El jefe de departamento quería reprender a la doctora de turno por su falta de ética en el trabajo, y quería recompensarme por mi excelente labor. Es más estaba bastante dispuesto a escribir una carta de recomendación para que empezará a estudiar la carrera de medicina, con especialización en su área.
Le dije que debía comentarlo con Hércules, ya que eso afectaba el futuro de ambos.
Me dirigí hacia el hotel, cruce las puertas de cristal y los ojos de color ámbar me miraron, no por primera vez, sino como que me reconocía.
Él sonríe y alarga su mano para rozar con las yemas de los dedos, mi mejilla derecha.
Le golpeé con el dorso de la mía y los ojos se me contrajeron en unos ojos felinos. Y al parecer el color de mis iris empezaron a cambiar.
Él estaba un poco decepcionado por el trato de mi parte.
-- Parece que te has olvidado de nuestro tiempo juntos-- y parecía triste, pero no me deje engañar, detrás de esa fachada se escondía un monstruo.
-- Aléjate de mí-- retrocedí un poco para dar más distancia entre nosotros--. Nunca te perdonaré lo que has hecho-- le mostré dos colmillos blancos y afilados que se escapaban por las comisuras de la boca.
-- Vendrás a mí tarde o temprano-- sonríe al estar seguro por el resultado final.
-- Aléjate de ella-- Hércules lo tira del cuello de la camisa y lo aleja de mí.