención, es que a treinta metros de la biblioteca. Lapp iba corriendo mientras se reía como un loco. Un grupo de soldados de la legión de Harald lo intercepto. Trato de defenderse, pero llegaron dos mas y lo golpearon hasta que quedo hecho un trapo. Kain lo rescato antes de que exhalara su último aliento. Le pregunto por ella y este le pidió que lo sanara primero. Después Lapp le dijo que Elizabeth había sido muy codiciosa y se había metido en el nido de un dragón. Kain lo miraba mientras él relataba. Entonces al finalizar, Kain lo levanto con su telequinesis y lo obligo a contar la verdad.

Kain al enterarse de la travesura de Lapp, lo miro durante un rato y le dijo que era mejor que se fuera. Que lo dejaba vivir solo porque en algún momento fueron amigos, pero que si le había pasado algo a Elizabeth. Él lo buscaría por la eternidad para torturarlo hasta el final de los tiempos. Después de eso la fue a buscar y la encontró en la cueva.

-Gracias- dijo Elizabeth

Kain soltó una risita, paso sus manos por las caderas de Elizabeth y le quiso dar un beso. Sin embargo lo único que sonó fue el choque contra un metal. Ella se rio a carcajadas, Kain se refregó la frente y le dijo -debería haber anulado la magia de ocultamiento-. Elizabeth se siguió riendo, arrojo el casco al suelo, tomo el rostro de Kain y lo beso. En medio de la oscuridad de la noche y de la Ciudad Anillada, ellos compartieron ese momento. Incluso si nadie los pudo ver, si nadie lo pudo atestiguar, ellos se sentían los mas felices del mundo.

-o-

Al otro día, Kain le contó a Elizabeth toda la información que había encontrado, tanto mágica, como tecnológica. La información histórica al ser considerados la menos valiosa, Kain la contó al final.

Elizabeth al enterarse de sus apreciaciones, le dijo -Kain, no creo que sea así. Son pigmeos ¿Cómo su magia y tecnología va a ser superior?-

-¿Porque no?- contesto Kain -muchas culturas indígenas son superiores a las de los países desarrollados. Muchos colonos robaron a pueblos indígenas sin siquiera saber lo que eran las matemáticas y la astrología. Muchos pueblos indígenas podían predecir el movimiento de las estrellas, entender lo que era una constelación. Sabían de magia y muchos conocimientos que en las supuestas sociedades desarrolladas no tenían idea. Muchas medicinas se sacaron de pueblitos y pequeñas comunidades que no sabían su real valor. ¿Por qué no podría ser que el pueblo pigmeo, fue saqueado y robado por los supuestos dioses?-

Elizabeth quedo contemplando el infinito ante esta interrogante. Kain soltó un suspiro y le dijo -bueno, eso no importa. Ahora ambas civilizaciones están destruidas y no importa quien era quien-

Elizabeth asintió ante esta aseveración, pero no le gusto cuando Kain le dijo que deberían investigar un edificio en la parte residencial. Por lo que supo Kain, hay se encontraban los vestigios de una sacerdotisa que servía a Filianore, la supuesta hija del dios Gwyn. Kain le contó que según los registros históricos, Filianore mantenía la ciudad anillada en una dimensión aparte. De esta manera, los reyes pigmeos se mantenían seguros y los miedos de Gwyn estaban bajo control. Kain le explico que lo mejor sería hablar con la supuesta diosa para estar seguro. A lo que Elizabeth no estuvo muy contenta. Por alguna razón se puso celosa y le dijo que era mejor que no pusiera sus manos sobre ella. Kain torno los ojos al cielo y le dijo que eso no pasaría.

Después de que Kain y Elizabeth tomaran todo lo que necesitaban, salieron de la biblioteca y caminaron por el pantano de oscuridad. Siguieron avanzando hasta alcanzar el camino a las residencias y atravesaron una gran escalinata. Como tenían que tomar el camino directo y regresar de ser necesario. Pelearon de manera abierta contra los caballeros anillados y los soldados de la legión de Harald. Los sacerdotes eran molestos, ya que se cubrían detrás de los caballeros anillados, pero nada que el arco de Elizabeth no pueda arreglar. Por su parte, Kain utilizo su magia, creo grandes estruendos que atrajeron a una buena cantidad de guerreros de las proximidades, pero todos murieron. Él termino exhausto, pudo contar veinte caballeros anillados y quince soldados de Harald. Tuvo suerte cuando se juntaron estos. Solo quedaban tres anillados y dos de Harald. No obstante, por alguna razón se volvieron locos y se atacaron entre sí. Por otra lado, Elizabeth termino con un brazo roto y una enorme herida en su vientre. Una vez que no quedaron enemigos a la vista, Kain le saco la espada que le enterraron y con sus últimas reservas de energía, utilizo magia sagrada. Una vez sanos, ambos se miraron cansados, pero sonrieron.

