Qin Chu miró lentamente la citación judicial sin decir una palabra...
—No te estoy diciendo esto porque estoy en una situación difícil y necesito tú ayuda. Pensé que lo que dijiste la última vez era correcto. Estamos casados, por lo que deberíamos ser siempre honestos uno con el otro. Como mi marido, creo que mereces saber que me están demandando—explicó Huo Mian sonriendo con indiferencia.
—Hiciste lo correcto —respondió Qin Chu y la miró fijamente a los ojos, sus ojos se llenos de calidez.
—¿Eh?
Huo Mian estaba confundida por sus palabras.
—Deberías seguir comportándote así en el futuro, avisándome de inmediato si algo te sucede.
—Está bien, lo entiendo —dijo Huo Mian asintiendo.
—No te preocupes por esto, lo manejaré, vamos a cenar —dijo Qin Chu. La expresión de su cara era relajada; ignoró la orden de la corte y le sirvió a Huo Mian un tazón de sopa de melón de invierno.
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