Sin embargo, su plan estaba muerto antes de que ella pudiera comenzar a lavarle el cerebro a la abuela.
—Ay, nuestro pobre hijo es cualquier cosa menos inteligente. ¡Incluso sacrificó su propia córnea por una mujer la última vez! ¡Ahora que tú lo cuidas, ya no estoy preocupada! —La abuela acarició el dorso de la mano de Wen He con su mano delgada y frágil—. Él podría haber perdido la vista, pero aún puede vivir como una persona normal. Ten la seguridad de que nuestra familia hará que valga la pena.
«¿Cómo? Perder una córnea. ¿No puede ver con uno de sus ojos? ¡Dios Bendito! ¿Esta es la razón por la que no puede volver?».
Wen He se volvió de inmediato para mirar a Huo Chen, quien parecía tranquilo y absolutamente normal, nunca había mencionado nada sobre esto en todo este tiempo.
—¿Wen He?
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