Ji Ning se quedó allí en el aire, al mando de las corrientes de su Rionocturno. De repente, su cara cambió: vio que los picos de las montañas comenzaban a levitar en el aire en todas direcciones. Un total de nueve picos de montaña levitaron, cada uno cubierto de runas rojas colosales y ardientes. Las pupilas de Ning se contrajeron mientras las miraba.
—Usan los picos de las montañas como cimientos de formación. Refinan montañas enteras hasta volverlas tesoros mágicos, ¿y luego los unen en una formación?
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