Huo Mian insertó aún más la aguja, y la misma inmediatamente penetró la piel del cuello del hombre. En un instante, su cuerpo se sintió adormecido.
—¿Qué me está sucediendo?
—¿Tu cuerpo si siente entumecido y no sientes la lengua? —preguntó gentilmente Huo Mian.
El hombre asintió repetidas veces.
—Debí haber olvidado de mencionarlo, pero trabajo en un hospital y tengo acceso a varios tipos de drogas. Una mujer debe saber cómo protegerse a sí misma así que siempre cargo conmigo venenos letales. La aguja contenía un nuevo tipo de veneno desarrollado por mi hospital, lo que significa que morirás dentro de una hora sin el antídoto.
—Perra maldita, deja ir a nuestro jefe —dijeron ansiosos los demás hombres, sus rostros llenos de preocupación.
—El veneno incluso le impide hablar. Si quieren que muera rápidamente, no me dejen ir.
Los subordinados se quedaron en silencio, sin saber qué hacer.
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