—Tú…
Al oír las palabras de Yi Yun, Jian Wushuang, que ya estaba herido, casi volvió a escupir escupió sangre por esa provocación.
—Será mejor que uses tu nombre original. Ya no puedes usar tu título.
Esa frase resonaba en su cabeza. Nunca se había sentido tan humillado en su vida.
Había inventado ese título para burlarse de Yi Yun, pero quién hubiera sabido que se convertiría en un chiste tras ser derrotado con un solo ataque de su sable.
Él no era el único atónito, sino los guerreros que miraban tampoco sabían qué decir.
Jiang Yidao era demasiado arrogante.
Muchos sentían la tentación de correr hacia él y darle una paliza.
Pero… ¿cómo podrían vencerlo?
Además, aunque era tan prepotente, lo que decía era verdad. Ya fuera su título o lo que le dijo a Jian Wushuang, nadie podía refutarlo.
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