—No. Al principio quise hacer eso. Pero repentinamente, he cambiado de opinión. Si me odias tanto, no me divorciaré. No solo eso, viviré con Qin Chu por el resto de mi vida, debajo de tus narices. No podrás deshacerte de mí y vivirás el resto de tu vida en agonía. Creo que eso sería lo mejor para alguien como tú.
—¿Qué dijiste?
Las pupilas de la Señora Qin se dilataron, incrédula, luego de oír lo que Huo Mian dijo. Ella estaba estupefacta al ver que alguien tan aparentemente débil como Huo Mian podía decir cosas tan malvadas. Para la Señora Qin, Huo Mian era una mujer horrible y malvada. Habían cruzado caminos un par de veces hace siete años, pero Huo Mian nunca antes había dicho algo así.
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