Durante sus 24 años de vida, Huo Mian nunca había visto un océano tan bello e irreal como este. El agua era tan clara que se podía ver el fondo, los peces nadaban cerca de la superficie, no temían a los humanos para nada. El cielo era de un azul deslumbrante, parecía como si un pintor accidentalmente hubiera derramado su paleta.
Las nubes flotaban en el cielo, como un algodón de azúcar esponjoso. Esta escena era difícil de imaginar a menos que uno estuviera allí para verlo. Inclusive durante la puesta de sol, todo era hipnotizante. El equipo de fotografía y los guardaespaldas detrás de ellos tomaron sus teléfonos para fotografiar el paisaje.
Zhixin también lo hizo, luego de tomar lo que parecían un millón de fotos, le gritó a Huo Mian: —¡Hermana no te muevas! Te voy a tomar una foto.
Huo Mian se volteó y le sonrió levemente. Zhixin tomó la foto y la observó, pensado que su hermana se veía hermosa.
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