Bajo el Hechizo de Histeria, el Rey Lobo estaba completamente fuera de control.
En ese momento, se parecía a una pálida ráfaga de relámpagos que provocaba un viento fétido y una lluvia de sangre entre la manada de lobos aterrorizados. Los Lobos Sangrientos de Tres Ojos se convirtieron en trozos de carne esparcidos en un mar de sangre. La matanza salvaje continuó, convirtiendo la selva tranquila y pacífica en el terreno aterrador de una matanza despiadada.
Frente a su rey furioso, ningún lobo se atrevió a oponerse. El movimiento del rayo gris dejaba relámpagos de sangre. Entre su pelaje claro había manchas de sangre roja y carne y en su ojo había locura y sed de sangre.
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