Cuando llegaron al final de las escalinatas, Kain golpeo lo que parecía ser una puerta de oro solido. Una voz femenina se escucho del otro lado y pregunto ¿Cuál era el nombre de dios?. Kain no supo que decir, pero Elizabeth respondió que era Gwyn. La mujer respondió diciendo que era Shira, la sirvienta de la princesa. Les dijo que estaba muy agradecida por su visita y que no podía atenderlos en este momento. Kain le pidió ver a Filianore, pero Shira le dijo que no era posible, que ella nunca debería ser molestada. Kain tomo esto como una mentira, pero antes de que pudiera decir algo. Shira le hablo de Midir, el dragón que habita la montaña. Ella les pidió que lo mataran antes de que sea corrompido por la oscuridad y traicione a los dioses. Kain lo dudo por un momento, pero pensando en medir sus posibilidades y llegar hasta el limite, prometió que lo haría. Elizabeth lo miro molesta pero no dijo nada. Shira por su parte, les dijo que les agradecía sus servicios y se despidió sin escuchar mas preguntas.

Kain y Elizabeth ocuparon su magia de ocultamiento. Cuando volvieron al lugar en donde tuvieron su lucha previa. No quedaba ningún cuerpo, todos se habían desintegrado. Así que siguieron su camino y volvieron a la biblioteca. Ahí permanecieron durante dos días recuperándose.

-o-

Al tercer día de reposo. Kain se despertó temprano mientras Elizabeth lo abrazaba. Era un sensación firme y agradable. Ella estaba desnuda y por alguna razón balbuceaba tontearías. Al parecer le estaba hablando a Eliana. Le enseñaba a luchar en sus sueños. Kain lo halló bonito, hasta que Elizabeth lanzo un puñetazo y le dio en el ojo. Elizabeth se despertó asustada y cuando vio a Kain acariciándose el ojo, se disculpó. Kain le dijo que no había problema, pero ella no se contento con esa respuesta y le quito la mano. Tenía el ojo morado pero lentamente se iba recuperando. Ella se disculpo de nuevo, le hizo cariño y le dijo que nunca fue su intención. Kain sonrió ante ese rostro apenado, la encontró bella. Le dio unos cuantos besos y una cosa llevo a la otra. Hasta que al final, hicieron el amor.

-o-

-¿Estas seguro?- pregunto Elizabeth

Kain y ella habían hecho todo el camino hasta la montaña. Habían bajado por unas escaleras hasta unas catacumbas subterráneas y estaban a solo doscientos metros del dragón. Por alguna razón, este tenía su nido bajo tierra. Kain y Elizabeth lo miraban desde la distancia y pararon cuando llegaron a cincuenta metros del suelo.

Kain con su mirada puesta en Midir, el dragón, dijo -espérame aquí, Eli-

Por su parte, Elizabeth intercambiaba su vista entre Midir y Kain -¿Por qué?- le pregunto con angustia

-Porque la influencia de la oscuridad es grande y puede dañar tu alma-

Elizabeth estaba poco convencida -te puedo ayudar- dijo

Kain negó con su cabeza en un gesto serió y le respondió -este es el momento en donde peleare con todas mis fuerzas-

-Si las cosas se salen de control, no esperes que me quede viendo como te matan-

Kain asintió, le dio un beso y continuo bajando hasta lo mas profundo de la caverna.

Era increíble la cantidad de oscuridad que se movía en ese lugar. El dragón por otra parte, dormitaba en una esquina de la cueva. Kain avanzo a paso lento, sus pisadas generaban el sonido de un chapoteó. Este sonido no alertó al dragón, pero cuando Kain llego a cincuenta metros de distancia, el dragón se levantó. Era una bestia de diez metros de alto por cuarenta de largo. Se veía glorioso e imponente. Kain noto que el dragón emanaba oscuridad. Esto era indicio de que el elemento había penetrado en su alma. Ahora solo le quedaba morir o transformarse en un monstruo como el resto de los no muertos.

Kain genero cien fragmentos de cristal imbuidos en luz solar y los lanzo en simultáneo contra el dragón. Este último a su vez dio un saltó hacia el cielo y se elevo por la cueva. No obstante, la mitad de los fragmentos lo lograron alcanzar. Después de recibir el impacto, la bestia cayo a tierra generando un pequeño estruendo. Una vez que recompuso su postura, rugió con furia y corrió a toda velocidad con la intención de morder a Kain. Este ultimo salto sobre la criatura, creo una lanza de luz solar y se la clavo en el cuello. Esto hirió al dragón, se le cayeron algunas escamas y su carne magra fue visible. El dragón comenzó a sangrar, no obstante, el combate no termino. El dragón se aparto de Kain, rugió con fuerza y emitió un hechizo de oscuridad. Invoco decenas de orbes con forma humana y los lanzo contra Kain. Este último corrió tratando de esquivarlos. Golpeo algunos con luz solar, sin embargo eran tantos que no pudo evitarlos a todos. Al final la oscuridad lo cubrió con una explosión y lo lanzo por los aires. Cayó a cinco metros de donde estaba, se levanto, miro al dragón y tuvo el peor susto de su vida. La bestia se paro en sus dos patas y lanzo una ráfaga de fuego tan concentrada, que lo qué golpeaba, lo destruía. Kain escapo por unos pocos metros, pero de haber recibido eso, hubiera muerto o en el mejor de los casos, hubiera perdido sus extremidades.

