Capítulo 29: Ahora estamos a mano

¿Qué desencadenó este cambio?

Mubai finalmente entendió el reporte anterior de Chang An.

Chang An mencionó el cambio en Xinghe, específicamente, su mirada inquebrantable, que era difícil de ignorar.

Mubai lo ignoró en aquel entonces, pero ahora, él había entendido lo que quiso decir.

Sus ojos expresaban una gran confianza interior y compostura.

No era algo que se podía fingir, era algo como un instinto natural.

Simultáneamente, él vio algo de él mismo reflejado dentro de ella.

Mubai no podía entender lo que había inducido a este cambio repentino.

A pesar de todo, significaba que él la veía bajo una perspectiva distinta y la trataba diferente.

—Esto es lo que se supone que te toca por nuestro divorcio. Personalmente, te lo traje porque creo que es el respeto que te mereces. Por favor, acéptalo.

Mubai sacó un cheque y se lo ofreció a ella respetuosamente. No había un fragmento de superioridad en su acción.

Xinghe, sin embargo, ni siquiera vio el cheque ofrecido cuando respondió: —Gracias, pero no lo necesito.

Mubai dijo con una ceja alzada: —Lo necesites o no, es asunto tuyo, pero presentarlo o no, es cosa mía. Te debo esta cantidad. Tómalo o nunca estaremos a mano.

En otras palabras, el seguiría acosándola si ella no aceptaba.

La vieja Xinghe no lo soportaría, mucho menos la nueva Xinghe.

Para su satisfacción, Xinghe aceptó su cheque. Antes que él pudiera ofrecerle una sonrisa, ¡Xinghe destrozó el cheque en pedazos!

Todo el mundo estaba sorprendido.

¡Ella lo destrozó sin pestañear!

Incluso Tianxin se lamentó por el dinero. La tonta de Xinghe sacrificó la vida de su tío por el bien de su orgullo; ¡qué tonta!

Xinghe arrojó las piezas trituradas en un cubo de basura cercano.

—Ahora estamos a mano —dijo Xinghe tranquilamente.

Había ira en los ojos de Mubai, pero su expresión se mantuvo moderada. Para ser honesto, estaba bastante enojado por las acciones de Xinghe.

Su buena educación le impidió estallar.

—Bien.

Dejó la escena después de decir esa única palabra.

Tianxin y Chang An se apresuraron a seguirlo. Tianxin estaba eufórica, notando los pasos enérgicos e ida de Mubai.

Las insensibilidades de Xinghe la habían cansado. Ella realmente había hecho enojar a Mubai.

Xinghe era tonta como lo era antes, fácilmente se enojaba con palabras en broma. Así fue como ella ahuyentó a Xinghe en primer lugar. Dijo algunas pocas palabras e hizo algunas cosas por aquí y allá, y la estúpida de Xinghe obedientemente, cayó en su trampa.

A pesar que Tianxin sentía desde el fondo de su corazón que la familia Xi no valía ni su tiempo ni su atención, no podía dejarlo ir tan fácilmente, especialmente después de la reprimida que Xia Zhi le había dado. ¡Esa era su hora de venganza!

Después que Mubai entró al elevador, ella se mantuvo afuera. Dijo: —Mubai, ¿me puedes esperar en el vestíbulo? No tengo corazón para dejar a Xinghe indefensa así, volveré en un momento.

Antes de que Mubai pudiera responder, ella se giró y se regresó.

Parecía que le molestaba su conciencia.

Definitivamente le molestaba, pero no era su conciencia.

Cuando vieron a Tianxin regresar, ambos, Xinghe y Xia Zhi, fruncieron el ceño infelizmente. ¿Ya su asunto no había terminado? ¿Por qué ella regresó?

—Xia Xinghe, esto es para ti —dijo Tianxin de manera condescendiente, mientras colocaba una tarjeta de crédito en las manos de Xinghe.

—La contraseña está pegada en la parte posterior de la tarjeta. Hay 500.000 Renminbi en ella. Considéralo como un obsequio de mi parte. Sé que no quieres mi dinero, pero, ¿puedes darte el lujo de rechazarlo? Sólo échate un vistazo a ti misma.