—Es cierto, Presidente Balbo. Elin realmente tuvo éxito. ¡Venga a echar un vistazo rápidamente!
El farmacéutico de mediana edad había llegado jadeando por la carrera. Había dicho mucho, pero todavía no había recuperado el aliento.
—¡Vamos, vamos a echar un vistazo!
Cuando Balbo abrió la puerta, su delgada mano derecha ya temblaba. Esa noticia era demasiado impactante. Durante cientos de años, nadie pudo preparar la Poción Catalítica. Finalmente, vio la luz de nuevo en el Gremio de Farmacéuticos. Además, la persona que había resuelto este difícil problema era su único discípulo. ¿Cómo podría Balbo no estar emocionado?
—¿Es verdad?
Los ojos de Andoine se iluminaron cuando lo escuchó. Su expresión estaba más excitada que la de Balbo. Colocó la caja de jade sobre la mesa y se fue con Balbo sin despedirse.
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