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45: Sin barrera o estorbo

Todo lo que estaba apreciando era muy tentador como para resistirme. Entré a la cama y acaricié sus suaves piernas.

—No pensarán hacer eso aquí, ¿Verdad?— la voz de Noah me hizo despertar de ese trance en el que me encontraba con el cuerpo de Suzy, ni recordaba que ella estaba a nuestro lado.

Suzy llevó la mano a la mesa de noche y fue cuando vi el cuchillo, no sabía qué iba a hacer con eso, hasta que lo acercó a su pecho y sonrió.

—¡Tú no puedes hacer esto!— gritó Noah.

—¿Y quién eres tú para decirme qué hacer o no? Esta es mi casa, mi cama y mi cuarto, y yo hago lo que quiera en el; además, el postre me lo ofrecieron y lo dulce no se desprecia— me quedé viendo cómo Suzy hacía una leve cortada en el centro de su pecho y removía parte de la lencería, dejando visible sus pezones erectos.

—¡Ya basta, por favor! ¡No soporto ver esto! ¡Están enfermos!— gritó Noah.

—¿Vas a darme postre también? — la miré y al ver su expresión, no pude evitar reír—. Supongo que eso es un no, entonces cállate y no interrumpas— quise concentrarme en el postre que tenía servido en frente. Ese rojizo le daba un toque más delicioso a su cuerpo, que era inevitable no desearlo. Aún sabiendo que Noah estaba ahí, no podía prestarle atención a ella o sentirme mal por lo que estaba a punto de hacer.

Lamí la lágrima que bajó por el valle de entre sus senos, hasta llegar a la cortada. Me hacía falta ese dulce sabor, es como si hubiera pasado mucho tiempo desde la última vez que pude probarlo. Ese hormigueo que sentí en todo mi cuerpo; en especial en mi parte baja, fue inevitable. Presioné mi erección en su entrepierna y Suzy sonrió. Le arrebaté el cuchillo de las manos y lo llevé a su cortada haciendo una línea horizontal un poco más arriba de su ombligo; al escuchar su gemido y verla morder su labio inferior, se me erizó la piel. Procedí a lamer y dar suaves chupones, recorriendo cada parte de la cortada, hasta detenerme en su ombligo. Suzy estaba jadeante y su cuerpo estaba temblando. Al ver sus grandes senos, tuve que acercarme a lamerlos mientras frotaba el otro. Esas expresiones que mostraba, me causaba apetencia.

—No puedo, Caden— bajó su mano a la ropa interior y retomé la postura para mirarla, estaba tocándose delante de mí y no tardó en notarse lo húmeda que estaba—. Come—removió su ropa interior a un lado. Pude ver esa rosada y delicada vagina. Metía sus dedos dentro de ella y gemía, mordiendo sus carnosos labios.

No pude aguantar mucho con eso. Abrí bien sus piernas y moví más la ropa interior para poder probarla. Todos mis labios se llenaron de sus deliciosos fluidos, incluso de mi mejilla bajaba ese dulce líquido. No podría cansarme de esto, era demasiado placentero. Chupaba su clítoris y su cuerpo temblaba.

—Te gusta tocarte mucho, ¿Cierto?— metí mis dedos y los moví rápidamente, provocando que de lo más profundo de ella, escaparan unos gemidos más fuertes—. Con mis dedos no podría llegar a donde quiero, así que debo meter algo mejor— dejé visible mi erección y cuando lo coloqué en su entrada, Noah gritó.

—¡Ya basta!

—Me tienes harto, perra. No quieres comer y tampoco dejas que coman. Está pudieras ser tú, si no fueras tan ridículamente pendeja— dije, antes de forzar mi entrada en Suzy. La embestía rápido, haciendo que gimiera más y más fuerte—. ¿Ves lo loca que está? ¿Ves cómo disfruta? Ella si sabe apreciar cada centímetro de carne que le doy, en cambio tú eres una malagradecida— alcé las piernas de Suzy, haciendo que las dejara caer en mis brazos y poder entrar más profundo en ella—. ¿Te gusta, Suzy?— mordió fuertemente sus labios.

—Me encanta, Caden— musitó jadeante—. La idea de que ella nos este viendo, lo hace más excitante todavía— rio.

