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Capítulo 38: Chica especial (parte 2)

Marc estaba a punto de sufrir otro ataque de angustia, su tez se había vuelto pálida de preocupación, si le pasara algo... sí le pasara algo a Vanessa... jamás se lo perdonaría por el resto de su vida. Antes de seguir esa lúgubre línea de pensamientos, Marc vio a la joven vampiresa tirada en el suelo, su corazón se saltó un latido y sintió una fría corriente recorrer su espalda mientras su expresión se tensaba un poco más. Se inclinó sobre la joven y revisó si respiraba, soltó un suspiro de alivio al sentir su cálida respiración. Paseó su mirada por el tranquilo rostro de la joven, su rostro más pálido de lo normal lo preocupo, pero no tenía heridas, bajó su mirada a su cuello descubierto y después al nacimiento de su delicada clavícula, el rostro de Marc enrojeció levemente, su mirada se fijó en el brillo del collar que Vanessa apretaba en su mano y en su otra mano medio abierta sostenía tres alfileres de cabello, dos de ellos... manchados de sangre, Marc se espantó al ver esto.

- Mmm...

Ella murmuró mientras dormía frunciendo un poco los labios, ahora parecía algo incomoda por estar durmiendo en el suelo, el corazón de Marc se sintió algo apretado al ver su expresión.

- Tonta. Casi me para de latir el corazón por tu culpa... - Marc susurró mientras recogía en brazos a la vampiresa.

- Marc... - Vanessa abrió un poco los ojos pero sentía los párpados pesados.

- Shhh... Todo va a estar bien, te llevaré a casa - respondió él acariciando su cabello mientras ella enterraba su cabeza en su pecho y abrazaba su cuello con sus delicados brazos.

Marc caminó de regreso a la casa de los Pattinson con Vanessa en sus brazos, ahora estaba algo más tranquilo, pero aún no sabía que le había pasado a ella y eso le preocupaba especialmente por los alfileres sangrados en su mano, que ahora Marc llevaba en el bolsillo junto con el collar misterioso que tenía en la otra mano.

Marc encontró a Robert al borde del bosque, el hombre lo miró espantado al ver a la pálida vampiresa, con su mirada intentaba buscar respuestas pero el gesto inocente de Marc lo hizo saber que no sabía lo que le había pasado, se sentía culpable por lo que le había pasado a la niña, su esposa no dejaba de llorar en la puerta de la casa.

Marc caminó dentro de la casa, Helen Pattinson parecía desconsolada al ver el estado de la niña, pero tuvo la fuerza suficiente para ir en busca de la criada para que la ayudara. Marc puso a la vampiresa en la habitación de invitados, por sorprendente que pareciera, el rostro sereno y angelical de la niña lo tranquilizó, la miró fijamente por un tiempo, notó que una silenciosa lagrima caía por su mejilla, la limpió suavemente mientras acariciaba la cara pacífica de la vampiresa.

***

Vanessa abrió lentamente sus ojos, podía ver por la poca iluminación del cuarto que ya era de noche, se limpió los ojos mientras se estiraba, se sentó en la cama luciendo desorientada... sí, estaba desorientada, no sabía en donde estaba y su mente estaba nublada sobre lo que le había pasado, lo último que recordaba era charlar con la señora Pattinson, el resto se mostraba difuminado aunque Vanessa pudo recordar un nombre, Juliana Willows, no sabía por qué ese nombre estaba tatuado en su mente, pero eso era lo único que recordaba con claridad. Fijó su mirada en su mano izquierda, había una venda con una pequeña mancha de sangre en ella y le dolía un poco, no sabía cómo se había herido y eso la espantó. Bajándose rápidamente de la cama, Vanessa descubrió que no podía soportar su propio peso, regresó a sentarse en la cama y respiró profundamente.

De repente el picaporte de la puerta se movió, Vanessa levantó la mirada y se calmó al ver que era Marc, suspiró suavemente.

- ¿Estás despierta? - Marc la miró sonriendo suavemente.

- Mmm - Vanessa respondió mientras dibujaba una cálida sonrisa en sus labios.

- ¿Tienes hambre? - Marc le preguntó mientras se sentaba en una silla frente a la cama.

- No tengo hambre... ¿Qué fue lo que me pasó, Marc? - Vanessa lo miró con sus ojos nublados.

- Te desmayaste en el bosque - la mirada de Marc se estrechó al ver claramente el color de los ojos de Vanessa, no era rojo carmín, como debería ser los d ojos de un vampiro, sino color... ciruela.

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