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Llegó el día más esperado; hoy será mi primera cita para saber cómo va mi embarazo. Estaba muy nerviosa. Akira quiso acompañarme y canceló todas las reuniones para la tarde con tal de venir. Cada minuto que transcurría, más aumentaban mis nervios. Akira se veía bastante inquieto también, no paraba de caminar y dar vueltas por el lugar. Cuando llamaron mi nombre para la oficina del médico, Akira me ayudó a levantarme de la silla y caminamos juntos. Al llegar nos atendió un médico que se veía muy amable.

—Buenos días, señorita. ¿Es su primera vez aquí? ¿Cómo se siente?

—Bien, doctor.

—Veo en su récord que está embarazada, ¿Cuánto tiempo tiene?

—Aproximadamente 3 meses, creo.

—¿Es su primer embarazo, señorita?

—No.

—¿Abortos?

—Uno...—me sentía muy incómoda ante la pregunta. Supongo que es normal que la haga, pero me hace recordar cosas que no quiero.

—¿Aborto natural?

Me quedé en silencio por un instante, no sabía qué responder, a lo que Akira habló por mi:

—Esto es peor que ser interrogado por la policía.

—Akira...—su comentario hizo reír al médico, en lo que a mí me dejó avergonzada.

—¿Es su primer hijo, señor?

—Sí — respondió Akira.

—Estas son preguntas muy importantes que la señorita debe responder, no tiene que estar tan ansioso. ¿Ha tenido alguna complicación? ¿Sangrado, mareo, presión alta o baja?

—No, nada de eso. Al principio me daban muchos mareos.

—Es normal, no tiene que preocuparse por eso. Al ser su primer embarazo, estos meses son los más críticos, dónde debe alimentarse y cuidarse bien. ¿Está tomando alguna medicina?

—Vitaminas, eso fue lo que me recetó el médico en la sala de emergencia.

—Te daré una orden para las medicinas que estará tomando de ahora en adelante. Voy a hacer un sonograma para poder ver si el feto está creciendo adecuadamente y para saber más o menos cuánto tiempo tiene de embarazo, ¿No hay problema?

—No, señor—me llevó a otra habitación donde me mandó a quitar la camisa.

El médico salió del pequeño cuarto y Akira estaba visiblemente molesto.

—Cúbrete —puso alrededor de mi una sábana pequeña que estaba en la camilla, lo que me causó risa. Ver su reacción y sus celos hasta con el médico, es adorable.

Al llegar el médico me dijo que tenía que dejar visible mi abdomen para poder comenzar el estudio y Akira interrumpió al médico:

—¿No hay otra manera de hacerlo, doctor?—su manera de preguntar eso, hizo que el médico comenzara a reír.

—No, señor. No debe preocuparse por esto. Es normal en los padres primerizos que tengan ese miedo. No le haré nada a su esposa, confíe en mí.

Akira aún dudoso se paró al lado mío. Podía observarlo viendo cada movimiento que el doctor hacía con ese objeto en mi barriga. Es tan lindo. Había un monitor que se podía ver algo, las gráficas eran en blanco y negro.

—¿Es ese el bebé?—preguntamos Akira y yo al mismo tiempo, por lo que nos miramos.

—Sí, este pequeño que esta aquí es su bebé. Todo se ve muy bien, espero les sea posible escuchar el sonido de su corazón. Todo depende de cuánto tiempo realmente tengas—hubo un pequeño sonido que salió de la máquina, lo que me hizo sentir una emoción enorme.

Akira estaba asombrado y se acercó a la máquina. No paraba de mirarla.

—Doctor, ¿Ese es su latido? — no podía evitar llorar de la emoción.

—Sí, señorita, ese es su latido.

Akira se acercó y me besó en la frente. Pude sentir su rostro húmedo, al mirarlo estaba secando sus lágrimas.

—Akira— verlo de esa manera me hizo llorar aún más. Me sentía tan feliz, que no podía describirlo.

—Tiene aproximadamente unas 13 semanas de embarazo, señorita. El feto se ve en perfecto estado y de tamaño, puede estar tranquila. Le  daré la receta de sus medicinas y la estaré citando más frecuentemente para seguir monitoreando que todo esté bien. No olvide tomar sus medicinas al pie de la letra y, si tiene alguna duda o molestia, no dude en venir antes de la cita. No olvide que tiene que cuidarse, evitar cualquier fuerza o movimientos bruscos.

—Gracias, doctor.

El doctor sacó algunas imágenes del bebé y se las entregó a Akira. Él no paraba de mirarlas

—Doctor, tengo una pregunta—Akira se veía serio al preguntar. ¿Ahora qué puede decir?—. ¿Ella puede tener sexo?—su pregunta inesperada me puso más roja que un tomate.

—¡Akira!—el doctor solo rio.

—Es una pregunta muy común en padres primerizos. La respuesta es si, es lo que mayormente recomendamos. Ayuda muchísimo durante el embarazo y más aún en el parto.

—¿No importa la cantidad?— preguntó Akira curioso.

—Después que no se sobre esfuerce, ni haga ningún movimiento brusco, no tiene que haber ningún problema. Es normal que te sientas incómoda al principio, pero eso no va a afectar al bebé. Tener relaciones durante el embarazo es un método de terapia también.

—Habrá que tomar medidas para que él pueda mejorar sus impulsos, doctor—al decir esto, el doctor rio.

—¿Hay algo que le moleste, señorita?

—Él no tiene cuidado. Sus arranques son muy violentos, ¿Eso le puede causar daño al bebé? —Akira me miró fijamente, esperando que el médico respondiera.

—Debe tener en cuenta que si lo hace muy brusco o violentamente, si le puede ocasionar, no solo dolor, si no también la pérdida del bebé. Todo tiene su límite. Le recomiendo que mientras esté embarazada practiquen el sexo seguro, donde ambos se sientan cómodos y no le hagan daño al bebé.

—Gracias, doctor. Espero eso le sirva a esta persona a moderar sus impulsos—el doctor sonrió, y Akira aún no paraba de mirarme fijamente. Estoy segura que va a desquitarse luego.

Al salir de de la oficina nos dirigimos a la casa. Akira no quiso ir a trabajar ya en la tarde. Al cancelar todas sus reuniones, tenía la excusa perfecta para poder quedarse conmigo.

—¿Así que mi corderito necesitará más de mí?

—Tal parece que mi adorado esposo está caliente otra vez.

—Ahora no tienes excusa de rechazarme, corderito — llevó su mano a mi mentón y me besó.

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