—Tienes toda la razón. ¿Qué tal si le mostramos algo mejor? — me detuve y ella se colocó en cuatro patas delante de mí. Al penetrarla, miré a Noah y ella estaba desviando la mirada. Ni siquiera sentía ganas de tocarla, y menos ahora que he probado el interior de Suzy, era como si estuviera hecho solo para recibirme. Podía percibir como si quisiera comerme, y tener esas ideas en la cabeza, empeoraba mi calentura.

Suzy se movió, hasta recostarse en el abdomen de Noah y continué penetrándola. Esta loca, es una completa desquiciada y, aún así, me provoca de esta manera, al límite de desear que sea solo mía.

—Eres una pervertida, Suzy— ambos reímos.

—Quiero que vea de lo que se está perdiendo. Que sufra por menospreciarte, porque yo no lo haría. ¿Por qué no te quedas conmigo, Caden?

—¿Tanto quieres que me quede contigo?— la embestía más rápido, hasta alcanzar los más profundo de su ser.

—Sí, quiero que seas mío, Caden. Ella no te sirve ni para coger, no puede complacerte como yo. A mí me encanta todo lo que haces, en cambio ella, menosprecia todo lo que haces y te rechaza.

—¡No la escuches, Caden! ¡Te quiere lavar el cerebro y tú eres un idiota que te dejas!— gritó Noah.

—No debo escucharla para saber que es la verdad. No me sirves para nada. Lo único que haces es despreciarme, yo buscándote como un idiota la vuelta todo el tiempo y no recibo nada más que tu desprecio. Todo este tiempo enamorado de ti y de nada ha valido. He llegado muy lejos solo para tenerte conmigo y nada de eso te importa. Yo te amaba mucho, Noah, también al bebé que íbamos a tener y ni eso pudiste darme. Quisiste matarte para no tenerlo dentro de ti y no sabes lo que dolió eso. Espero que sí algún día nos volvemos a reencontrar, no sea en esta misma despreciable persona, porque detesto las mujeres como tú. Ahora te tocará ver cómo me corro dentro de otra y le hago ese hijo que tú no pudiste darme— aceleré mis movimientos, antes de correrme en lo más profundo de Suzy—. Acabo de decidirme, Noah— dije fatigado—. Acabo de decidirme por la mujer que quiero y ahora puedo decirte, y restregarte en la puta cara, que no eres tú— cogí el cuchillo y lo enterré en su pecho, con tanta rabia, que quería acabar con todo eso que pasé por ella y que no supo apreciar. Ya me había cansado de que todo lo que recibiera de ella fuera rechazo, tras rechazo. No podía sentir nada por lo que estaba haciendo. Yo la amé con lo más profundo de mi ser y ella fue quien falló. Yo solo quería creer en que aún había alguna manera de arreglar las cosas, pero no, no la había. Enterré el cuchillo una y otra vez, hasta que toda la sábana e incluso la cabecera de la cama, estuviera empañada de ese rojo carmesí, que tan amargo me sabía. Tenía que acabar con mi problema y darle la oportunidad a alguien que si valga la pena, y ese alguien era Suzy. La miré y ella estaba riendo como siempre hace, con esa locura y risa siniestra que la caracteriza, que sin darme cuenta se convirtió en un encanto. Estaba consciente de que eso era lo que ella esperaba de mí, así que quise complacerla; al final ella es la única que ha aceptado cada cosa de mi y no se queja de nada.

—Debiste ver su cara. Hasta el último momento ella pensó que te tenía en sus manos y que eras incapaz de elegir a alguien que no fuera ella — rio malévola, y reí. Está mujer es maldad pura, pero es muy linda.

—Jamás había conocido a una mujer tan loca como tú, pero me gusta eso de ti. ¿Por qué no disfrutamos un poco más por nuestra unión?

—Sí, Caden— no esperé a que lo dijera, y me subí sobre ella. Llevé mi mano a su mejilla y fue cuando vi la sangre de Noah en sus mejilla. Mis manos estaban llenas de sangre, y ni cuenta me había dado. Tiré el cuchillo al suelo y la encaré, llevando mi mano a su boca. Ella lamió mis dedos y sonrió—. Es muy amarga.

—Tú sí sabes mucho— reí—. Te daré una más dulce, pero debes tragarla completa, ¿De acuerdo?— la besé.

—Sí, todo lo que venga de ti lo quiero— esa es la diferencia entre Noah y ella; no hay comparación alguna, no la hay.  

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