—No dejes que se esparza la noticia. Asegúrate de que nadie se entere.
Encuentra la oportunidad y deshazte del niño —ordenó el alcalde Song en voz baja.
—Sí señor, entiendo —contestó con cuidado el guardia antes de colgar.
Al haber dedicado la mayor parte de su vida a la política, el alcalde Song era un hombre muy meticuloso. Ya había puesto los ojos en la prisión cuando encarcelaron a Qin Chu.
El guardia con el que hablaba lo quería ayudar, estar de su lado y que lo promuevan. Francamente era un arreglo en el que ambas partes se beneficiaban, cada uno conseguía lo que quería.
Si las noticias acerca del embarazo de Huo Mian salían a la luz, quizá la liberaran por cuidado materno, pero definitivamente no la ejecutarían.
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