—¿Qué hice mal? —preguntó acongojada An Xiaxia.
Con el ceño fruncido, Sheng Yize utilizó un bolígrafo rojo para destacar varias partes.
—Ey, hasta copiaste mal la fórmula. ¿¡Ni siquiera estabas escuchando!?
An Xiaxia se asustó por su tono gruñón, pero, de igual forma, tomó el cuaderno y revisó. De verdad la había copiado mal... Ja... Le daba sueño con facilidad durante las clases de la tarde. Ya se había superado a sí misma al mantenerse despierta tanto tiempo.
—Entonces lo cambiaré. ¿Es necesario que seas tan malo? —hizo un puchero.
Después de decir esto, tomó su bolígrafo y comenzó a hacer cambios. Sheng Yize quería decir algo más, pero cuando la vio usando su mano derecha para escribir mientras su mano izquierda, la que está lesionada, sostenía con torpeza el cuaderno, de pronto no pudo animarse a seguir enojado con ella.
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