Sus ojos se encontraron, sus puños chocaron entre sí, y un enorme estruendo resonó entre los dos. Resonó en los Cielos, silenciando al mundo entero. Un fuerte viento se levantó, y las montañas cercanas se sacudieron violentamente.
El temblor causó que se abrieran grietas en el suelo. La jalea de carne volvió a su estado normal, y, viendo que Meng Hao se había despertado, se retiró rápidamente.
Han Qinglei fue golpeado por un enorme culatazo, empujándolo hacia atrás. El aire se hizo pedazos mientras una sucesión de nueve estallidos resonaron antes de que Han Qinglei finalmente se detuviera, su cara estaba pálida, sangre brotando de las esquinas de su boca.
Meng Hao también fue empujado; ahora flotaba en el aire, su cara ligeramente enrojecida ¡Pero sus ojos estaban tan agudos y penetrantes como siempre!
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