Notó que Leroy miraba a la ventana y luego hacia la chimenea, antes de fijarse en ella. Aunque la mucama fue asignada por Silas, no parecía que ese fuera el caso del hombre. El guardia trabajaba directamente para el Señor, siguiendo sus órdenes, una de las cuales era mantener a Cati vigilada. Al hacer la inspección correspondiente, dejó a la mucama sola con Cati.
—El Señor Norman y la Señora Ester me pidieron que le informe que habrá un baile mañana en la noche. Tendrá que quedarse aquí, pues su presencia no será requerida —dijo la mucama mientras Cati comía.
—¿Un baile? ¿Qué clase de baile?
—Lo usual: las élites se reúnen con los humanos, los vampiros del concejo, y los Señores. Todo…
—¿Señores? —interrumpió Cati.
—Sí, Señores, señorita. Son una gran parte de la clase alta, ¿no? —preguntó confundida.
—Así es —dijo Cati con una esperanza renovada—. Lo lamento. Olvidé que los Señores pertenecen a la clase alta.
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