Humanos contra demonios.
CAPÍTULO 230
-Diana-
¿Por qué me enamoré de Daniel? Me enamoré de él porque es un chico amable y bueno, y no finge serlo.
No me enamoré de él por su físico, me enamoré de él por su forma de ser.
En la escuela, Daniel era muy popular, pero solo lo era por su físico. Él nunca intentó serlo, al contrario, intentaba no sobresalir.
Me di cuenta de eso cuando se alejaba de las chicas que intentaban coquetear con él.
Él nunca quiso ser popular… Y saber eso, me hizo darme cuenta de que Daniel es realmente bueno, no fingía serlo.
Cuando nos conocimos en la escuela, no hablamos, y él no intentaba hablar con nadie, solo hablaba con Valeria, Sonia y Cris.
Con el paso del tiempo, Daniel me habló y yo lo ignoré. ¿Por qué? Pensaba que intentaba coquetear conmigo… Odio a los chicos presumidos, y como todas las chicas del salón hablaban con él, me hizo pensar que él hablaba conmigo porque era la única que no hablaba con él.
Pensé que Daniel era alguien presumido solo porque es guapo.
"Esta chica es la única que no me habla. Debo ser popular con todas. Quiero que todas las chicas se enamoren de mí." Pensé que Daniel pensaba eso cuando me habló, pero días después me di cuenta de que era alguien bueno.
Un día, cuando la mayoría de mis compañeros se habían ido a sus casas, dos compañeras se quedaron en el salón, rayando mi mesa. No sé que escribieron, pero estoy segura de que eran insultos… Esas dos chicas me conocían, sabían que era "rara"… Me molestaban mucho… Me quitaban el dinero, me golpeaban, me insultaban… Y nunca me defendía.
Cuando las clases terminaban, yo me quedaba en el club de lectura, así que me quedaba más tiempo en la escuela.
Ese día, se me había olvidado un libro en el cajón de mi mesa.
Cuando iba al salón, ellas dos pasaron a mi lado y me dijeron: "Te dejamos un regalo en tu mesa, rara." Se rieron de mí y se fueron… Ya sabía que significaba eso… Ya lo habían hecho en el pasado.
No lloré, ya estaba acostumbrada… Simplemente pensé: "Tengo que limpiar mi mesa otra vez."
Cuando entré al salón, Daniel estaba limpiando mi mesa… Tenía un trapo mojado en sus manos… Él estaba limpiando mi mesa… No había nadie en el salón… "¿Por qué lo hace? ¿Quiere aparentar ser bueno? ¿Quiere parecer perfecto?" Eso fue lo que pensé. "Seguramente lo hace para ganarse mi confianza." Eso pensé con enojo y me fui. Él no sabía que lo había visto, no hice ruido al entrar y él estaba muy concentrado limpiando.
Al día siguiente, cuando Daniel entró al salón, pensé: "Seguramente me dirá que él limpió mi mesa." Pero no dijo nada… Se sentó y ya… Esperé, esperé, y esperé… Y nada. Él nunca me dijo nada. "¿Por qué no me dijo nada? ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué me ayudó?" Estaba confundida. Creí que Daniel me había ayudado para ganarse mi confianza, para lograr su objetivo. Yo creía que Daniel quería que todas estuvieran enamoradas de él… Realmente estaba muy equivocada con él… Daniel es realmente bueno… Cuando un chico o una chica tenía una nota pegada en su espalda, él se las quitaba, pero lo hacía sigilosamente y rápidamente, para que no se dieran cuenta. Yo lo he visto… Si él quisiera ser popular, él diría: "Oye, linda, tenías una nota insultante en tu espalda, pero ya te la quité." Pero no decía nada… Se las quitaba y se alejaba sin decir nada... Él era realmente bueno… Por eso me enamoré de él.
Él nunca me insultó, nunca se burló de mí, me defendía, me ayudaba… ¿Y cómo se lo pagaba? Lo ignoraba… Me enamoré de él, y estar cerca de él me ponía muy nerviosa... Creí que Daniel me odiaba por eso, pero no… Cuando me convertí en su compañera, le pedí perdón, pero me rechazó... Rechazó mi perdón… Él dijo: "No puedo aceptar una disculpa, si no hay nada que disculpar. Nunca me molestó tu rechazo, sabía que eras tímida. Yo intentaba hablar contigo porque quería ser tu amigo. Nadie te hablaba, así que yo quería hablar contigo… Supongo que ahora sí somos amigos… Será un placer ser tu compañero."
Él realmente es bueno… Me arrepiento de pensar que él era un chico presumido.