Retomando el ritmo del combate, Kain empezó a crear múltiples fragmentos, pero esta vez los controlo y no los lanzo todos a la vez. Los lanzaba en grupos de diez, probando que era lo que le hacía mas daño al dragón. Al final, como decían los antiguos cuentos, los dragones eternos eran débiles a los rayos de luz solar. Kain fue esquivando los ataques del dragón y le lanzaba fragmentos de cristal. Cuando Kain le hacia una herida cómo la que le hizo en el cuello, concentraba sus esfuerzos en ese punto hasta que el dragón lo entendía y se empezaba a cubrir. Kain se mantuvo luchando contra el dragón por dos horas y al final, cuando ya no le quedaban fuerzas. El dragón se paro sobre sus patas traseras y se lanzo hacia adelante con la intención de morder a Kain. Este último salto, creo una enorme estaca de luz solar y se la lanzo en el cuello con todas sus fuerzas, justo en donde le había hecho la gran herida inicial.

El dragón dio un gran alarido de dolor. Ahora tenía un enorme agujero en el cuello y no paraba de sangrar. Quiso parase firme para seguir entablando batalla, sin embargo su cuerpo ya no le respondió y cayó de bruces contra el suelo. Al final, Kain camino hasta el dragón, este solo podía gruñir y ya ni sus patas ni alas le respondían. Kain le acarició la cabeza, creo una ultima lanza de luz solar y cómo decían los textos antiguos, la clavo sobre las escamas del dragón. Este ataque hirió Midir y dio un ultimo rugido antes de morir. El cuerpo del dragón quedó inerte y al poco rato se transformo en partículas de luz. Al final solo quedo su piedra de alma. Kain soltó un suspiro, guardo el alma y camino hasta Elizabeth.

Por otro lado, Kain utilizo un talismán para alejar toda la influencia de la oscuridad. Solo al cabo de diez minutos, pudo liberarse de la oscuridad que entro en su cuerpo. Se sintió mejor y mas tranquilo, sin embargo el cansancio persistía. A mitad de las escaleras, Elizabeth lo intercepto. Kain la abrazo y caminaron de vuelta hasta la biblioteca. Fue un largo camino, Kain se sintió fatigado durante gran parte de él. Pero Elizabeth siempre estuvo a su lado para darle aliento. Lo apoyaba y cada vez que le decía algunas palabras, él sentía que mas la amaba. Después de resguardarse en la biblioteca, sellaron la entrada y se escondieron en ese lugar durante una semana.

-o-

Durante la siguiente semana, Kain estuvo dándose todo tipo de tratamientos. Intento contrarrestar la influencia de la oscuridad, pero nada sirvió. Su piel se empezó a volver gris y sus venas se marcaron de un color negro. Como resultado, su salud decayó. Elizabeth lloro bastante cuando lo notó, pero Kain le dijo que no se preocupara. Él había encontrado algunas buenas cosas y si le iba bien, dentro de dos semanas estaría sano. Ahora claro, Kain mismo no sabía si tenía ese tiempo.

Durante todo este tiempo, Kain estuvo leyendo el libro "La resonancia de la magia". Estuvo meditando en este conocimiento sin ser interrumpido. Por otro lado, Elizabeth estuvo buscando sin descanso alguna ayuda entre los libros, pero no habían curas para la oscuridad. Si no poseías un alma oscura y la oscuridad había invadido tu cuerpo, tu único destino era volverte polvo. Ella lloraba en silencio y durante una semana completa, estuvo sufriendo en la incertidumbre. No obstante, a la semana siguiente obtuvo sus primeros indicios de esperanza. Kain le había contado que su energía del alma, había resonado con el elemento de oscuridad y poco a poco la estaba eliminando.

Sin embargo Kain nunca le contó toda la historia. No le contó que mientras no domine la resonancia de la magia, siempre estaría luchando contra la oscuridad para no ser corrompido. Que siempre, mientras no domine la magia, su cuerpo estará a un paso de volverse arena. Era la realidad de la situación, pero no por eso era el fin. Era una lucha y el mismo Kain no esperaba ser vencido. No lo venció el dragón eterno, mucho menos lo vencerá una cosa inerte.

Por otro lado, Elizabeth no era tonta. Decidió seguirle el juego, pero ella se dio cuenta que mientras Kain dormía. Él siempre se quejaba, como si le dolieran los músculos. Había días en que lo pillaba en un lugar de la biblioteca, ocultándose mientras se aguantaba el dolor. Ella lloro en esos momentos y trato de tener fe. Cuando Kain volvía y le regalaba una sonrisa, ella también lo hacía. Ambos jugaban a ocultarle la verdad al otro y mientras tanto, trataban de ser felices.

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