—¿Qué? —Nian Xiaomu no lo escuchó claramente y le preguntó en un tono perplejo. Él parecía estar murmurando para sí mismo mientras hablaba en voz baja.
Al segundo siguiente, Nian Xiaomu de repente recordó que él podría no conocerla. Abrió la boca, se presentó apresuradamente y dijo: —Mi nombre es Nian Xiaomu. Por cierto, no he querido entrometerme, sólo me preocupa porque no sería bueno que no se cambie los pantalones y que otros vean esto.
—¿...Nian Xiaomu?
Fan Yu se quedó atónito por las palabras en el momento en que escuchó ese nombre.
La mirada gratamente sorprendida en su rostro se volvió compleja de repente.
Poco a poco, el rayo de luz en sus ojos marrón oscuro se atenuó.
Justo cuando estaba a punto de hacer una pregunta, una voz rugió desde la distancia: —¡Suéltala!
Antes de que Fan Yu tuviera tiempo de levantar la cabeza, una gran figura ya se había acercado a ellos dos.
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